viernes, 28 de diciembre de 2012

SENSIBILIDAD

 Entrada escrita el día 9/09/2010. Un mal día...


Cierro los ojos y aquí estás. Dándome ese abrazo que tanto necesito ahora. Secando mis lágrimas y pidiéndome que me tranquilize, diciendo que todo va a ir bien, que es sólo un mal día y que mañana será mejor. Abro los ojos y tu presencia ha desaparecido. Me queda tu olor impregnando las sábanas. Tiemblo. Siento frío, frío y miedo. Hoy te has enfadado conmigo, y de verdad, no soy capaz de entender el motivo. En estos momentos las lágrimas no me dejan pensar con claridad. Sólo quiero abrazarte, sentir tu piel, tu dulce voz tranquilizadora en mi oído. Pero no tengo lo que quiero. Seguramente ahora estarás por ahí, enfadado conmigo, pensando que soy una borde, cuando en realidad sólo soy una tonta sensible que ha llevado un mal día y que no ha sabido expresarlo. Quiero dejar de llorar y no puedo, quiero dejar de temblar y no sé como hacerlo, quiero... te quiero a tí.

LA NECESIDAD DE ESCRIBIR

 Una rallada mas... escrita el día 9/09/2010. Hablo un poco de como soy yo...


   Cuando la tristeza oprime mi corazón, las letras salen por mis dedos. Dedos temblorosos, que ansían escribir palabras para librar al nombrado órgano de lo que le oprime. Las palabras fluyen sólas, metáforas sobre la soledad, el amor o la amistad salen sin que yo sea plenamente consciente de ello. Junto con cada lágrima, una nueva frase llena de sentimiento acude al texto sin ser llamada. La necesidad de escribir, de expresar lo que siento, hace que casi cada día, relate en el blog lo que pasa por mi mente, por mi corazón. Sé que esta entrada no es muy coherente. Soy consciente de que no soy capaz de reflejar lo que pasa por mi mente, pero la necesidad de no guardarme las cosas me obliga a seguir escribiendo. Ese es uno de mis defectos, que necesito decir en voz alta lo que pienso, lo que siento. Si me importas de verdad, lo haré. En muchas ocasiones meteré la pata y es posible que te enfades conmigo pero ten por seguro que si lo hago, es porque me importas de verdad. No lo hago con todo el mundo, a menudo si la opinión que tengo es contraria a la tuya, callaré y escucharé, no obstante no seré capaz de expresar lo que pasa por mi cabeza. Por eso, si te llevo la contraria, si te miro mal por un comentario que has hecho o te pido disculpas antes de empezar a hablar es porque me importas mucho.

martes, 18 de diciembre de 2012

SIEMPRE HAY ALGO MAS

   Si no escribo hoy... no duermo. Soy consciente de que es posible que escribir tampoco me ayude a conciliar el sueño, pero tengo que intentarlo.

   ¿Por dónde empiezo? ¡Uy! Esa pregunta la he leído hoy y ha venido acompañada de un relato emocionante, con tragedia, lucha, amor y esperanza. No voy a entrar a valorarlo ya que lo haría de una manera poco, o nada, objetiva. Cuesta ser sincera, pero es así. Me gustaría decir que conocer la historia ha aclarado las dudas que tenía ayer, pero no ha sido así.. no del todo. Si en gran medida, cosa que es de agradecer. Ahora, una vez que las dudas que se pueden resolver ya está resultas, toca hacer balance. Poner en un lado lo que dice la lógica y en el otro extremo lo que siente. Estoy segura que hay un término medio y espero encontrarlo.

   Esto es como la cocina. Cuando no sabes cocinar, coges una receta, y como sea un poco complicada la dejas a un lado y haces algo mas sencillo. Eso sí, la sigues al pie de la letra. Conforme vas cogiendo práctica, te atreves con recetas mas complicadas, también vas cogiendo tu forma de hacerlas, tus pequeñas "manías". Pero siempre hay un punto en el que coges una hoja, la lees, respiras hondo y tienes que decidir si la haces o no. Has hecho algo similar otras veces, sabes que si te sale bien puede ser algo espectacular pero tienes miedo de no disponer de los conocimientos y paciencia necesarios para que salga algo rico de esas letras. Es justo en ese punto donde estoy yo. No con la cocina, sino con las relaciones personales.

   Cuando era una niña hablaba con todo el mundo. Recuerdo con ternura un día en el que le pregunté a todos los hombres de un bar que frecuentaba mi padre si se llamaban Pepe. Encontré a un señor que se llamaba así. Era muy confiada. Poco a poco empecé a ser mas tímida. Y ahora estoy ante una situación en la que no sé como actuar. Tengo claro que merecerá la pena si consigo esa amistad pero también veo los obstáculos que me impiden acceder a ella. Sólo tengo que decidir si me arriesgo, pongo toda la carne en el asador y lucho por conseguirla o pongo barreras para evitar hacerme daño. El daño es inevitable y no le tengo miedo, ya he tenido varias decepciones y sé que se superan. Pero no sé si dejar en este punto que todavía no ha comenzado, lo que puede ser una bonita y duradera historia o bajarme del tren y esperar al siguiente. No sé para que pienso tanto, si al fin y al cabo, el destino es el que tiene la última palabra y aunque yo diga "no" si el destino dice "si" va a ser lo que él mande.

   Ale, ya estoy mejor. He conseguido escribir lo que quería, así que ahora me voy a meter en la cama y voy a soñar algo rápido antes de que suene el despertador. Pero antes, una pregunta para el lector... ¿Cómo haces la tortilla de patata?

lunes, 17 de diciembre de 2012

SEMANA RARA NO... LO SIGUIENTE

   Respondiendo a una pregunta no realizada... No, no necesito un abrazo. Necesito respuestas a preguntas que no quiero formular, necesito las respuestas que no deseo escuchar. Necesito estar como lo estaba hace un tiempo... Pero como todo eso no lo voy a tener, relataré mi semana, que finalizará en menos de media hora. Ha sido una semana rara, muy rara, demasiado para mi gusto. Me han pasado cosas que nunca me habían pasado. He sentido cosas que prefiriría no haber sentido.

   Lunes: Corriendo al colegio y "doña precisa" hace que mis hormonas se revolucionen. Tengo ganas de llorar, con una llamada de una clienta, las lágrimas corren por mis mejillas. Llevo mas de ocho años en el trabajo y hacía mucho que no me pasaba eso. Estoy enfadada triste a la vez. Sólo tengo ganas de irme a la cama para no salir hasta el día siguiente. Por la tarde hay cumpleaños y le pido al papá de los peques que le lleve al menor al cumpleaños. Me equivoco en la hora y como él tampoco está bien al rato les tengo en casa. Paso la tarde como puedo mientras la agujetas hacen acto de presencia para recordarme la caminata del día anterior. Se me ha olvidado comentar, que de camino al coche, por la mañana, una señora mayor critica un coche, según ella mal estacionado. Indignada le digo que está bien aparcado, lo que pasa es que ella quiere pasar por un sitio por donde no hay paso de cebra y mi coche le molesta. Acaba la noche con una hora de animada charla.

   Miércoles: Mi día de la semana libre se ve cambiado por una tarde de llevar al mayor a catequesis.

   Jueves: La bronca del siglo. Las agujetas no se han ido y cuando pido una tarde para mí estalla la guerra mundial. Recriminaciones por aquí, reproches por allá y el sentimiento de que la vida es injusta conmigo. Siento que de buena soy tonta y quiero dejar de serlo. No sé como, pero necesito romper con todo eso. Necesito el divorcio para, de alguna manera, ser libre. A día de hoy no sé a ciencia cierta las condiciones de dicho acuerdo y la incertidumbre me supera. Tarde de lloros y de nuevo, al caer la noche, una hora de animada charla. Hoy lo necesitaba mas que nunca... o eso pensaba el jueves...

   Viernes: Todavía con el enfado del día anterior recibo una llamada. Una señora me dice que mi ex ha perdido el teléfono justo en el momento en el que iba a saludar a una amiga. Horas después le daba una alegría a la persona que me había hecho llorar tanto el día anterior.

   Sábado: Viaje relámpago a Olite, pueblo navarro con un castillo precioso. Reencuentro con la familia, presento a los pequeños a sus familiares, que son los míos. El día transcurre como era de esperar, lleno de recuerdos. Visita a un castillo que me habría gustado ver sola, sin tener que vigilar a dos pequeños. Muchas emociones, mi tía es clavada a mi padre. De vuelta a Zaragoza me siento feliz, muy contenta porque los pequeños se lo han  pasado en grande, mi prima me envía un mensaje cariñoso. La quiero un montón. Lástima no haber podido hablar mas. Varias horas de animada charla y cuando las doce de la noche ya han pasado hace rato en el relog, una noticia inesperada. Mi cabeza se bloquea, mis pensamientos van a mil por hora, donde antes no había preguntas ni respuestas ahora hay preguntas sin respuestas. Es mejor dejar el tema ahí y continuar con la animada conversación.

   Domingo: La almohada no me ha resuelto ninguna duda. El tema sigue estando ahí. Tal vez a lo largo del día encuentre las respuestas a esas preguntas que me da miedo formular, que me da miedo siquiera pensarlas. Aún hay que romper una barrera. Tal vez esa barrera sea lo suficientemente fuerte y no necesite las respuestas porque realmente me den igual. Me lavo el pelo y poco antes de salir de casa una noticia, está lloviendo. He organizado una quedada y pienso que nadie va a venir. Estoy enfadada, muy enfadada. El regalo del amigo invisible que encontré el sábado, un bonito paraguas, evita que lleguemos empapados al punto donde he quedado con la gente que no sé si va a venir. Vienen la gran mayoría. Estoy feliz por la respuesta de la gente y lo que me temía se confirma. La barrera se rompe y sí, necesito respuestas. No me dan igual. Por mas que quiera la situación no me resulta indiferente. No siento lo que quiero sentir, sino lo que siento sin querer.

   Y aquí estoy, con mi blog, escribiendo con puntos y aparte una entrada que sólo va poder entender una persona aunque la pueda leer cualquiera. El jueves no necesitaba una animada charla, hoy sí. Voy a encender el móvil, y a esperar que alguien me de las buenas noches. No espero recibir respuestas, realmente sé que la semana va a acabar siendo como empezó... una semana rara... muy rara. 

   Nota a las 00:47: Odio tener razón.

  


martes, 11 de diciembre de 2012

UNA FAMILIA

     Bueno, ya va siendo hora de relatar un hecho que ha marcado mi vida. En esta ocasión es algo muy positivo y quiero compartirlo. Hace un mes, mas o menos, recibí una llamada que me amargó la tarde. Era mi padre y aunque normalmente no me afectan sus llamadas, aquel día me dolió escuchar lo que dijo cuando se supone que había finalizado la llamada. Encendí el ordenador con la firme intención de escribir quien era esa persona que un día puso la semillita gracias a la cual estoy aquí. Recordé una solicitud de amistad que tenía y decidí intentar averiguar quien era. El resto de la historia ya te la conoces, Sonia. ¡Era mi prima! A la que hacía mas de diez años que no veía. En unas horas nos pusimos al día. Apenas nos habíamos visto de pequeñas debido a la distancia, ya que ella vive en una ciudad diferente a la mía... en mi ciudad. Recuerdo ese día con gran emoción. Por un lado, estaba muy feliz de que se hubiera puesto en contacto conmigo. Por el otro, aún tenía dolor en el corazón debido a la llamada que había recibido. Decidí contarle todo. Le hablé de mi infancia, del dolor que sufrí, de lo  injusta que fue la vida conmigo en aquella época. Lo siento Sonia, sé que te hice llorar, fui egoísta al contarte todo sin pensar en como te ibas a sentir. Sé que me entiendes y comprendes y desde aquí, mi pequeño espacio personal, te quiero dar las gracias.
     Los días que vinieron después fueron increíbles, hablábamos cuando podíamos y las risas iban seguidas de las lágrimas y al revés. Era increíble hablar con ella. Formaba parte de mi familia, de mis raíces. La casualidad nos hizo coincidir un fin de semana y decidimos vernos. No me lo podía creer, tenía fecha nuestro encuentro. Estaba super feliz. Tenía muchas ganas de que llegara el día para abrazarte. Mirarte a los ojos y recordar cada momento vivido a tu lado. Ambas no recordábamos mucho la una de la otra, éramos unas niñas. Parecía que no iba a llegar nunca el viernes y cuando el despertador sonó a las cinco de la mañana me levanté con una sonrisa... un cuarto de hora después. En el autobús me iba imaginando, una vez mas, como sería nuestro primer abrazo. Durante el camino acabé una breve carta, wasapee con amigas, y miré el reloj... no sé... no sabría calcular las veces... jejje. Parecía que no iba a llegar nunca la hora en la que viera mi ciudad por la ventanilla donde estaba sentada. Finalmente llegué. ¡¡Uuuuf!! Describir con palabras las emociones me resulta en esta ocasión complicado. Estaba en Bilbao, la ciudad que me vio nacer. Felicidad, emoción, sensación de estar en un sitio extraño... al principio estuve muy callada. Sentía nervios y a la vez muchas ganas de hablar contigo, de que me contaras cosas...
     Conforme fue pasando el tiempo y me llevaste a conocer un poco los alrededores me fui relajando. La conversación era muy fluida. Eres la mejor anfitriona. Hubo varios momentos de tristeza, de ver fotos, de nostalgia, de deseos que nunca se cumplirán... Fue increíble recordar tantos momentos vividos en la orilla de la ría. Ver el mar fue para mí... relajarme del todo. El sonido, la compañía... sentí como las lágrimas se secaban y daban paso a la sonrisa. Era feliz, muy feliz, estaba justo donde quería estar y con quien quería estar. Respiré el aire puro mientras perdía la vista en el infinito. Recordé que la semana anterior a mi visita había hablado con tu madre, mi tía. Volví a  hablar con ella y con una tía común, tuya y mía. No se creía que estuviera allí, a tan sólo unos kilómetros de distancia. En cuestión de horas, el reencuentro con ella. El sentir que era parte de la familia fue increíble. Había muchas cosas que contar y lo hice sin nombrar la palabra que tú y yo sabemos. No fue necesario, nuestra tía entendió muchas cosas, lo leí en su mirada.
     Un rato después, en el autobús, sentía infinita tristeza. Hacía años que no se me pasaba el día tan rápido. No podía estar mas agusto con todos vosotros. Intentaba recordar cada momento, cada sentimiento vivido intensamente. Tengo ganas de volver a verte, Sonia, de abrazarte como aquel día, de darte las gracias por devolverme lo que perdí hace años. UNA FAMILIA.

domingo, 18 de noviembre de 2012

PREGUNTAS SIN RESPUESTA Y VICEVERSA

     Piensa. En alguien que desapareció de tu vida sin despedirse. Me da igual amigo, familiar o conocido. ¿Cuántas preguntas se quedaron sin respuesta? Seguro que algo quisiste saber de esa persona pero al irse sin avisar no pudiste preguntarle. Hablamos de una persona fallecida, de alguien que ha desparecido y nadie sabe donde está o de esa persona que veías a menudo en el puesto de trabajo o en la panadería y de la que ya no sabes nada. También nos podemos referir a una pareja que nos dejó sin explicaciones y con la que no ha sido posible volver a hablar. Da igual la circunstancia y la persona. En esta ocasión me interesan esas preguntas que nunca le hicimos. Tal vez, a lo largo de la vida, puedas volver a ver a esa persona y resolver tus dudas... o tal vez no.
     Yo tengo muchas preguntas sin respuesta. Principalmente hacia mis dos progenitores. Hace unos días vi fotos de mi madre. En algunas me pareció feliz, en otras vi su mirada triste. Ahí tengo una pregunta sin respuesta. ¿Realmente estaba triste? ¿Fue feliz con mi padre? ¿A ella le hizo lo mismo que a mí? Y así podría seguir haciendo preguntas sabiendo que nunca voy a recibir la respuesta, aunque en el fondo las conozca todas.
     Hoy también quiero hablar de las respuestas que recibimos sin formular pregunta alguna. Hace un mes, aproximadamente, respondí a una prima a preguntas que ni se había planteado. El recuerdo que tenía de cuando nos veíamos de niñas era de una pequeña con la mirada triste. En ningún momento me preguntó el porqué de esa mirada, pero yo le conté todo aquello que nadie de mi familia sabe y que considero deben saber. Ahí tenemos una respuesta sin pregunta previa.
     Seguro que si tú, querido lector o lectora piensas, tienes muchas respuestas a preguntas que no te habías planteado. En otras ocasiones tenemos mil y una preguntas que hacerle a alguien y conforme pasa el tiempo las respuestas ya no nos interesa. Bien porque ya conocemos la contestación o bien porque el dolor que nos hacía tener esas dudas ya no existe.
     Creo que hay una pregunta que siempre tiene difícil respuesta porque sea la que sea no nos va a convencer nunca."¿Por qué?" En un problema matemático dos y dos son cuatro porque si cogemos dos cosas y después otras dos, la suma nos da dicho número. Pero la vida no es un problema matemático, no es tan sencilla y a una misma pregunta hay tantas respuestas como personas la respondan.
     Me gustaría saber que me depara el destino, conocer si los pasos que quiero dar son correctos y si voy a vivir el tiempo suficiente para conseguir lo que quiero. Por otro lado, prefiero no tener las respuestas, quiero que la vida me sorprenda, porque dudo que fuera mas feliz al tener toda esa información. Incluso las preguntas que le haría a mis padres... sé que lo mejor es que se queden donde están. El motivo principal es porque no tienen respuesta y si algún día las recibo el dolor va a ser peor que la incertidumbre. Intento avanzar con la información básica, sabiendo quien soy y haciendo lo que quiero hacer. Lo que no conozco es porque no debo conocerlo. La mayoría de preguntas son sobre el pasado, ese que nunca vuelve y al que no puedes acudir para corroborar si te han dicho la verdad. Llegados a este punto, si no quiero saber mas de mi pasado ni deseo conocer el futuro... dejaré de hacerme preguntas para vivir el presente.
     Antes de finalizar una última pregunta... bueno dos. ¿Te ha gustado la entrada? ¿Te ha hecho reflexionar? Tanto si es así como sino, te animo a pulsar la opción correspondiente y a dejar tu comentario. No me digas quien eres si no quieres, contestaré a tu comentario dándote las gracias por leer una nueva rallada.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Sin título.

     En días como este es difícil encender el ordenador y abrir una página en blanco del blog. Pero es tan difícil como necesario. Hace justo 20 años intentaba asimilar la noticia recibida por la mañana. Mi madre se había ido. Para siempre. Para enseñarme a distancia lo que no me había podido enseñar en la cercanía. De nuevo, siento ese dolor físico. Ese bloqueo que me impedía hacer cualquier cosa que no fuera estar sentada en la cama mirando al infinito. Recuerdo que pensaba que tenía que recoger mi habitación, como siempre, y que no podía. En esta ocasión no era que no quisiera, sino que no era capaz de levantarme de la cama. Mi cuerpo estaba allí, en la desordenada habitación pero mi mente en el hospital cercano donde luchabas por mantenerte con vida. Tras un paro cardíaco los médicos consiguieron reanimarte. Con el segundo no pudieron.
     Una vecina recibió la llamada del hospital y no fue capaz de darme la noticia. Simplemente me dijo que teníamos que ir. Nada mas. Y allí, la amable chica de recepción lo confirmo con una frase... "¿Pero... no os han dicho por teléfono que ha fallecido?. "
     Hoy es uno de esos días en los que no puedo estar en silencio. Ahora el sonido del teclado y la lavadora hacen que la casa no parezca tan grande. La casa en la que teníamos que haber vivido felices juntas. Tengo una lucha interna que no se muy bien como resolver. Odio acia esa persona que te maltrató y bajo mi punto de vista, te dejó morir. Ganas de que todo el mundo sepa la clase de persona que es y a la vez miedo de que le pase algo el día que ponga las cartas sobre la mesa.
     Sé que tengo que relatar lo sucedido, necesito ver escrito todo el dolor y el rencor acumulado. Solo así seré capaz de pasar página. Le dejaré las ojas mojadas de lágrimas a quien quiera saber de mí y llegado el momento contaré a viva voz lo que diga la letra temblorosa. No quiero olvidarte con ello, simplemente quiero cerrar la puerta al pasado, a mi pasado mas triste. Tu no eres mi pasado, eres mi presente ya que te siento viva en mi corazón. Lo siento, tengo pocos recuerdos tuyos. Supongo que todo el dolor me impide recordar los buenos momentos que vivimos tú y yo. Espero que al escribir lo que necesito contar mi mente deje via libre para los recuerdos mas bonitos. Pero eso no lo sabré hasta que no lo haga. Por hoy dejo aqui la entrada.

jueves, 25 de octubre de 2012

FIN DE LA BÚSQUEDA

     Hola:

     ¿Dónde estás? ¿Dónde te escondes? ¿Por qué no logro encontrarte? Tal vez sea porque realmente no te necesito. Ayer hablaba de esto con alguien. Él me hablaba de la necesidad, por ejemplo de un abrazo. Y yo le decía que si cuando lo necesitas no lo tienes es porque igual realmente no lo necesitas. Pido disculpas por lo repetitivo de la frase, pero creo que me habéis entendido.
     Hay veces que nos empeñamos en algo. Lo queremos y punto. ¿Por qué? Porque si. Al tiempo nos damos cuenta de que realmente eso no era lo que necesitábamos. En su momento no lo tuvimos y ello nos hizo actuar de una manera que mas tarde nos hizo darnos cuenta del error en el que estábamos al empeñarnos en algo.
     Volviendo al ejemplo del abrazo. Si me dan un abrazo cuando lo necesito, me hundo. Lloro porque estoy triste y entro en una espiral de autocompasión que me lleva a sentirme mas infeliz. Pero si no lo tengo, decido seguir adelante, asumir que estoy sola y buscar alguna solución a aquello que me ha llevado a necesitar dicho abrazo. Puede que el ejemplo no sea el mejor, pero es el que me puso mi compañero de tertulia.
     Volviendo al principio... Si no te encuentro, será porque no debo encontrarte ahora, aunque te necesite o piense que te necesito. Tengo varios argumentos para reclamar tu presencia, pero sé que no va a servir de nada exponértelos porque harás lo que quieras. Te diría que me das estabilidad, seguridad porque sé cuando van a pasar las cosas, contigo puedo organizar mi vida mejor y si me canso de ti, puedo romperte para recuperarte de nuevo cuando quiera. Todo esto te da igual ¿verdad? Vas a venir cuando quieras... y eso si decides aparecer. Sé que lo harás, se que vendrás cuando menos lo espere, despacito y sin darme cuenta. Y entonces seré feliz... o tal vez no. Porque hoy te quiero, pero igual mañana ya no. La cosas pasan así, vienen cuando llegan, no cuando las llamamos. Y si la semana que viene vinieras... ¿Sería feliz? Bueno, la semana que viene no porque tengo mucho lío, pero igual la siguiente... Dentro de nada estaremos en navidades y como esperes un poco ya no podré recuperarte hasta el año que viene.
     ¡Uuuuf! El año que viene. Recuerdo como empecé este año, lo que pensaba del 2012 y acerté de lleno, pero eso es otra entrada de blog.
     Volviendo a ti... me rindo. Ya lo hice con el amor. Me cansé de buscar lo que no se busca y asumí que  llegaría cuando quisiera. Y creo que contigo, querida rutina, haré lo mismo. Seré feliz ahora que no estás, disfrutaré porque cada semana es diferente a la anterior, porque tengo proyectos que deseo llevar a cabo y contigo no podría. Me he dado cuenta que cuanto mas te busco, mas te alejas. Aunque puede que realmente no te busque. Tengo ganas de hacer cosas diferentes, de cerrar viejas heridas, de ser feliz rodeada de silencio y un bonito paisaje. Tengo ganas de ser quien quiero ser. Hay cosas que deseo cambiar de mi vida y sé que voy por el buen camino. Aquí no cabes tu, no eres compatible con los nuevos proyectos. Así que optaré por asumir que no vas a acudir a mi llamada y que si te alejas... igual es porque no te busco... o porque no te necesito realmente.
     Gracias por leer mis letras.

domingo, 14 de octubre de 2012

FRASES

A continuación voy a escribir frases. Muchas son mías, otras no. Iré actualizando esta entrada conforme escuche nuevas frases que pueda añadir.

Siento sin querer sentir lo que siento sin querer.

El corazón habla a través de la mirada.

La vida es maravillosa, lo único que tiene de malo es que se acaba.

No diré que te quiero, lo hará mi mirada.

Los ojos de un niño no mienten.

La felicidad no debe ser una meta, sino un camino.

La felicidad es no tener miedo.

No se como voy a luchar, lo que tengo claro es que no me rendiré.

Necesitamos las lágrimas mas tristes para esbozar la sonrisa mas alegre.


miércoles, 26 de septiembre de 2012

LA FELICIDAD

     Hoy, dando un paseo por la ciudad, iba pensando en la felicidad. Ahora intentaré poner de forma escrita todo lo que he pensado. Antes de ello, quiero escribir una frase que me han dicho. "La felicidad es no tener miedo". Me ha gustado la frase y quiero compartirla con vosotros. Al oírla he sonreído, no venía a cuento y he sentido que me leían el pensamiento, ya que era el tema que llevaba en mente hacía tan solo unos minutos. Os dejo otra frase que me dijeron hace varios meses. "La felicidad no debe ser una meta, sino un camino". Me gustó mucho en su día y reflexionando tanto esta como la anterior... tienen su gran punto de verdad. Tal vez, al acabar la entrada, hable sobre ambas frases... o puede que no. Me gusta que si algo te llama la atención como lector pienses sobre ello. Bueno, que me voy del tema. La entrada que tenía en mente empezaba mas o menos así....
     La felicidad existe. ¿Cómo me imagino un momento de inmensa felicidad?. Un día cualquiera, domingo por ejemplo. Una excursión, con o sin gente. Cualquier lugar bonito. Un poco de cuesta y a un ritmo que pueda seguir pero sin acabar con la lengua fuera. Un poco de subida aquí, una ligera bajada allá y para hacer un descanso, un paisaje. Estoy recordando cuando fui a los Mallos de Riglos. En la parte de arriba se veía todo el río y era impresionante. Ese paisaje mismo. Cansada, cierro los ojos y respiro aire puro mientras escucho la naturaleza. Pájaros, agua... o lo que haya en ese momento por ahí. Saco de la mochila un libro. Estoy pensando en Nicholas Evans. Cualquiera de sus libros que hablan sobre la naturaleza. Leo unas palabras y se me va la vista hacia una mariposa que vuela de flor en flor. Eso es para mi la felicidad. No lo he hecho todavía pero sé que algún día lo haré. Se puede completar la escena con dos pequeños correteando o tumbados sobre la hierba descansando. Un grupo de gente hablando sobre el camino que nos queda por hacer, quien sabe si tal vez una persona especial leyendo a mi lado. Durante esas horas yo sería feliz. Pero claro, eso no lo puedo hacer todos los días, así que ahora voy a jugar contigo, lector y lectora...¿que te hace feliz a ti?. Una película de humor, por ejemplo, vamos a completarla con una gran fuente de palomitas, tu bebida favorita y unas gominolas. Eso es la felicidad. Ahora vamos a llevarla a las tareas domésticas. Seguro que cada uno de nosotros tenemos una tarea preferida... o que nos desagrada menos. Fregar los platos, barrer o planchar. Por ejemplo. Vamos a cantar una canción que nos traiga buenos recuerdos mientras fregamos. ¿Qué tal si bailamos con la escoba mientras barremos? Y tener cerca un plato con gominolas mientras planchamos... puede hacer que la tarea que menos nos desagrada se convierta en algo placentero. Si odiamos fregar los platos... cantar una canción puede ayudar a que nos desagrade un poquito menos y nos haga un poco mas felices. Al fin y al cabo, se trata de eso, de buscar la felicidad, esos momentos, por pequeños que sean. Son muy valiosos y cualquier excusa vale para sonreír. No me voy a poner en plan técnico hablando de las endorfinas porque es algo que se me escapa... y no quiero meter la pata al hablar de ello. Ahora vamos con los momentos de tristeza. Esos minutos en los que nos sentimos la persona mas infeliz del planeta. Los hay. Mas o menos a menudo, pero todo el mundo hemos pasado por ellos. ¿Qué hacer para convertirlos en alegría? Llorar. Eso lo primero. Pero no unas lágrimas de cocodrilo, no. Unas lágrimas de verdad, de esas que saben a sal y mojan todo a su paso. Eso si, vamos a llorar mucho, pero solo un rato. ¿Diez minutos? ¿Un cuarto de hora? El tiempo que creamos conveniente. Eso sí, una vez transcurrido, nos vamos al baño. Prohibido volver a llorar por la imagen deprimente que nos devuelve el espejo. Vamos a lavarnos la cara y a buscar una actividad que nos haga felices. Tal vez sea un buen momento para llamar a esa amiga o ese familiar con el que llevamos meses intentando quedar. ¿Qué tal si concertamos una cita? Eso sí, no para hablar de cosas tristes, sino para echarnos unas risas. También podemos bajar a la calle para comprarnos nuestro helado favorito. O buscar en YouTube vídeos graciosos. Cada uno lo que le haga sonreír. Da igual lo que sea. Claro, dicho así suena muy fácil y habría que verme a mí en plena crisis de "que se pare el mundo que yo me bajo" pero todos podemos controlar mas de lo que pensamos lo que sentimos. Otra cosa es que queramos hacerlo. Eso sí, estoy hablando de la tristeza, porque cuando se habla de amor... el auto control se vuelve mas complicado. Aunque seguro que tiene alguna explicación científica relacionada con las endorfinas... Bueno, a lo que iba. La felicidad está ahí, donde queramos verla. En un posit con una sonrisa pegado en el espejo del baño, por ejemplo. En un chiste malo contado en el momento menos esperado a nuestro compañero de trabajo. O simplemente en una llamada a esa persona con la que hace tiempo que no hablamos para preguntarle que tal lleva el día. Volviendo a las frases del principio podríamos decir que la felicidad está en el camino que nos lleva a hacer cualquier cosa que nos da miedo, dejándonos a este en el principio del mismo. Gracias a los dos por darme vuestra frase. Por cierto, a ti ¿qué te hace feliz?

martes, 18 de septiembre de 2012

HOY ESCRIBO PARA MI

Hay momentos en la vida en los que sientes que necesitas un respiro. Meterte en una burbuja y ver las cosas desde la protección que ofrece dicha circunferencia. Justo en ese momento, cuando te imaginas ahí dentro, te das cuenta que ya lo estás. Todo gira a tu alrededor, demasiado deprisa y sin que puedas hacer nada por controlarlo. Intentas salir, tomar las riendas de tu vida, pero entonces cabeza y corazón no se ponen de acuerdo y la tarea se vuelve dura. Antes de controlar lo que te rodea, debes controlar lo que sientes, piensas y haces. Pero no sabes por donde empezar, ni como hacerlo. El pensamiento "no puedo" acude raudo y veloz para complicar un poco mas las cosas. Y es justo en ese momento cuando un nuevo acontecimiento te recuerda lo vulnerable que eres. Ahí es donde estoy yo. Queriendo rutina pero comprobando como cada día está mas lejos. Intentando unir cabeza y corazón pero viendo como discuten día tras día. Es lo que menos me preocupa, tengo las ideas claras, pero duele decir "no" cuando siento "si" aun sabiendo que lo mejor es "no". Luego están las cosas que desconozco, o peor aún, las que creo conocer. Sé que el tiempo va a aclarar todas y cada una de mis dudas, pero hasta que llegue ese momento estarán ahí, dando vueltas por una cabeza que no da mas de sí. Por otro lado, se que lo mejor es que los interrogantes sigan donde están, porque no estoy preparada para conocer las respuestas. No, todavía no. Tengo que asumir lo que me está tocando ahora vivir para enfrentarme a esa nueva situación con la cabeza mas despejada. Bueno, por hoy es suficiente. He conseguido desahogarme de tal manera que solo yo se a que me refiero. Te pido perdón, si al leer esto no has entendido nada, pero necesitaba expresar con palabras lo que sentía. Sé que no voy a arreglar nada y que lo que tengo que solucionar sigue ahí, pero al menos me siento un poco mas libre de la pesada carga. Aunque no lo parezca, estoy bien. Simplemente es una temporada en la que tengo varias cosas que asumir y se me hace un poco cuesta arriba porque son varias y en campos muy diferentes entre sí. La próxima entrada llegará pronto, me comprometo a ello.

martes, 11 de septiembre de 2012

MI VERANO

Tras varios meses de silencio ya va siendo hora de saludar a la gente que lee estas letras y publicar una nueva entrada. En el tintero tengo muchas ideas que espero ir desarrollando conforme la rutina llegue a hacerse dueña de mi vida. El motivo por el cual he estado tanto tiempo sin escribir ha sido la falta del mismo. Entre vacaciones y trabajo no he podido sentarme para dar rienda suelta a la imaginación. He pensado mucho en ti, querido blog, y he hechado de menos contarte todo aquello que pasa y ha pasado por mente y corazón. Hoy es el día elegido y lo primero que haré será un resumen de una parte de lo que he vivido y sentido.
Al pensar en el verano el primer sentimiento es la añoranza. Sé que entre nosotros hay algún papá y/o mamá separado. Seréis los que mejor entendáis ese sentimiento de tristeza que se apodera del corazón cuando la casa permanece en silencio demasiados días seguidos. He llorado al tener a los reyes de la casa fuera de ella. Sabía que estaban bien, pero me faltaba un beso, un abrazo y hasta una mirada pícara cuando el mayor me va a tocar con las manos heladas o la mirada de enfado del pequeño cuando le digo que espere su turno para hablar. Sabía que estaban bien y que es positivo para todos que estemos ese tiempo separados, pero la tristeza es un sentimiento que está ahí aunque quieras que se vaya. Para combatirla hice un viaje relámpago y pude darle nada mas y nada menos que seis tirones de orejas al pequeño de la casa. Gracias a eso el mes no ha sido tan largo.
Otro sentimiento que me he viene al recuerdo es la incertidumbre en el trabajo. La cosa está delicada y hasta que llegue octubre no encontraré la estabilidad y la rutina que anhelo.
Hay otros sentamientos como impotencia y resignación que también ha hecho mella, pero prefiero no entrar ahí, no es algo positivo.
Lo muy positivo ha sido la paz, el silencio y el compañerismo que he sentido al salir de excursión. Allí, rodeada de árboles y agua, solo era yo y  nadie mas. Las voces de los compañeros de fatigas sonaban lejanas y el ruido ensordecedor del agua me impedía no pensar en algo que no fuera lo que estaba viendo en ese momento. Andar por el agua, tocarla con las manos, notar la humedad donde la espalda pierde su casto nombre... Son sensaciones que me cargan las pilas, son momentos que necesito vivir para continuar por el camino de la vida. El camino con sus subidas y bajadas, con sus piedras y sus tramos lisos, con unas palabras de "no puedo" aquí y otras de "si puedes" allá. Y al llegar al destino la sensación de que ha merecido la pena el no rendirse cuando las fuerzas empezaban a irse. No estoy acostumbrada a hacer senderismo y al principio, hasta que el cuerpo se habitúa  me cuesta un poco dar paso tras paso. El camino de vuelta es mas llevadero, la mochila pesa menos... y el corazón también. A la orilla del río dejo las tristezas, las añoranzas y demás sentimientos y pensamientos negativos. La corriente se los lleva y entonces hay hueco para llenarlo con la belleza del paisaje y el rumor del agua aquí y el silencio mas absoluto allá. Tengo ganas de volver a andar, de verme rodeada del verde de los árboles, el marrón de la tierra y el azul del cielo. Me apetece mucho hablar con la gente de ese entorno, siento que tengo mucho que aprender y las personas con las que hablo me lo pueden enseñar. Si a todo esto le añadimos la presencia de las personitas mas importantes de mi vida, ya no necesito nada mas. Tendré que probar esa experiencia y hacer una excursión con ellos, despertarles el gusanillo por el senderismo y el amor a la naturaleza.
Volviendo a los sentimientos de este verano, mi corazón también ha tenido su ración de quiero y no puedo. He vuelto a vivir el principio del fin de una historia que pudo ser y no fue. En esta ocasión estoy muy contenta porque siento que no he perdido el tiempo sino que lo he invertido en lo que, espero, sea una sincera y duradera amistad.
He empezado la entrada diciendo "hola" a cada persona que lee esto. Ahora toca la despedida. Pero antes de ello... ¿qué tal vuestro verano? ¿Qué habéis sentido? Gracias por estar ahí y hasta la próxima.

lunes, 16 de julio de 2012

RECUERDOS

Después de casi medio mes sin publicar nada, creo que ya va siendo hora de escribir algo. Tengo mucho que relatar muchas palabras que escribir para hacer pensar al lector y por supuesto, necesito descargar mi corazoncito de tantas emociones contradictorias. Como siempre he dicho, mi blog es mi desahogo. Espero que os guste y que os haga recordar esta entrada...


Recuerdo la última vez que estuve aquí. Viendo este paisaje, escuchando el sonido del aire al mover los árboles, notando el olor de la naturaleza... Hacía más frío y era la protagonista de una historia de amor. Sólo los dos observamos las estrellas al caer la noche. En otra ocasión anterior estuve con amigas. Mismo sitio,mismo paisaje, pero diferente sentimiento y compañía. Paseo por un camino y me devuelve un recuerdo en forma de comentario, risa o beso. Da igual el tiempo que pase, no importa lo que cambie el paisaje, la mesa donde he comido siempre será la mesa donde comí con el grupo de de gente que me acompaña hoy. Aunque el peque no esté, le oiré llorar porque se ha caído y le duele la pierna. Aunque venga en un coche rojo, recordaré los dos coches grises aparcados en la sombra. Si vuelven a abrir el bar, recordaré que no estaba abierto. Es curioso esto de los recuerdos. Como he dicho antes, no importa el tiempo que pase, la "mancha" que deja no se va con nada. Podemos limpiar la mesa de madera donde hemos comido y nadie sabrá que cinco pequeños se han subido encima de ella. Lo que nunca se borrará será el recuerdo de las lágrimas de uno de ellos porque se ha raspado la pierna y le duele. Un recuerdo puede doler, cuando no está superado. La mejor situación para explicar esto es cuando hay un desengaño amoroso. ¿Quién no ha llorado al notar el olor de la colonia de esa persona que fue especial en el cuerpo de una persona que no es su ex-amado? La de veces que se pronuncia en silencio la frase de.. " Por aquí paseábamos de la mano" o al ver fotos, esa lágrima inevitable porque la historia está acabada pero no superada. Ayer me di cuenta, aunque ya lo sabía de antes, que el recuerdo de la última vez que estuve allí ya estaba superado. Eso está muy bien, porque no se convierte en un sitio donde no quiera volver, sino al contrario. Es muy bonito el paisaje y descubrí caminos por los que me gustaría perderme. Un sitio bonito al que ir cuando necesite estar sola, tal vez cuando deba superar un desengaño amoroso o simplemente una dura semana. La idea de volver a los lugares que tienen recuerdos me parece una muy buena idea. De esta manera consigo dos cosas. Ver si realmente el recuerdo está superado y no duele y poner una nueva marca a ese sitio. Llegados a este punto, y en una cura de humildad, he de reconocer que hay algo que no tengo superado. Son tan solo dos canciones. Ambas las escuché a través de los altavoces de mi ordenador , con una diferencia de varios meses entre una y otra. La primera me hizo tener dudas de si había algo detrás de las letras que sonaban al ritmo de una melodía pegadiza. Nunca formulé la pregunta, o tal vez si pero de una manera no directa. Por lo que obtuve una respuesta en la misma línea. Por eso supongo que no puedo escuchar esa canción sin volver al momento en el que lo hice por primera vez. La otra es totalmente diferente a la primera, es en español, al contrario de la anterior y habla de un camino. De seguir adelante. Ese recuerdo me lleva a un momento en el que llegué a sentir, pero no lo suficiente. Un camino... la vida es eso, un largo camino por el que vas andando y donde te vas encontrando cosas y personas que te ayudan o no a continuar por la senda. Tal y como hablamos ayer, hay gente que en una curva desaparece pero te deja su esencia. Un recuerdo al que acudir cuando te preguntes por qué llegaste a conocer a esa persona. A día de hoy, me gustaría seguir teniendo contacto con toda la gente que me rodea. Quiero acompañaros durante toda vuestra vida... no obstante sé que no puede ser así. Y en algún momento eligiremos sendas diferentes. No pasa nada por ello, ya que el recuerdo de los buenos momentos siempre estará ahí, en cada paso que de por el camino. Aunque no en forma física, sí en forma de pensamiento se que me reencontraré con vuestro nombre y volveré a sonreír mirando el infinito y desearé que la senda que hayáis elegido os lleve a la felicidad. Al fin y al cabo, como un día me dijo alguien, la felicidad no debe ser una meta, sino un camino. Perdón, me he ido del tema. Aunque en el fondo está todo relacionado. Camino, senda, recuerdos, alegrías, tristezas... en definitiva, vida. Y gracias a ella puedo escribir y sentir lo que escribo. Y espero que tú, que lees esto ahora, tengas un buen recuerdo de esta nueva rallada. Y si no te ha gustado, te animo a decírmelo. Gracias por estar ahí.

lunes, 2 de julio de 2012

¡Hola tú!

En esta ocasión escribo una carta protesta. Protesta porque me parece injusto lo que está pasando, porque considero que nadie se lo merece y porque es mi blog y escribo lo que me da la gana aunque la persona o personas a las que va dirigido no lo lean. Tú, yo no te he hecho nada, y aunque te cueste reconocerlo, lo sabes. Intenta ser feliz a costa de ver el lado bueno de las cosas y no intentando destruirme. En el fondo sabes que tienes las de perder actuando así. Si reflexionas un poco, te darás cuenta de ello. Comprendo tu situación, yo misma he estado ahí, pero por el camino que vas no vas a lograr tu objetivo. Seguro que si piensas un poco, encuentras otra manera de hacerlo, aunque yo lo que haría sería dejar las cosas tal y como están. No hace falta que te diga que el tiempo todo lo cura. Tienes mas experiencia que yo. Por otro lado... hay otro Tú al que le preguntaría... ¿Por qué mientes al hablar de mi? ¿Tanto te fastidió que las cosas no fueran como piensas y por eso inventas esta nueva versión de los hechos? Me encanta que tengas imaginación, hazte un favor y úsala para algo creativo, no para hacer daño. Bueno, digo hacer daño, como si me importara lo que vas contando. Lo cierto es que me da bastante igual pero tengo la necesidad de protestar porque no me gustaría que la gente pensara cosas que no son. Conocemos a la misma gente, imagínate que una persona escucha tus palabras y luego las mías. Serían dos versiones diferentes, y creerá una de ellas. Por lo tanto uno de los dos quedará como mentiroso. No sería agradable que siempre fuera el mismo el que quedara mal, ¿verdad?, sobretodo y esa persona eres Tú. No pienso dar nombres, porque, de momento, esto es tan sólo una entrada de blog en la que expreso mi indignación. Para ser del todo sincera he de reconocer que sí me importa lo que cuenten de mi, especialmente cuando no son verdades. No sé... supongo que no estoy acostumbrada a este "juego" por llamarlo de alguna manera y ahora que aprendo las reglas saltaré las casillas que no me interesa leer y prestaré atención a las que merecen la pena.

Una vez mas, doy las gracias al lector por su tiempo y le invito a la reflexión con la pregunta ¿A cuántos Tú conoces?

lunes, 11 de junio de 2012

¿HATA QUÉ PUNTO ME IMPORTA TU PASADO?

Siempre he tenido un dilema con los recuerdos. ¿Es bueno recordar? Hay veces en las que el pasado te recuerda que una vez fue presente y te arrastra al mundo de los recuerdos. Esto sucede, por ejemplo, cuando ves por la calle a un compañero del colegio o escuchas alguna canción de dibujos infantil. Por unos minutos, vuelves a recordar el sabor del bocadillo de nocilla y tienes la sensación que el que fuera tu compañero de colegio y al que ahora saludas te va a decir en cualquier momento que te cambia un cromo. Hoy no quiero hablar de los recuerdos, pero sí de algo relaccionado con ellos. El pasado. Cuando conoces a una persona no sabes nada de la vida que ha tenido. Conforme pasan los días, los meses, vas averiguando mas datos. Me refiero en general, lo mismo un chico que conoces en un bar de fiesta que una compañera de trabajo o un vecino. ¿Importa el pasado que haya tenido esa persona? En esta ocasión la respuesta no es sencilla, ya que depende mucho de la relación que quieras tener. Vamos a pensar en el caso de una persona que quieres tenerla como amigo o amiga y quien sabe si algún día algo mas. Estamos hablando de alguien que de alguna manera queremos que forme parte de nuestra vida, de nuestro presente para que continúe en un futuro y recordar las experiencias vividas cuando sea pasado. En este caso.. ¿Cómo es de importante las relaciones que haya tenido o las cosas que haya hecho? Hay gente a la que da igual y otra que quiere saberlo todo. ¿Hasta que punto puede influir en nuestro interés por esa persona lo que conozcamos. Por ejemplo, ¿tú saldrías con una chica que ha hecho películas porno? ¿O con su chico que ha ejercido la prostitución? Para mí ambas cosas no son importantes, bueno, si el chico que me gusta se acuesta a día de hoy por dinero... reconozco que no sería un plato de gusto. ¿Y un asesino o una persona que ha estado en la cárcel? Nuestro pasado es el camino recorrido hasta lo que somos hoy. Todo el mundo ha cometido errores y en muchos casos no los repite. En otras ocasiones sí. ¿Genera especial desconfianza si nuestra futura pareja le puso los cuernos a su anterior relación que si la ruptura fue porque se acabó el amor? ¿Pensamos que nos lo puede hacer a nosotros? La gente cambia, hay tanto chicos como chicas que durante una temporada se meten en la cama con todas las personas que pueden y de un día a otro dejan de hacerlo porque se enamoran o porque eso ya no les hace felices. ¿Volverán a hacerlo a pesar de haber recibido la flecha de cupido? ¿Es mejor conocerlo todo o no saber nada? ¿Es justo juzgar a una persona por lo que ha hecho hace dos años o un mes? Si yo me voy a la cama con un chico y después del buen rato me dice que es soy la primera chica con la que se acuesta siendo hombre... ¿saldría corriendo? He escrito esta entrada para intentar resolver dudas pero estoy consiguiendo todo lo contrario. ¿Qué hago? ¿Intento resolver la pregunta que da título a la nueva rallada o dejo pasar el tiempo hasta que encuentre a una persona a la cual tenga interés especial en conocer? Si me cuenta algo que no quiera oír... ¿seré capaz de no juzgar? Tengo claro que lo realmente importante no es cómo haya actuado con sus anteriores parejas, o si ha tenido una infancia difícil o ha trabajado en una cadena de montaje, sino lo que haga cuando esté conmigo. Claro lo tengo pero... ¿seré capaz de llevarlo a la práctica o echaré a correr al conocer su pasado? Una vez mas, el tiempo tiene la última palabra.

domingo, 13 de mayo de 2012

TREN DE LAS EMOCIONES

Me bajo del tren de las emociones. Un buen día me subí sin saberlo y ahora quiero bajarme de él. Sé que no he llegado a mi parada, que no he encontrado lo que quería, pero aún así debo abandonarlo. Soy consciente de la dificultad, que no puedo evitar sentir, pero necesito un tiempo de tregua. Quiero estar una temporada sin tener mas sentimientos que el amor incondicional hacia mis hijos. Estoy tocada pero no hundida. Sé que si sigo en el tren puedo llegar a pasarlo muy mal, así que me bajo y cuando esté preparada lo cogeré en la misma estación. En esta ocasión la entrada en mas breve de lo habitual, pero hay momentos en los que un sentimiento no se puede expresar con letras, sino con el silencio. Dejo aquí la entrada.

FIN DE UNA HISTORIA QUE NUNCA LO FUE

Uuuuf! Qué difícil es esto. Pero lo necesito. Necesito expresar con palabras lo que siento, poner adjetivos a cada una de las lágrimas que corren por mi mejillas, descargar mi corazón de tanta emoción contradictoria. Siempre he dicho que cuando sufro un desengaño amoroso es cuando mejor escribo. Hoy es el día propicio para ello. En realidad no ha pasado nada.. y lo ha pasado todo. Me he dado cuenta que no podía. No era capaz de empezar algo, no sentía lo suficiente. Me he quedado en el camino y sé que forzar la situación no iba a servir para nada. He conocido a una persona que no tengo palabras para describir. No soy capaz de escribir una sola cosa negativa. Ha llegado a mi vida, me ha tocado el corazón, pero no se ha metido dentro. Sé que no voy a encontrar a otra persona igual y a la vez sé también que no puedo dar un paso mas porque no sería sincera. Lo siento. Siento no sentir lo que me gustaría sentir. Me da rabia estar así, pasarlo mal por algo que no ha empezado y ahora toca a su fin. Gracias. Gracias por elegirme a mí para cenar aquélla noche, por querer compartir conmigo tus horas, por ser como eres, por estar ahí... Pocas veces me ha costado tanto escribir una entrada y menos veces aún he tenido tanta necesidad de hacerlo. Llegados a este punto no tengo nada mas que añadir. Te deseo lo mejor, hay pocas personas que se lo merezcan tanto como tú. Te lo he dicho, y lo repito. Estoy ahí. Y no es una frase hecha, es lo que realmente pienso. Cuando quieras tomar un café, o simplemente dar un paseo, ya sabes donde estoy. Disculparme si mi sinceridad te ha molestado. En estos momentos me doy cuenta de lo duro que es ser fiel a uno mismo. Duele, pero es necesario, no sé ser de otra manera. Te mando un fuerte beso y por favor, no dejes de ser como eres. Vales muchísimo.

lunes, 7 de mayo de 2012

VISITA AL MONASTERIO DE PIEDRA

“Te vas de excursión a un sitio donde todo es nuevo y encima ves a un chico que te gusta, vamos, el día ideal”. Compañero, no puedo estar mas de acuerdo contigo. Tal vez sea la frase que mejor describe este día lleno de sentimientos, emociones y sobretodo sensaciones. En realidad esa frase no describe solo este día, sino alguno que otro… pero eso… es otra historia.
Lo prometido es deuda. Así que de nuevo aquí estoy, frente al ordenador, para relatar una nueva excursión. Tengo muchos sentimientos que quiero transmitir y espero ser capaz de hacerlo. Antes de iniciar el relato quiero contaros cómo estaba yo hoy. Necesitaba ir al Monasterio de Piedra. Tenía que reencontrarme conmigo misma. Hacía mucho tiempo que quería volver y la verdad es que me ha servido de mucho. La última vez que recorrí el paisaje fue hace 10 años, en aquella ocasión me acompañó un amigo. Hoy he ido con dos mamás, un papá y los pequeños. Los míos son hijos de aquél amigo con el que fui la última vez al Monasterio de Piedra. Antes de nada quiero pedir disculpas si he estado ausente. Durante la primera parte de la jornada observaba cada cascada, cada rincón verde, cada piedra mojada por el agua. Sólo éramos la naturaleza y yo. He tocado el agua en varias ocasiones y ello me ha servido para sentir que estoy viva. Poco a poco he salido de mi caparazón para estar con vosotros y disfrutar del paseo.

Hoy mis cinco sentidos han estado alerta.

El gusto, saboreando un bocadillo de jamón serrano después de varias horas andando.

El tacto. Tocando el agua helada, dejándola escurrir entre mis dedos. Acariciando la piedra de debajo, húmeda y suave. Pasando la mano por las barandillas de madera, sintiendo su tacto rugoso.

El olfato. Cierro los ojos y todavía recuerdo el olor a vida, a tierra, a agua, a flores y hierva… En definitiva, a naturaleza en todo su esplendor.

La vista. Imposible describir con palabras el paisaje, la copa de los árboles, las rocas, el color de agua azul, blanca en la cascada, verdosa cuando llegaba al final de la misma. El colorido de los pájaros que nombraré mas adelante. El marrón en diferentes tonos del gran árbol que si hablara nos llamaría “insectos”. Me he sentido insignificante ante el tamaño del tronco. Afortunada por poder admirar todo lo anterior. Un tímido rayo de sol penetrando en el agua clara mientras cae por una cascada. La oscuridad de la cueva… Lo siento, no soy capaz de transmitir todo lo que he visto, no me veo capaz de expresar con palabras semejante belleza.

El oído. Pájaros de diferentes especies han cantado durante nuestro paseo. El rumor de agua ha estado presente en todo momento. Una pequeña cascada aquí, otra grande allí, un riachuelo mas adelante… Los pájaros, el silencio y el agua a la vez. En esta ocasión no ha sido el silencio lo que me ha llamado la atención sino el rugir del líquido elemento, en momentos ensordecedor. Ese sonido es aún mejor que el ya citado silencio. Ayuda a cargar las pilas, da fuerza para continuar, anima a seguir andando… y no sólo me refiero a caminar por la senda del Monasterio, sino por la de la vida. El aire, moviendo la copa de los árboles y susurrando con su voz tan característica. Y todo esto mezclado con frases y palabras como: “Mamá” “Papá” “Chicos, vamos a hacer una foto” “Tú, no te subas ahí”… o una frase no acabada.

A esta nueva entrada le falta algo y es el sonido que hemos escuchado, el olor del ambiente, la rugosidad de los elementos descritos, el sabor de unas pechugas empanadas o un chocolate de frambuesa y sobre todo la belleza del paisaje.

No quiero acabar mi relato sin antes contar un hecho que considero relevante. Lo cierto es que después de escribir lo anterior no me sorprende que haya sucedido, y si va bien la cosa espero que las excursiones no acaben aquí y haya muchas otras. El amor ha llegado al Monasterio. Dos de los excursionistas, sin saber muy bien como, se han dado cuenta que entre ellos algo está naciendo. Han caminado de la mano, cuchicheado sin cesar, buscado sitios oscuros en los que no había nadie… La chispa en su mirada les ha delatado y el resto del grupo nos hemos alegrado por ellos.

Bueno, creo que va siendo hora de poner punto y final a esta entrada, aunque esas palabras no me gustan mucho, así que pondré punto y seguido. Eso sí, gracias a los mayores por la compañía y sobretodo a los pequeños, ya que gracias a ellos hemos podido disfrutar de un sábado diferente.

CARTAS

Hace muchos, muchos años, me carteaba con gente. Recuerdo la emoción de recibir cada carta, leerla una y otra vez y contestarla punto por punto. La Coruña o Granada son ciudades a las que enviaba las respuestas. Recuerdo especialmente a un chico. Se llamaba Salvador. Podría incluso decir los apellidos pero no lo veo apropiado. Sus letras eran... diferentes. Si yo tenía 14 o 15 años él tenía alguno mas. Eran letras profundas, con alguna poesía. Puede que sea aquélla la primera vez que leí algo que no fueran letras, sino sentimientos. Creo recordar que tan sólo nos enviamos 3 o 4 cartas, pero es curioso como puedo recordarlo a pesar de los años. Me da pena haber perdido eso. El esfuerzo de escribir en una hoja de papel lo que se te ocurra. La búsqueda de la dirección para ponerla en un sobre y la ilusión de echarla al buzón. Si hay algo que supera todo eso, es recibir una carta. Cuando me llegaban no tenía correo del banco, ni facturas. Ahora las únicas cartas que recibo son las felicitaciones navideñas que todos los años me envía Viky. Es una amiga con la que me he carteado e incluso hemos escrito cuadernos durante el verano.Todo evoluciona y ahora tenemos el wasap y los sms para comunicarnos. Ahora escribir una carta es algo impensable. Es mas, escribir un e-mail lo es. Bueno, dejo aquí esta reflexión y abro una puerta a aquellas personas que han sentido la emoción de recibir una carta o que quieran experimentarla. Si conocéis a alguien... mi correo electrónico está a vuestra disposición.

domingo, 6 de mayo de 2012

FE EN UNO MISMO

Lo prometido es deuda. En un comentario, me han pedido que escriba sobre la fe en uno mismo y porque hay que seguir adelante alimentando las ganas de vivir. Lo cierto es que últimamente mis entradas no son muy alegres y creo que ya va siendo hora de cambiar eso. Así que voy a ello.
Una vez escuché que no hay nada tan difícil como conocerse a uno mismo. Lo cierto es que estoy completamente de acuerdo. Día y a día me sorprendo a mí misma. Hecho la vista atrás y me doy cuenta de la cantidad de cosas que he sido capaz de superar. Si tú haces lo mismo seguro que piensas igual. La vida nos pone al límite para que demostremos de qué somos capaces. Es fácil seguir el camino cuando es llano pero es mas divertido cuando tiene cuestas. Si vas a un valle, la vista que tienes desde la base de la montaña es mas o menos bonita. Los árboles, el río... Pero cuando subes a la cima, lo que ves no tiene ni punto de comparación con lo que has visto ahí abajo. Por eso debemos ascender por la pendiente, superando las pequeñas cuestas. Cuando lleguemos arriba y veamos el camino recorrido sabremos que mereció la pena el esfuerzo. No es fácil, sobre todo cuando la cuesta es grande, pero en la dificultad está el atractivo. Un niño, cuando empieza a andar, llora, patalea, se cae muchas veces.. pero una vez que puede dar dos pasos sin caer de culo, siente que el mundo es suyo. Puede ir a cualquier sitio sin ayuda y ello le llena de alegría. Si ese niño se rindiera al caer una y otra vez... nunca conocería la libertad que da el poder correr por la casa. Tal vez esa sea la clave para luchar. Intentar ver mas allá de la dificultad. Sabemos que no siempre hay un camino de piedras, sino que algunas veces es de asfalto. Si ahora estás en las rocas y no te gusta.... ¿por qué seguir ahí? Mejor avanza hasta encontrar algo que sea más fácil. Da igual si la motivación es la esperanza de encontrar algo mejor o el no querer lo que se tiene en el momento, lo importante es salir adelante, y sobretodo, el saber que se puede hacer. Una gran ayuda es la experiencia. Cada uno ha tenido una vida mas o menos llena de retos. Si un día fuiste capaz de superar una cosa... ¿por qué no ibas a ser capaz de hacerlo hoy? Es otra de las cosas que nos puede motivar a seguir acia adelante. Con cada obstáculo saltado nos damos cuenta de lo que somos capaces. Tal vez por ello esté tan de acuerdo con la frase del principio... no hay nada tan difícil como conocerse a uno mismo.
Doy por finalizada la entrada. Mando un saludo a la persona que me sugirió que la escribiera y animo a todo aquél que quiera que escriba sobre algo me proponga ideas... ya que para mí serán nuevos retos y podré poner en práctica todo lo dicho anteriormente.

viernes, 27 de abril de 2012

CAMBIO DE ACTITUD

Micro relato ganador de 2 puntos en un concurso literario.



Tumbado sobre la cama, con los ojos cerrados, Luis reflexiona. Está cansado… pero no físicamente. Es cansancio sicológico. Necesita dar un cambio a su vida, dejar de ser como es y buscar lo que realmente quiere. Encontrar a la mujer de su vida. Sabe que no va por el buen camino, salir todos los fines de semana y jugar a la seducción no es la mejor manera para enarmorarse, pero hasta ahora era lo que le hacía feliz. Hoy se ha dado cuenta que eso no es lo que quiere. Intenta recordar la última vez que se enamoró y parece que fue hace muchos años. Quiere volver a sentir eso, volver a emocionarse, mirar a lo ojos de una chica y decirle “te quiero”. Sabe que va a tener que trabajar mucho para conseguirlo, pero la mirada de una mujer enamorada merecerá la pena.

sábado, 21 de abril de 2012

QUERIDO AMIGO

Me gusta cuando me miras, cuando sin querer tu mano roza la mía, cuando me hablas sólo a mi…Me gustan tus ojos porque me pierdo en ellos, tus manos porque son protectoras. También me gusta tu forma de ser, eres una buena persona con una vida más o menos fácil, más o menos difícil. Cierro los ojos y escucho tu tono de voz, recuerdo tus expresiones, me estremezco al recordar como pronuncias mi nombre. Quiero volver a verte, volver a observarte, andando o parado, de pie o sentado, despierto o ¿dormido? ¿Cómo serás dormido? ¿Roncarás o respirarás fuerte? ¿Eres de los que se abraza o de los que ocupa media cama? ¿Tienes buen despertar o malo? No quiero. No quiero que me guste tu mirada, ni perderme en tus ojos, ni sentir que el resto del mundo no existe cuando hablamos. Me molesta sentir lo que siento. Día a día me digo a mí misma que esto no puede ser, que debo seguir mi camino, debo dejar de pensar en ti. Tengo que verte como lo que eres, un amigo. Hace más o menos tiempo que nos conocemos, nos hemos visto algunas veces y gracias a eso sé lo que sientes. Duele, fastidia, da rabia, pero es así. Hoy es así. Hoy no te gusto, ni me ves con los mismos ojos que yo a ti. Hoy no. ¿Tal vez mañana? No. Me niego a alimentar una esperanza que en el fondo sé que va a morir siendo lo que era cuando nació…esperanza. Me gustaría que cambiara a realidad, pero es lo que hay, a pesar de que mi corazón no está de acuerdo. Debo poner fin a esta nueva entrada. Tengo que dejar de escribir, quitarle importancia a lo escrito y decirle a las personas que lean esto que tú no existes, que es todo ficción y que no me gusta nadie. No obstante no puedo ni quiero mentir. Guardaré en secreto tu nombre y tal vez, si algún día la esperanza se convierte en realidad, te diga que la entrada con título “Querido amigo” iba por ti.

lunes, 9 de abril de 2012

RETO

Ayer una amiga y yo hicimos una excursión. El camino en un primer momento era llano, después empezaron las cuestas. ¡Y que cuestas! No podía con mi alma. Mientras ascendía iba pensando en el camino. Intentaba animarme imaginándome lo que vería cuando llegara al final del mismo. Hicimos varias paradas durante el ascenso para admirar el paisaje y respirar un poco. Allí no tenía problemas, el único era dar cada paso sin caerme. Cuando llegamos al final de la ruta quedé decepcionada. Habíamos llegado a un hayero, cuando yo pensaba que nuestro destino era la cima de una montaña. Las vistas eran bastante pobres, tan sólo había árboles a nuestro alrededor. El paisaje de subida era mas bonito. Después bajamos hasta llegar a nuestro punto de origen. Resbalé un par de veces pero ninguna me caí. Si cogemos la excursión y la comparamos con la vida real encuentro muchos parecidos. La vida es un camino que va por etapas. En ocasiones son duras, muy duras las subidas, pero son necesarias para llegar a nuestro destino. Tal vez lo que encontramos al final del camino no es lo que esperamos, pero es imprescindible recorrerlo. No importa si estás cansado o si sientes que la cuesta no va a acabar nunca. El final siempre llega y está ahí, esperando a que llegues. Cuando has llegado debes continuar el camino. No sabes si el próximo será mas fácil o mas difícil que el que has recorrido, pero hay que seguir. Y siempre hacia adelante. Mirando atrás lo justo para alegrarte de lo conseguido y para aprender de los errores. Es necesario tropezar para darnos cuenta que tenemos equilibrio y que a pesar de tropezar no caemos. Si en algún momento nuestras manos tocan el suelo, no pasa nada, las utilizaremos para levantarnos y continuar. Ayer fue uno de esos días en los que me olvidé. Tocando el agua del pequeño río olvidé mi trabajo, subiendo la cuesta olvidé que tenía que planchar, observando lo que me rodeaba olvidé el resto de cosas. Allí sólo era la amiga de mi acompañante y una chica con ganas de andar y de cansarse. Y si, me cansé. Hoy tengo agujetas hasta donde la espalda pierde su casto nombre. Pero me siento feliz. Viene bien desconectar. En la vida no puedes hacerlo, o vives o no vives. Yo he decidido lo primero y espero tener la fuerza necesaria para llegar a lo alto de aquella montaña. Dejé la ruta a medias y eso es algo que no quiero que sea así. Deseo acabarla, tengo ganas de llegar a lo alto y observar las vistas, hacer alguna foto y sentir que he acabado una etapa de mi vida y que debo continuar buscando el siguiente reto.

martes, 3 de abril de 2012

LECTOR Y LECTORA, OS NECESITO

¡¡Hola!! Estoy apunto de llegar a las 4000 visitas. La verdad es que nunca imaginé el llegar a esa cifra. Quiero agradecer, una vez mas vuestro tiempo y pediros un favor. Quiero un tema, una idea, unos personajes... lo que sea. Quiero escribir para la persona que lee no para mi. Así que os agradecería que me propusierais algo. No se me ocurre mejor manera para celebrar un número de visitas tan redondo.
Para darme tus ideas puedes hacerlo via face, via email lebasisenail@hotmail.com o sms, wasap... como quieras. Atenderé todas la sugerencias.
¡¡Un abrazo fuerte para ti!!

domingo, 18 de marzo de 2012

FORMAS DE COMUNICACION

Vivimos en una época en la que la comunicación es lo más importante. No obstante pienso que la que mas utilizamos es la menos fiable, la verbal. Decir "te quiero" es fácil. Puedes decirlo para que la otra persona esté contenta mientras piensas en lo que le harías a tu compañera de trabajo si se dejara. Puedes decir "te odio", mientras te maldices por amar tanto a la persona que tienes delante. O puedes decir que no te pasa nada cuando realmente no quieres hablar con esa persona porque es la culpable de tus problemas.
Una mirada. Con una mirada puedes expresar mucho mas que con cualquier palabra. Te quiero, te odio o estoy triste son cosas que se pueden leer claramente si estamos atentos a la persona que nos mira. Al igual que con las palabras, también puedes mentir pero es mas difícil.
Una caricia, un involuntario roce de manos, o un inocente beso en la mejilla pueden expresar muchas cosas sin necesidad de articular palabra.
Una imagen vale mas que mil palabras. Que gran verdad. Una foto hecha en un momento de despiste, una persona al acecho de ese despiste, una sonrisa sincera cuando la persona que está al otro lado del objetivo te cae bien, una mirada ausente al pensar en otra cosa mientras te hacen la foto... todo eso expresa mucho mas que cualquier palabra.
Giñarle un ojo a la persona que tienes delante, ver su reacción, dar un paso para acercarte mientras observas como actúa... Muchas cosas se pueden ver con la vista. En ocasiones mal interpretamos las reacciones y es necesario hablar para aclarar las cosas.
 Me doy cuenta que siempre acudo al tema romántico, pero todo lo que diga se puede aplicar a muchas cosas. El amor es el sentimiento donde todo y nada se siente a la vez.
Un beso. Hay besos fríos, cálidos, robados, fraternales... ¿Quén no ha besado a una persona cuyo sabor no le agrada? O al contrario, que le agrada mucho. ¿Y las cosquillas en la tripa cuando llevas tiempo esperando ese momento? Un beso dado con sentimiento dice muchas cosas. "Me gustas mucho y no me he atrevido a besarte hasta ahora. Espero que yo a ti también porque de lo contrario estoy metiendo la pata y lo voy a pasar muy mal." Todo eso se puede decir con un beso. O tal vez... "Llevo toda la noche fijándome en ti, si te dejas meter mano te voy a llevar a mi casa y te voy a meter otra cosa hasta el fondo".
Hay otras cosas que dicen mucho en silencio. Una mejilla sonrojada cuando ves a la persona te gusta, la piel de gallina cuando esa persona te roza queriendo o sin querer, una tímida sonrisa cuando te sorprende mirándole... Cuantas palabras no se dice y se entienden sin ser pronunciadas. Supongo que cuando sientes algo tienes que decirlo con el corazón, no con las palabras.
¿Y las lágrimas? No las de cocodrilo, sino las de verdad. Expresan tristeza, dolor, alegría...
Otra cosa que se me ocurre es justo lo contrario al ruido de las palabras, el silencio. La de información que se transmite. Si, no, estoy cómoda a tu lado, no estoy nada agusto...
Y por último y no por ello menos importante... Las palabras escritas. Bueno, mas que ellas, lo que se lee entre líneas. Con una carta, una entrada de blog o un relato se pueden decir muchas cosas. Se puede expresar mucho con pocas palabras y poco con un texto largo. En ambos caso lo mejor no está escrito. Es lo que no se lee, lo que se sabe y se siente. Volvemos a hablar de sentimientos, y no necesariamente de amor, sino de desamor, lucha, enfado... Claro está que para todo lo anterior hace falta otra persona, a la que va dirigida lo que deseamos transmitir.
Tal vez deberíamos hablar menos y sentir mas. Escuchar menos con los oídos y mas con el corazón. Leer mas entre líneas y no centrarnos en la letra escrita. En definitiva, quedarnos con la esencia, porque el resto es envoltorio. Las palabras, las miradas, las caricias... todo eso esconde un sentimiento. Bueno, uno  o varios a la vez. Para todo lo anterior hay que ser capaz de una cosa, de interpretar. Ese gesto, esa sonrisa... no siempre estamos atentos o no nos queremos dar por aludidos. Por eso utilizamos la palabra, porque es el medio mas eficaz para transmitir nuestro mensaje...mas eficaz, pero ¿también el mas fiable.?

jueves, 15 de marzo de 2012

ME OLVIDÉ

En los últimos meses he hecho dos excursiones. Muy diferentes entre sí, pero con un denominador común... bueno dos. Gente desconocida y hermoso paisaje. La primera fue a los Mallos de Riglos. Iba sin mis chicos y con tres mujeres y un hombre que conocí ese mismo día. El camino hasta el pueblo donde iniciamos la caminata fue ameno. Algunos se con conocían entre sí y una de las chicas y yo no conocíamos a nadie. Cuando vi la montaña que tenía que subir no sabía si iba a ser capaz de hacerlo. Nunca había andando montaña arriba excepto una vez... y de eso hace más de 12 años. Cada uno llevaba su ritmo a la hora de subir y se iban turnando para no dejarme sola al final de la fila. Me costó pero llegué... y mereció la pena. El paisaje era precioso, un río cruzaba entre las dos grandes rocas y me sentía como uno de esos grandes buitres que volaban libres. En aquél momento, y escuchando el silencio, me olvidé de todo. Yo era una persona muy pequeña frente a la grandeza que mis ojos veían. Yo no tenía trabajo, ni casa, ni preocupaciones. Me olvidé de todo ello. En ese momento tan sólo existía el paisaje. Cerré los ojos y noté el frescor en las mejillas los abrí y me sentí libre. Respiraba aire puro sin contaminación ni acústica ni olorífica. Tras unos minutos de relax, comenzó la bajada. Después de una animada comida cogimos almendras y volvimos a casa. En el coche la conversación fue animada y cuando bajé del coche volví a recordar todo. Recordé mi trabajo, que tenía que ir a buscar a los pequeños al día siguiente era lunes... y recordé cuando olvidé todo ello.
La otra excursión fue muy diferente. A la nieve y con niños. En esta ocasión iba con dos chicas y un chico junto con dos niñas y un niño. Risas, disfrutar de la nieve, notar el calor del sol en la cara... y de nuevo... el olvido. Subimos una pequeña ladera y en la cima me sentí todo poderosa. Estaba rodeada de un bonito paisaje nevado. En ese momento, que olvidé todo. De nuevo no tenía trabajo ni problemas, tan sólo existían el paisaje y las personas con las que había ido hasta allí. Respiré hondo, llenando mis pulmones de aire limpio, igual que la nieve que pisaba. Y fue en ese momento cuando lo oí, escuché con total claridad el silencio. El día abanzaba y los coches se fueron. Los pequeños descubrieron un iglú y los mayores estábamos en el aparcamiento. Cuando iba acia el coche, después de sorprenderme con el iglú, volví a escucharlo. Se lo dije a mi acompañante. Le comenté que lo que mas me gustaba era que no se oía nada. Su repuesta fue que no se había dado cuenta y me dio la razón. Es lo que mas me gusta de las excursiones, lo que se escucha si sabes escucharlo, ya que el silencio es un ruido que no todo el mundo sabe percibir.
Tengo ganas de volver a no tener trabajo, ni casa, ni problemas. Tengo ganas de volver a olvidar. Quiero volver a hacer alguna excursión para admirar el paisaje, sentirme libre, respirar aire puro, cerrar los ojos y notar el aire limpio en las mejillas. Supongo que esa es la mejor manera de encontrarme conmigo misma, porque después de una caminata no busco el móvil, ni el mando de la tele, ni enciendo el ordenador. Tan sólo busco naturaleza, colores verdes, azules, ocres, para luego cerrar los ojos y almacenarlos en mi mente. Tal vez de esta manera, cuando el extress del día a día me invada pueda cerrar los ojos y volver a recordar qué fue lo que me hizo olvidar.

lunes, 12 de marzo de 2012

ADICCIÓN

Hola Laura:
En primer lugar me presentaré, soy Luis, un hombre de 35 años que lleva cinco siguiendo casi a diario tu blog. Una buena amiga me lo recomendó porque pensaba que me ayudaría. En él hablabas de tu lucha diaria contra una adicción, el alcoholismo y yo estaba a punto de caer en él. Recuerdo que en la primera entrada que publicaste describías los sintómas que yo tenía. Relatabas con total precisión como me sentía por las mañanas o lo feliz que estaba cuando llegaba el fin de semana y podía beber todo lo que quería sin que la gente pensara que soy un bicho raro. A pesar de tus palabras, caí en esa adicción. Leí como intentabas salir, nos contabas a tus lectores anónimos cómo luchabas cada día por seguir los consejos de tu psicóloga, la cual se acabó convirtiendo en tu mejor amiga. Lloré mucho leyendo tus palabras. De alegría cuando conseguías estar un día sin beber y de tristeza cuando pulsabas con una mano el teclado mientras en la otra tenías una copa. Todo esto lo relatabas y aún hoy se me pone la piel de gallina al recordar tus duras palabras. Afortunadamente, todo eso quedó atrás. Conociste a un chico, te enamoraste, y las ganas de ser madre pudieron con tu adicción. Nuestra adicción. No sólo era adicto al alcohol, sino también a tus letras. Con ellas vivía una vida que no era la mía, conseguía olvidarme de los problemas que tenía cuando salía de la habitación en la que vivía. Compartía piso con dos personas mas que apenas conocía. Nunca tuve interés por relacionarme. Estaba muy feliz en mi habitación, con una botella, un viejo monitor y un teclado con varias teclas rotas. Como iba diciendo, conseguiste salir del infierno en que yo estaba metido. Una vez superado, el doctor te dijo que tu deseo de ser madre no se iba a cumplir. Tenías una deformidad en el útero que hacía imposible que allí se gestara cualquier vida. Te afectó... y mucho. A punto estuviste en varias ocasiones de coger de nuevo la botella para olvidar lo desgraciada que era tu vida. No obstante, fuiste fuerte. Continuaste tu camino que te llevó a la separación. Tu marido quería ser padre y tu no se lo podías dar así que decidiste dejar la relación. Lo hiciste porque le amabas y querías que se realizara como hombre, cosa que tu no pudiste hacer como mujer. Fueron varios meses los que estuviste sin escribir nada nuevo. Ese tiempo lo aproveché para releer cada entrada y luchar contra la adicción que amenazaba con matarme. El médico ya me advirtió en alguna ocasión que no iba a durar mucho si seguía por camino que llevaba. Así que me puse manos a la obra y puedo decir orgulloso que llevo seis meses sin beber ni una gota. Sigo siendo alcohólico, porque nunca podré beber ni una copa de vino, pero la botella ya no es mi fiel compañera. Hace dos meses has vuelto a escribir en tu blog. Nos has contado que ya está todo superado y que te sientes orgullosa de ser quien eres. Tienes la autoestima por las nubes y quieres que todo el mundo lo sepa. Tu ex-marido está ahora con una amiga tuya, que va a ser mamá en los próximos meses y no puedes ser mas feliz. Te sientes orgullosa de lo que has conseguido. Das las gracias al blog, dices que te ha ayudado a superar tu adicción pero no estoy deacuerdo. Tienes que darte las gracias a ti misma, ya que has sido la que ha salido adelante con tan sólo la ayuda de una psicólga.
Bueno, creo que ya va siendo hora de decirte lo que llevo media hora intentando. Te quiero. Gracias a tus letras conozco cada virtud y cada defecto de la persona que las escribe. Me gustaría poder quedar contigo, tomar tan sólo un café, conocernos y darte las gracias por convertirme en la persona que soy hoy. Un hombre cuya única adicción, son tus letras.

DOMINGO, UN DÍA INOLVIDABLE

Con un beso de buenas noches doy por finalizado este bonito domingo. El sonido rítmico de la lavadora me recuerda las aventuras vividas. El madrugón, el paseo por la ciudad buscando como llegar a los números pares de una calle... Todo empezó el día en el que decidí apuntarme a una excursión. Era en domingo y los peques iban a pasar el día conmigo. Consulté con los reyes de la casa la posibilidad de ir a la nieve y su respuesta no pudo ser mas efusiva. No había duda, todos queríamos ir a la nieve. La idea de conocer mas mamás y otros peques me atraía mucho, a pesar de que mi lado tímido insistía en que no iba a hablar mucho. Decidí no hacerle caso y confirmé mi asistencia. Tan sólo conocía a una de las personas apuntadas. El día en el que me la presentaron tuve una impresión muy positiva. Persona alegre, extrovertida... Si iba ella no me lo podía pasar mal. Los días avanzaban con gran lentitud y parecía que el domingo no quería hacer acto de presencia. Finalmente, y a las siete de la mañana, una alarma en el móvil me dice que ya es hora de hacer un viaje para pasar frío, echar unas risas y dejar atrás algún que otro miedo... La ilusión con la que se han despertado los peques era contagiosa y he salido de casa con una sonrisa y muchas ganas de conocer a la gente que había apuntada. Era la encargada de ir a buscar a una de las chicas y a su peque. Con el gps del móvil supuse que no tendría problema por encontrar la calle, lo que no contaba era con el mensaje de "Conexión perdida", que venía a decir "¿Sabes llegar a tu destino desde esta calle que no conoces? Pues te las apañas porque el satélite de turno se ha perdido y no tiene ni idea de donde te has metido" Confié en mi intuición, porque sentido de la orientación no tengo, y llegué a la calle señalada. Tan sólo había un pequeño detalle, estaba en los números impares y tenía que ir a los pares. Lo que parecía una tarea sencilla acabó con una llamada pidiendo a mi compañera de viaje que se cambiara de acera porque no sabía como llegar a los números pares de su calle. Ya con dos ocupantes mas en el vehículo ibamos de camino al punto de encuentro. Afortunadamente había pasado en varias ocasiones por esa carretera y no tuve problema para llegar a la gasolinera. Una vez allí, saludé a la chica que me presentaron meses antes en un bar de copas y al otro integrante de la excursión, un papá que se había atrevido a venir con tres mamás. Ya en el coche, y de camino a Francia, me enfrenté a unos de mis miedos. La carretera. Eso de poner el coche a 120 km/h me da un poco de respeto, no estoy acostumbrada a ello pero sabía que podía hacerlo, como así ha sido. Rato después una parada técnica para el pis de rigor, unas galletas, un café y las primeras fotos. Tras comprar el pan, volvemos a la carretera. Las frases de "¿falta mucho?" y "no se ve nieve" llegan al poco de reanudar la marcha. Casi sin darnos cuenta mi hijo mayor me mira con ojos suplicantes. ¿Puedo tocar la nieve?. Hace tan sólo un minuto que hemos aparcado el coche y se muere de ganas por tocarla. Ya con las manos frías accede de buena gana a ponerse los pantalones prestados. Vestidos todos con nuestras mejores galas caminamos hacia una cuesta donde nos lanzamos con el trineo que trae el conductor del coche al que he seguido durante el trayecto. Yo sólo me he tirado tres veces. Una sóla y otra con cada uno de mis dos pequeños. Como experiencia, bien, pero si tengo que elegir entre ir a 120 km/h con el vehículo o a 5 km/h con el plástico rojo... Me quedo con la seguridad del volante. Risas, culetazos, árboles que miran a los intrépidos "trineteros" con miedo... La diversión está asegurada.Entre todos hacemos un original muñeco de nieve con nariz de zanahoria y bufanda. Mas fotos y guerra de bolas de nieve. Mi hijo mayor se alía con el papá y entre los dos consiguen que la nieve me entre hasta... Bueno, ya me entendeis. A una de las pequeñas se le ocurre la idea de subir hasta una casa situada en lo alto de una pendiente blanca. Con mas o menos entusiasmo por parte del resto del grupo accedemos a subir hasta allí. Mas culetazos, bolas de nieve volando y mi hijo pequeño, que es de Zaragoza capital, llevando el pesado trineo montaña arriba. Aprovecho el ascenso para recordar los integrantes de la aventura. Una mamá que conozco, que va con su pequeña. La mamá a la que le pedí que se cambiara de acera y su pequeño. El papá atrevido con su niña y una servidora con dos chicos. Dos niñas y tres niños frente a tres adultos... nos ganan por mayoría. Tras subir con mayor o menor dificultad la cuesta, llegamos a la parte de arriba. Aquí el grupo se divide. Yo me quedo con una mamá disfrutando del sol mientras vemos la frontera con España, a tiempo que el resto se va a seguir escalando otra montaña mas alta. Minutos después dos abrigos rojos nos saludan desde lo alto de la citada montaña. Han llegado hasta allí una mamá y mi hijo pequeño. Les admiro, yo no habría podido. Nunca me ha había planteado la dificultad que supone andar por la nieve, sobretodo cuando te hundes sin previo aviso. Reunido ya el grupo el hambre hace acto de presencia. Acercamos los coches y las risas continúan. He de confensar que soy torpe y en varias ocasiones estoy a punto de acabar bajo el coche. Estaba aparcado de culo justo después de una pequeña cuesta nevada. Yo intentaba sentarme en la nieve para disfrutar del bocata de pavo y chorizo. Sentarme era mas o menos fácil pero cuando me despistaba la nieve se convertía en hielo y yo resbalaba acia los bajos del coche. Está mal que yo lo diga, pero siempre he dicho que mi hijo mayor es como yo, y lo ha demostrado metíendose debajo del coche. Literalmente. Afortunadamente no había ningún cable suelto y el papá se ha quedado mas tranquilo tras la involuntaria comprobación del pequeño. No nos hemos privado de nada. Toda clase de embutido, pan de pueblo, chucherías, huesitos, hasta resfresco bien fresquito. Con la tripa llena, nueva guerra de bolas. Un rato de sobre mesa, bueno, sobre nieve mientras los pequeños disfrutan y se ponen o no deacuerdo en el uso del trineo. Mas fotos y una de las pequeñas viene a por comida. Estábamos las mamás hablando y viene a por cuatro sugus y botellas de agua. Nos pide ayuda y cuando me acerco medio patinando, dice que hay un iglú. Efectivamente, han construído un iglú en el que cabe una persona adulta de pie. Rato después el reloj nos indica que es hora de volver a casa. Ya no queda ningún coche en el parking y las caras de cansancio de grandes y pequeños son evidentes. Nos ponemos ropa "normal" y tras una parada técnica llegamos a casa. Este ha sido mi día de hoy.

REENCUENTRO

Hoy la foto del perro que cada día saluda es de uno con nieve en el morro y bajo sus patas. La verdad es que no puede ser mas acertada en este bonito día. Me he ido de excursión a la nieve con los chicos y me he divertido y reído como hace mucho que no lo hacía. Pero no quiero hablar de ello, quiero escribir sobre un reencuentro. Hace unos meses, por casualidad, descubrí un blog. Las letras me engancharon y leí varias entradas. Recuerdo que sentí. El autor conseguía transmitir su idea, emocionar. Pasó el tiempo y me olvidé del blog, no lo seguí. De hecho si alguien me hubiera preguntado de quien era no habría sabido que responder. Recordaba la imagen de portada pero no el autor. Es curioso como puedes recordar un sentimiento pero no a la persona que te hace sentirlo. Hoy, de nuevo por casualidad, me he reencontrado con esas letras. Había publicada una nueva entrada y me ha dejado impresionada. Si tengo ocasión daré la enhorabuena en persona al autor de esas letras que me han conseguido emocionar. He sentido que yo iba en ese coche, escenario de la entrada, escuchando esa música y llegando a la gasolinera... Quiero escribir así, quiero llegar al punto de emocionar con tan sólo unas frases, quiero ser capaz de transmitir esa sinceridad, quiero que el lector sea el que viva la historia que cuento. Hoy estoy feliz. El viaje a la nieve de la entrada que va después de esta, me ha sentado mejor de lo que esperaba. He cargado las pilas, he oído el silencio, he visto un bonito paisaje blanco y al llegar a casa me reencuentro con unas letras cuaya existencia había olvidado. No se puede pedir más para este bonito domingo.

domingo, 26 de febrero de 2012

UNA RALLADA MAS

Cada persona que he conocido, cada uno es especial. Recuerdo con cariño a mis amigas de la niñez, con sus vidas tan diferentes a las mías. A las amigas del cole, a cuales a alguna aún sigo llamando. Cuando hice fp, o los compañeros de mi primer trabajo. Se me pone una sonrisa bobalicona cuando recuerdo la cara que ponía cuando hablaba con algún chico que fue especial para mí. Cuando estoy con una persona, me transmite mucho. Si estás triste o alegro puedo intuirlo y si tenemos confianza puedo ver en tu mirada mas allá de tus palabras. Muchas veces hace falta eso, sólo una mirada para saber y sentir muchas cosas. Es muy fácil hablar con alguien que está al otro lado del teléfono, o en la comodidad de su sofá mientras chateas. Puedes poner caras, o pensar que te aburre la conversación sin que la otra persona lo note. Lo difícil es el cara a cara, el observar los gestos y la expresión del rostro. No obstante, eso también puede ser engañoso, ya que hay veces que vemos lo que queremos y no lo que realmente es. Cogemos la realidad y la modificamos para que nos ofrezca la cara que queremos. Con lo que no  nos podemos engañar es con los sentimientos. Una persona te puede decir que no tiene miedo a las arañas pero si no es verdad te transmitirá su pánico cuando el insecto le acaricie la mejilla. Tú me puedes decir que me quieres, pero si no siento tu cariño las palabras no tendrán validez. Tal vez le damos demasiada importancia al lenguaje, cuando deberíamos dársela al sentimiento, al cruce de miradas, a una sonrisa furtiva, a un beso inesperado... En este sentido los animales nos llevan ventaja. Dile a un perro que tienes miedo y no te atacará, siéntelo y él sabrá que no te gusta. Me he dio un poco del tema, aunque en el fondo está todo relacionado, ya que me quedo con la esencia de las personas y por eso cada una de ellas es especial para mí y recuerdo con cariño lo que me transmitía. Si hace tiempo que no nos vemos tal vez no sepa decir cual es tu color de ojos, pero sí lo que sentía cuando me mirabas. El tema de las miradas y de lo que transmiten se merece una entra a parte que dejaré para otro día.

martes, 21 de febrero de 2012

A TÍ...

A tí, persona anónima que lee desde la tranquilidad de su hogar las entradas de mi blog. Que sonríe o se entristece conforme la entrada avanza, que reflexiona sobre si está de acuerdo o no con las palabras escritas, que poco a poco va conociendo los pensamientos, ideas y sentimientos de la autora. A tí que tal vez habla conmigo o tal vez ya no, que entra de vez en cuando para ver si hay algo nuevo, que se engancha con las entradas y su curiosidad le pide leer una nueva. A tí que me dices que te ha gustado mcuho una otra o que calla su crítica negativa. A tí que te fijas en una falta de otografía pero no dices nada para no ofender. A ti que me das tu humilde felicitación sin saber lo grande que es para mí. A tí que sigues mi trayectoria y te enteras de cosas a través de las palabras escritas pero no me dices nada por diferentes motivos. En definitiva, a tí lector anónimo, gracias. Gracias por leerme, por opinar o no, por sonreír, sentir tristeza o indiferencia, por comentar la entrada que acabas de leer o callar tu opinión, por entrar cada día o cuando te digo que he escrito algo. Gracias, muchas gracias por emplear parte de tu valioso tiempo en leer las palabras que me ayudan a tirar para adelante día a día. Gracias porque el saber que existes me da animos para seguir relatando los sentimientos que invaden mi corazón. Tan sólo te pido un favor, no dejes de hacerlo, ya que sin tí no podría continuar el camino que empezé el día 15/02/2010. Si algún día decides abandonar definitivamente la lectura, házmelo saber y haré todo lo posible por volver a tenerte como lector. Hay veces que necesitamos un toque de atención o un empujón y quien mejor que tú, persona anónima o no, para dármelo. Y ya por último animarte a escribir, a comentar aquello que te gusta y lo que no, a darme ideas para nuevas entradas y sugerencias para mejorar. Tu opinión es muy importante porque no sólo escribo para mí, sino también para tí.


Dedicado con cariño a cada lector y lectora de mi blog, sea la primera entrada que lee o haya leído alguna mas.

domingo, 19 de febrero de 2012

DEJAREMOS DE BUSCAR

Esta entrada la escribí el día 14/2.


¿Por qué buscas si no has perdido nada? La experiencia nos dice que la mejor manera de encontrar algo no buscarlo. Vas a salir de casa y te das cuenta que no llevas las gafas de sol. Te vuelves loca buscándolas. Hace dos minutos las llevabas en la mano y ahora... En la mesa del salón no están, vas a la habitación, tampoco. En la mesilla al lado del sofá no. ¿Dónde estarán? Justo en ese momento ves las llaves que están en la cerradura. Las coges porque las necesitarás para abrir la puerta y es entonces cuando notas una presión en la cabeza. ¡Las gafas! Las llevabas todo el rato puestas a modo de diaema. Es una escena que a cada uno de nosotros nos resulta familiar. Si no con las gafas de sol sí con las llaves o el móvil. La de veces que me habrá vibrado el bosillo mientras me llamo desde el fijo para saber donde estaba. Las dos personitas que mas quiero vinieron sin ser llamadas. En ambas ocasionas sabía que la posibilidad estaba ahí, pero ni de lejos me imaginaba lo que cambiaría mi vida nueve meses después. La felicidad que siento cuando el pequeño se duerme en mis brazos o cuando el mayor sonríe orgulloso porque le he dicho que algo lo ha hecho bien... eso no se paga con dinero. Bueno, que me voy del tema. Estaba hablando de encontrar las cosas cuando no se buscan y de por qué buscar si no has perdido nada. Por supuesto una vez mas, y en este día tan especial, hablo de amor. Sabemos eso es algo que llega sin mas, sin necesidad de buscarlo. Yo creo que cuando buscamos el amor realmente nos estamos buscando a nosotros mismos pero no somos conscientes de ello. Pensamos que para sentirnos plenos necesitamos tener a alguien a nuestro lado cuando realmente no es así. La plenitud no viene dada por lo que sentimos acia otra persona sino hacia nosotros mismos. Lo complicado encontrar ese punto en el que nos sentimos bien aunque no tengamos a nadie que nos demuestre su cariño. Tal vez eso sea lo que debemos buscar. Y sólo entonces estaremos preparados para recibir a otra persona y hacerla tan feliz como se merece, como merecemos todos, porque al final lo que nos queda es eso, la felicidad. Dicho esto, me aplicaré el cuento y dejaré de buscar lo que viene sin ser llamado. Sé que llegará justo en el momento adecuado, cuando esté preparada para tirarme de nuevo a esa piscina imaginaria, a ese gran mar de sentimientos llamado amor.

AMIGAS

Una amiga es esa persona con la que puedes ser completamente sincera. Es la persona que te coge el teléfono cuando la llamas llorando y la que te invita a una copa cuando hay algo que celebrar. Le puedes contar todo, desde lo mucho que te gusta un chico hasta lo sola que te sientes un día de bajón. Es esa persona que con sólo mirarte a los ojos sabe que te pasa sin necesidad de que abras la boca. No le puedes engañar, ya que primero lee tu mirada y luego escucha tus palabras. Con una amiga puedes compartir desde una ensalada de lechuga sin aceite porque estás haciendo dieta hasta un gran helado de chocolate o una tarde de compras cuando estás triste. Si alguien sabe cómo sacarte una sonrisa, esa es na amiga, al igual que sabe cómo llevarte a es punto en el que gritas y lloras a la vez para descargar toda la rabia amulada. Si quieres un consejo, unas palabras de ánimo, alguien que diga con palabras lo que sientes y no te atreves a expresar o recordar anécdotas divertidas del pasado ya sabes con quien puedes contar. Amigas de verdad tenemos pocas, y tal vez a lo largo de nuestra vida vayamos cambiando ya que según el momento tenemos mas afinidad con unas o con otras. Lo importante es tenerlas, saber que siempre vas a estar ahí y tener la certeza de que por mucho tiempo que pase sin que las veas el sentimiento no se cambiará ni lo mas mínimo.

Gracias. Gracias a todas esas AMIGAS que día a día me apoyan y me escuchan, gracias leer estas letras dedicadas a vosotras ya que gracias a que os he conocido soy así y sin vuestros apoyo no sé que sería de mí. Y ya para finalizar, tan sólo os ofrezco mi mano y cuando necesitéis cogerla allí estará para tomar una copa o un gran helado de chocolate.

Mención especial tienen esas personas que leen mi blog y que no puedo catalogar ni como amigos, ni como conocidos, sino, como gente especial... Tal vez en algún momento os dedique una entrada para expresar lo que me hacen sentir vuestras palabras.

lunes, 6 de febrero de 2012

DE NUEVO, LUNES

El móvil suena indicando que un nuevo día comienza. Un dedo acusador pulsa la opción de aplazar mientras un ojo medio abierto ve la hora. El otro ojo sigue viendo imágenes de médicos, se niega a abandonar el mundo de los sueños. Cinco minutos más... Un cuarto de hora mas tarde los dos ojos se abren de par en par. Ya no queda rastro de los médicos, tan sólo las palabras "me he dormido" ocupan la mente de la deportista. ¡Empieza la yincana! Comenzamos con el salto al suelo, que es como el salto de pértiga en el que caes en un colchón pero al réves y sin pétiga. Mientras tanto una neurona da la orden de mandar despertar a los pequeños mientras la otra piensa donde tiene los batidos a tiempo que otra le hace caminar acia el cuarto de baño. Continuamos con el ejercicio minutos mas tarde, salimos de casa caminando a buen paso a por el coche aparcado tres calles mas allá del hogar dulce hogar. Una vez en el asiento un segundo de paz, vale, hay tiempo, no hace falta hacer ralis. Colocados los pequeños en el colegio, y una vez en el puesto de trabajo, las neuronas se multiplican. Una se encarga de las reclamaciones, a tiempo que otra da un repaso a la nevera vacía y otra decide que el ejercicio no ha acabado y que sería bueno hacer pesas cuando los pequeños salgan del colegio. Reunidas las madres, tema disfraces y de nuevo división de neuronas, dar el dinero para la excursión del mayor, hablar con padre del pequeño para que haga el disfraz, la cena de esta noche será... Antes de darse cuenta camina acia el coche donde el pequeño encuentra la merienda que lleva media hora pidiéndole a su madre insistentemente. Aparcar en el parking del mercadona se convierte en una demostración del manejo del vehículo debido a la estrechez del mismo. Controlar dos niños mientras organizas las cenas y comidas de la semana a tiempo que calculas el importe que llevas gastado y todo e*** metiendo cosas en la cesta parece imposible, salvo si ya tienes experiencia. Eso sí, lo del calcular el peso... eso es otra historia. Organizadas cuatro bolsas, a razón de 2 céntimos cada una, el camino acia el vehículo se hace pesado. No sabría decir cual de las cuatro pesa mas. De camino al barrio las neuronas se vuelven a revolucionar. Se hace tarde y todavía hay deberes, baños, cenas, y lo más difícil, aparcar. La paciencia de nuestra joven deportista empieza a estar en la zona roja cuando ve que han quitado mas de media docena de sitios con el objetivo de levantar la calle y meter unas tuberías de gas. El pequeño se rinde y decide dormir. Bueno, el despertar a la fierecilla será algo que vendrá mas tarde. Enfadada con cada cartel que prohíbe aparcar hasta dentro de una hora decide dar una vuelta mas y sino, dejarlo en una de esas plazas. Si el señor policía quiere poner una multa ella lo ausmirá. Porque si calculamos la gasolina que gasta en una hora y el precio de la multa pagada pronto... Si, compensa. Las bolsas le miran desde el asiento, recordándole que el ejercicio no ha acabado. No se lo cree, ¡un sitio! Y encima grande y mas cerca de casa que el que encontró el día anterior. Por supuesto, a sitio grande, mayor dificultad para aparcar. Ahora toca despertar a la fierecilla mientras intenta olvidar el extress de estar casi media hora buscando sitio. Con dos bolsas en cada mano, camina hacia casa mientras un niño protesta porque tiene sueño y el hermano le chincha. Aqui estamos con el último deporte, levantamiento de pesas. Mientras camina acia la puerta por la que salió por la mañana recuerda todo lo que tiene que hacer y mentalmente coloca cada artículo en su sitio. Ya en casa la maratón continúa, guardar las cosas, poner la lavadora, pelear con los deberes del mayor, entretener al pequeño para que no le moleste, recoger la casa, preparar la ropa del día siguiente... y tantas y tantas cosas para luego llegar a la cama y no entender por que está tan cansada si realmente no ha hecho nada Si, ha hecho cosas, pero se duerme pensando en las que no le ha dado tiempo de hacer.


Esta es una entrada basada en un hecho real. Seguro que mucha gente se siente identificada con ella. Espero que os guste y os animo a dejar un comentario. Un saludo y gracias por leerme.

domingo, 5 de febrero de 2012

LUCHADORA

Hay gente que dice que yo soy luchadora. Si, tal vez lo sea, pero hay mucha gente más luchadora que yo. Enamorarte de un chico que por su trabajo viaja mucho, eso es luchar. Ir a vivir a la otra punta de España siguiendo los pasos de tu amado, eso también es luchar. Acudir cada día al hospital porque tu bebé recién nacida está ingresada y llorar a solas cuando nadie te ve... Levantarte cada día para darle lo mejor a tu pequeña a pesar de que sabes que hoy va a ser igual que ayer y que mañana. Todo eso es luchar. Llevar una casa al día, organizar comidas y cenas, comprar y jugar con tu pequeña sin perder la sonrisa, ir a hacer papeleos en la administración, llamar a puertas porque necesitas que alguien te tienda una mano, hablar hasta altas horas de la noche con tu amado para arreglar una situación que en ocasiones se vuelve en tu contra, viajar para atrás la soledad, no salir de la cama corriendo cuando escuchas a tu pequeña despierta porque los abuelos te han dicho que descanses... Mucha gente se habría rendido antes de empezar el camino. Pero tú no. Querida amiga, sigues luchando cada día por lo que crees y por lo que quieres. Te admiro. Reconozco que me habría rendido con la mitad de dificultades que has tenido tú. Desde aquí te quiero pedir una cosa. Por favor, sigue así. Continúa sacando fuerzas de donde las tengas y tira acia adelante con esa gran y bonita sonrisa. Estoy convencida que la vida te depara cosas muy buenas porque te las has ganado a pulso. Levántate cada mañana, mírate al espejo y siéntete orgullosa de lo mucho que vales, igual que yo lo estoy de conocerte. Eres de esas personas que realmente merecen la pena y que le dan fuerzas a una para no rendirse. Te admiro, no lo olvides.



Así es como acababa la entrada. Días después de escribirla, te volví a ver. Sentí tristeza con una frase que me dijiste. Pero a la vez supe que no sólo eres una tía luchadora, sino valiente, madura y a pesar de todo, tienes la cabeza fría para analizar las situaciones. Desde mi pequeño espacio personal te quiero mandar un fuerte abrazo, decirte que estoy aquí para cualquier cosa que necesites y aunque ya te lo  he dicho no me cansaré de repetirlo, vales mucho y sigue luchando como lo has hecho hasta ahora. Hay una persona que lo agradecerá siempre.