miércoles, 26 de septiembre de 2012

LA FELICIDAD

     Hoy, dando un paseo por la ciudad, iba pensando en la felicidad. Ahora intentaré poner de forma escrita todo lo que he pensado. Antes de ello, quiero escribir una frase que me han dicho. "La felicidad es no tener miedo". Me ha gustado la frase y quiero compartirla con vosotros. Al oírla he sonreído, no venía a cuento y he sentido que me leían el pensamiento, ya que era el tema que llevaba en mente hacía tan solo unos minutos. Os dejo otra frase que me dijeron hace varios meses. "La felicidad no debe ser una meta, sino un camino". Me gustó mucho en su día y reflexionando tanto esta como la anterior... tienen su gran punto de verdad. Tal vez, al acabar la entrada, hable sobre ambas frases... o puede que no. Me gusta que si algo te llama la atención como lector pienses sobre ello. Bueno, que me voy del tema. La entrada que tenía en mente empezaba mas o menos así....
     La felicidad existe. ¿Cómo me imagino un momento de inmensa felicidad?. Un día cualquiera, domingo por ejemplo. Una excursión, con o sin gente. Cualquier lugar bonito. Un poco de cuesta y a un ritmo que pueda seguir pero sin acabar con la lengua fuera. Un poco de subida aquí, una ligera bajada allá y para hacer un descanso, un paisaje. Estoy recordando cuando fui a los Mallos de Riglos. En la parte de arriba se veía todo el río y era impresionante. Ese paisaje mismo. Cansada, cierro los ojos y respiro aire puro mientras escucho la naturaleza. Pájaros, agua... o lo que haya en ese momento por ahí. Saco de la mochila un libro. Estoy pensando en Nicholas Evans. Cualquiera de sus libros que hablan sobre la naturaleza. Leo unas palabras y se me va la vista hacia una mariposa que vuela de flor en flor. Eso es para mi la felicidad. No lo he hecho todavía pero sé que algún día lo haré. Se puede completar la escena con dos pequeños correteando o tumbados sobre la hierba descansando. Un grupo de gente hablando sobre el camino que nos queda por hacer, quien sabe si tal vez una persona especial leyendo a mi lado. Durante esas horas yo sería feliz. Pero claro, eso no lo puedo hacer todos los días, así que ahora voy a jugar contigo, lector y lectora...¿que te hace feliz a ti?. Una película de humor, por ejemplo, vamos a completarla con una gran fuente de palomitas, tu bebida favorita y unas gominolas. Eso es la felicidad. Ahora vamos a llevarla a las tareas domésticas. Seguro que cada uno de nosotros tenemos una tarea preferida... o que nos desagrada menos. Fregar los platos, barrer o planchar. Por ejemplo. Vamos a cantar una canción que nos traiga buenos recuerdos mientras fregamos. ¿Qué tal si bailamos con la escoba mientras barremos? Y tener cerca un plato con gominolas mientras planchamos... puede hacer que la tarea que menos nos desagrada se convierta en algo placentero. Si odiamos fregar los platos... cantar una canción puede ayudar a que nos desagrade un poquito menos y nos haga un poco mas felices. Al fin y al cabo, se trata de eso, de buscar la felicidad, esos momentos, por pequeños que sean. Son muy valiosos y cualquier excusa vale para sonreír. No me voy a poner en plan técnico hablando de las endorfinas porque es algo que se me escapa... y no quiero meter la pata al hablar de ello. Ahora vamos con los momentos de tristeza. Esos minutos en los que nos sentimos la persona mas infeliz del planeta. Los hay. Mas o menos a menudo, pero todo el mundo hemos pasado por ellos. ¿Qué hacer para convertirlos en alegría? Llorar. Eso lo primero. Pero no unas lágrimas de cocodrilo, no. Unas lágrimas de verdad, de esas que saben a sal y mojan todo a su paso. Eso si, vamos a llorar mucho, pero solo un rato. ¿Diez minutos? ¿Un cuarto de hora? El tiempo que creamos conveniente. Eso sí, una vez transcurrido, nos vamos al baño. Prohibido volver a llorar por la imagen deprimente que nos devuelve el espejo. Vamos a lavarnos la cara y a buscar una actividad que nos haga felices. Tal vez sea un buen momento para llamar a esa amiga o ese familiar con el que llevamos meses intentando quedar. ¿Qué tal si concertamos una cita? Eso sí, no para hablar de cosas tristes, sino para echarnos unas risas. También podemos bajar a la calle para comprarnos nuestro helado favorito. O buscar en YouTube vídeos graciosos. Cada uno lo que le haga sonreír. Da igual lo que sea. Claro, dicho así suena muy fácil y habría que verme a mí en plena crisis de "que se pare el mundo que yo me bajo" pero todos podemos controlar mas de lo que pensamos lo que sentimos. Otra cosa es que queramos hacerlo. Eso sí, estoy hablando de la tristeza, porque cuando se habla de amor... el auto control se vuelve mas complicado. Aunque seguro que tiene alguna explicación científica relacionada con las endorfinas... Bueno, a lo que iba. La felicidad está ahí, donde queramos verla. En un posit con una sonrisa pegado en el espejo del baño, por ejemplo. En un chiste malo contado en el momento menos esperado a nuestro compañero de trabajo. O simplemente en una llamada a esa persona con la que hace tiempo que no hablamos para preguntarle que tal lleva el día. Volviendo a las frases del principio podríamos decir que la felicidad está en el camino que nos lleva a hacer cualquier cosa que nos da miedo, dejándonos a este en el principio del mismo. Gracias a los dos por darme vuestra frase. Por cierto, a ti ¿qué te hace feliz?

martes, 18 de septiembre de 2012

HOY ESCRIBO PARA MI

Hay momentos en la vida en los que sientes que necesitas un respiro. Meterte en una burbuja y ver las cosas desde la protección que ofrece dicha circunferencia. Justo en ese momento, cuando te imaginas ahí dentro, te das cuenta que ya lo estás. Todo gira a tu alrededor, demasiado deprisa y sin que puedas hacer nada por controlarlo. Intentas salir, tomar las riendas de tu vida, pero entonces cabeza y corazón no se ponen de acuerdo y la tarea se vuelve dura. Antes de controlar lo que te rodea, debes controlar lo que sientes, piensas y haces. Pero no sabes por donde empezar, ni como hacerlo. El pensamiento "no puedo" acude raudo y veloz para complicar un poco mas las cosas. Y es justo en ese momento cuando un nuevo acontecimiento te recuerda lo vulnerable que eres. Ahí es donde estoy yo. Queriendo rutina pero comprobando como cada día está mas lejos. Intentando unir cabeza y corazón pero viendo como discuten día tras día. Es lo que menos me preocupa, tengo las ideas claras, pero duele decir "no" cuando siento "si" aun sabiendo que lo mejor es "no". Luego están las cosas que desconozco, o peor aún, las que creo conocer. Sé que el tiempo va a aclarar todas y cada una de mis dudas, pero hasta que llegue ese momento estarán ahí, dando vueltas por una cabeza que no da mas de sí. Por otro lado, se que lo mejor es que los interrogantes sigan donde están, porque no estoy preparada para conocer las respuestas. No, todavía no. Tengo que asumir lo que me está tocando ahora vivir para enfrentarme a esa nueva situación con la cabeza mas despejada. Bueno, por hoy es suficiente. He conseguido desahogarme de tal manera que solo yo se a que me refiero. Te pido perdón, si al leer esto no has entendido nada, pero necesitaba expresar con palabras lo que sentía. Sé que no voy a arreglar nada y que lo que tengo que solucionar sigue ahí, pero al menos me siento un poco mas libre de la pesada carga. Aunque no lo parezca, estoy bien. Simplemente es una temporada en la que tengo varias cosas que asumir y se me hace un poco cuesta arriba porque son varias y en campos muy diferentes entre sí. La próxima entrada llegará pronto, me comprometo a ello.

martes, 11 de septiembre de 2012

MI VERANO

Tras varios meses de silencio ya va siendo hora de saludar a la gente que lee estas letras y publicar una nueva entrada. En el tintero tengo muchas ideas que espero ir desarrollando conforme la rutina llegue a hacerse dueña de mi vida. El motivo por el cual he estado tanto tiempo sin escribir ha sido la falta del mismo. Entre vacaciones y trabajo no he podido sentarme para dar rienda suelta a la imaginación. He pensado mucho en ti, querido blog, y he hechado de menos contarte todo aquello que pasa y ha pasado por mente y corazón. Hoy es el día elegido y lo primero que haré será un resumen de una parte de lo que he vivido y sentido.
Al pensar en el verano el primer sentimiento es la añoranza. Sé que entre nosotros hay algún papá y/o mamá separado. Seréis los que mejor entendáis ese sentimiento de tristeza que se apodera del corazón cuando la casa permanece en silencio demasiados días seguidos. He llorado al tener a los reyes de la casa fuera de ella. Sabía que estaban bien, pero me faltaba un beso, un abrazo y hasta una mirada pícara cuando el mayor me va a tocar con las manos heladas o la mirada de enfado del pequeño cuando le digo que espere su turno para hablar. Sabía que estaban bien y que es positivo para todos que estemos ese tiempo separados, pero la tristeza es un sentimiento que está ahí aunque quieras que se vaya. Para combatirla hice un viaje relámpago y pude darle nada mas y nada menos que seis tirones de orejas al pequeño de la casa. Gracias a eso el mes no ha sido tan largo.
Otro sentimiento que me he viene al recuerdo es la incertidumbre en el trabajo. La cosa está delicada y hasta que llegue octubre no encontraré la estabilidad y la rutina que anhelo.
Hay otros sentamientos como impotencia y resignación que también ha hecho mella, pero prefiero no entrar ahí, no es algo positivo.
Lo muy positivo ha sido la paz, el silencio y el compañerismo que he sentido al salir de excursión. Allí, rodeada de árboles y agua, solo era yo y  nadie mas. Las voces de los compañeros de fatigas sonaban lejanas y el ruido ensordecedor del agua me impedía no pensar en algo que no fuera lo que estaba viendo en ese momento. Andar por el agua, tocarla con las manos, notar la humedad donde la espalda pierde su casto nombre... Son sensaciones que me cargan las pilas, son momentos que necesito vivir para continuar por el camino de la vida. El camino con sus subidas y bajadas, con sus piedras y sus tramos lisos, con unas palabras de "no puedo" aquí y otras de "si puedes" allá. Y al llegar al destino la sensación de que ha merecido la pena el no rendirse cuando las fuerzas empezaban a irse. No estoy acostumbrada a hacer senderismo y al principio, hasta que el cuerpo se habitúa  me cuesta un poco dar paso tras paso. El camino de vuelta es mas llevadero, la mochila pesa menos... y el corazón también. A la orilla del río dejo las tristezas, las añoranzas y demás sentimientos y pensamientos negativos. La corriente se los lleva y entonces hay hueco para llenarlo con la belleza del paisaje y el rumor del agua aquí y el silencio mas absoluto allá. Tengo ganas de volver a andar, de verme rodeada del verde de los árboles, el marrón de la tierra y el azul del cielo. Me apetece mucho hablar con la gente de ese entorno, siento que tengo mucho que aprender y las personas con las que hablo me lo pueden enseñar. Si a todo esto le añadimos la presencia de las personitas mas importantes de mi vida, ya no necesito nada mas. Tendré que probar esa experiencia y hacer una excursión con ellos, despertarles el gusanillo por el senderismo y el amor a la naturaleza.
Volviendo a los sentimientos de este verano, mi corazón también ha tenido su ración de quiero y no puedo. He vuelto a vivir el principio del fin de una historia que pudo ser y no fue. En esta ocasión estoy muy contenta porque siento que no he perdido el tiempo sino que lo he invertido en lo que, espero, sea una sincera y duradera amistad.
He empezado la entrada diciendo "hola" a cada persona que lee esto. Ahora toca la despedida. Pero antes de ello... ¿qué tal vuestro verano? ¿Qué habéis sentido? Gracias por estar ahí y hasta la próxima.