martes, 29 de septiembre de 2015

MIEDO A QUEDARSE SOLO

Entrada que va sobre un miedo que compartimos cuando volvemos a la soltería.


     Como ya os he contado, he aterrizado en un grupo de WhatsApp con gente muy maja. Nos unen varias cosas. Somos papás y mamás y no tenemos pareja, entre otras muchas cosas. Hoy me quiero centrar en eso de la soledad. Pero no en el sentimiento en sí, sino en el miedo a un futuro al lado de ella, Doña Soledad.

     Dos perosnas del grupo me han comentado este finde el miedo que tienen a quedarse solos. Ni diré sus nombres, ni el uno sabrá quien comparte su miedo. Aunque... en el fondo... ¿Quién no tiene miedo a eso? Yo no me lo había planteado hasta ahora. Hago un paréntesis para contaros una conversación que tuve hace varios meses y luego continúo.

     Fue en una excursión, con un amigo que hacía unos meses que se había separado. Es un hombre muy majo, buena persona y de físico normal. Me atrevería a decir que incluso es guapo. Me comentaba que le gustaría tener pareja. En mayor o menor medida todos hemos pasado por eso. Cuando aterrizas en la soltería después de una relación larga en la que has llegado a convivir o incluso a tener hijos, el cambio es muy radical. Pasas a tener mucho tiempo libre y ya no tienes besos, abrazos, mensajes de buenos días o de que tal va la mañana. Nos acostumbramos a la pareja y cuando no la tenemos la echamos de menos. Entonces buscamos eso que teníamos. Yo le decía a este amigo que intenara hacer cosas que le gustaran. Que redescubriera sus aficiones. Es la mejor manera de estar agusto con uno mismo y... quien sabe... incluso puede llegar el amor al lado de una persona con la que comparte una afición. Y si no llegara a eso, tendría su tiempo ocupado haciendo cosas que le gustan y de alguna manera no echaría tanto en falta el no tener pareja. Mi amigo no se quedó muy convencido. Lo entiendo, es normal. Cuando quieres algo, lo quieres y punto. Y eso de que te digasn que no lo busques, no gusta que nos lo digan.

     Volviendo al tema del miedo a quedarse sólo... ¿Y si conseguimos llegar a ese punto en el que no necesitamos a nadie a nuestro lado? Hacer cosas que nos gustan, ocupar nuestro tiempo libre... en definitiva, encontrar la felicidad en nosotros mismos y no buscarla al lado nadie. Quizás en ese momento ya no le demos tanta importancia a la pareja, o de alguna manera, la echemos menos de menos. En ese caso el miedo a quedarse solo no tendría sentido porque habriamos descubierto una manera de ser felíz por nuestros propios medios. Dormir abrazado, un te quiero, unas vacaciones compartiendo una gran cama... Hay cosas que no se pueden sustituir por nada. Pero lo que quiero transmitir es que hay que intentar minimizar en lo posible los momentos en los que necesitaríamos una persona a nuestro lado. Adquirir una independencia para que tener pareja sea una cuestión de elección y no de necesidad. Para que nos apetezca estar a su lado y no lo ncesitemos. Porque si no lo necesitamos, dejamos de buscarlo y es cuando llega el amor y se va el miedo. Bueno, en realidad el miedo no se va, sino que se transforma. Aparece la sensación del "y si no sale bien", "y si me deja". Pero eso... para otra entrada. Gracias por leerme, y en especial a las dos personas que me han inspirado esta entrada.