jueves, 19 de diciembre de 2013

Y DE NUEVO... LA NAVIDAD

   Entrada que va sobre estas fechas tan entrañables para algunos y odiadas para otros.


    La semana que viene, la navidad vuelve a la carga. Bueno, en realidad estamos en navidad desde hace ya días, sino que se lo pregunten al Corte Inglés. Porque, realmente... ¿Cuándo empieza la navidad? ¿Después de pilares? Aquí pasamos de ver los escaparates llenos de flores para la pilarica a tenerlos repletos de turrones y dulces navideños. ¿Empieza la navidad el día 24/12? Si no recuerdo mal ese día nació Jesús. Hace mucho que lo estudié y no lo recuerdo bien. Sinceramente, interés por saberlo, tampoco tengo ninguno.

   Me gusta hablar de sentimientos. Y no voy a hacer una excepción hoy. He sentido que me gustaba la navidad. Mi madre vivía y comprábamos turrón... supongo. Lo cierto es que no tengo ese recuerdo de mi madre en navidad. El primero que tengo, y es muy débil, es en Bilbao, con mi abuela. No sé si es por lo que me han contado mis primas mas mayores o porque realmente he sido capaz de almacenar dicha imagen. Recuerdo la cajita de música que estaba en un mueble debajo de la tele en casa mi abuela Paca. Para Elisa. ¿Cómo olvidar esa melodía que me traslada en el tiempo? Lo siento, me he ido del tema, pongo un punto y a parte y continúo.

   He vivido la navidad de muchas maneras. Cuando era niña con mi padre, abuela, tíos, tías y primos y primas. Años después sólo con mi padre. ¿Os he contado alguna vez que cogí "el puntillo" bebiendo en casa? Me lo pasé en grande, riéndome de cada anuncio. La resaca del día siguiente no fue tan buena, pero al menos pasé un rato divertido aquella noche. También la he vivido en compañía de la familia de mis ex-parejas. Con una persona en concreto, llegué a sentir eso que llaman "espíritu de la navidad". Alegría, regalos, ilusión, buena comida. Fue bonito. Pasados esos años, los pequeños de la casa son los encargados de unir el recuerdo de "familia ex-pareja" mas familia propia. Muchos recuerdos, y ni rastro de añoranza. También la he vivido sóla. Es duro afirmar que he estado sola no una noche buena, sino varias. Eso sí, ha sido por decisión propia, porque sé que tengo amigas cuyo corazón no les cabe en el pecho y que me han ofrecido en varias ocasiones su mesa. De hecho, en una ocasión acepté una invitación. Fue una noche agradable, marcada por la ausencia de mis pequeños.

   Este año afronto estas fechas con una sonrisa, bueno, para ser del todo sincera, diré que todavía no soy capaz de esbozar esa gran sonrisa, pero estoy en ello y sé que lo lograré. Voy a pasar el día de noche buena con la persona que, hoy por hoy, ocupa mi corazón. Y eso es lo que realmente importa. El resto de la gente con la que voy a compartir mesa también es importante. Siento ilusión, curiosidad y muchas ganas de que pasen estos días.

   No recuerdo cuando empecé a detestar estas fechas. Estar feliz porque es navidad, enviar sms a personas con las que apenas cruzo un "hola" cuando las veo, ser solidaria porque "es navidad", tener que ver a gente que son tu familia pero que no aguantas o hace un año que no ves, montar un árbol y llenarlo de bolas, pagar el pollo o la leche mas caro que cualquier otro día del año, comer dulces cuando lo único que quieres es perder peso... Suena a tortura. ¿De verdad la gente es feliz haciendo todo eso? Lo reconozco, soy una mas y hago muchas de esas cosas que acabo de escribir. Pero lo que no consigo es tener ese sentimiento de felicidad y no disfruto viendo los centros comerciales llenos de luces, ni sonrío cada vez que tengo que dar una vuelta mas porque gracias a los turrones no encuentro lo que iba buscando en el súper del barrio. Me encanta que la gente sea feliz, y admiro a esas personas que disfrutan con las reuniones familiares y comprando regalos. Mira, esa es la parte que menos me disgusta, los regalos. Me gusta regalar y que me regalen. Eso sí, cada vez que veo el precio de los juguetes, o lo que es lo mismo, objeto de plástico que va a ser usado durante un corto espacio de tiempo para ser roto o abandonado antes de la vuelta al cole. Lo que decía, cada vez que veo el precio de eso, sale mi vena mas tacaña. Este año los reyes majos, es decir, "Melchor" y "Gaspara" han decidido que el regalo que van a recibir los pequeños de la casa van a ser unas preciosas bicicletas, cortesía de la paga extra. Estoy contenta con la decisión que hemos tomado, lo veo muy práctico.

   Bueno, pues así veo yo la navidad. Espero no haber ofendido a nadie con mis comentarios y por si no nos vemos... ¡Feliz navidad! Si, lo sé, me ha quedado muy falso. En realidad le deseo a cada persona que lea esto que sea feliz, pero no sólo estos días, sino cada día del año. Y aún mas, en esos en los que cuesta un poco mas serlo. Gracias por leer estas letras.
  

  

jueves, 12 de diciembre de 2013

MONTAÑA RUSA

    Entrada que va sobre un parque de atracciones o sobre la vida... o mejor dicho, una mezcla de ambos.


    ¡Hola! Si, ya lo sé, llevo mucho tiempo sin ponerme delante del teclado para contaros cosas, pero bueno, mas vale tarde que nunca ¿no?. Hoy no daré explicaciones del por qué he estado tanto tiempo sin escribir, tal vez mañana... o pasado... o al año que viene, que ya no queda nada. Bueno, que me voy del tema. Quiero hablar de un parque de atracciones muy especial, tan especial y único como la vida misma, o como la misma vida de cada uno.

    Esta tarde, tomando café con una amiga, hemos "filosofado" sobre las diferentes formas de afrontar el día a día. Bueno, mas bien, los momentos de tristeza. Hay gente que vive la vida como si fuera el tren de la bruja. ¿Os acordáis cuando erais pequeños e ibais al parque de atracciones o a las ferias? Todos nos hemos montado en un tren que no se sale de las vías y va dando vueltas. Cuando menos lo esperábamos nos echaban agua o nos daban con una escoba flojito. Hay muchas personas para las cuales ese podría ser el resumen de su vida. En una vía, sin salirse de la rutina, sin permitirse llorar a lágrima viva ni reír a carcajadas. Es una forma de vivir, como cualquier otra. Muy lineal. ¿Que algo me preocupa? Da igual, sigo adelante, no miro hacia atrás ni me planteo el salir de la zona de confort. Todos tenemos cosas que nos gustaría mejorar, que nos gustaría probar, que nos gustaría experimentar. Para ello hace falta salir de esa vía imaginaria y mirar que hay detrás de las paredes del túnel, en ese lugar del que salen los animadores de la atracción para echarnos agua. Corremos el riesgo de no poder volvernos a subir al tren, porque este vaya muy deprisa, por ejemplo. Por eso hay mucha gente que no se atreve a dar ese paso y se queda dando vueltas y pasando una y otra vez por el mismo sitio. He pasado muchas temporadas en ese tren. Tal vez por miedo, porque no sé que se esconde en la oscuridad. Tal vez porque me conformo con lo que tengo y no aspiro a nada más. O incluso por comodidad. Seamos sinceros, cuando la vida te trata no demasiado mal, ir a buscar la manera de obtener mas felicidad y arriesgar la que tienes... cuesta bastante.

    En otras muchas ocasiones, las mas, he vivido en una montaña rusa. Me va mas ese rollo. Empieza el vagón a moverse. Me agarro porque veo que viene una cuesta arriba. Parece que no se acaba nunca. Detrás de un problema viene otro, y otro más. Y cuando parece que ya no puede haber nada que aún me salga peor, veo un nuevo reto que superar. ¿Quién me mandaría meterme aquí? No lo pienso y sigo agarrada superando de la mejor manera que puedo cada dificultad. Casi sin darme cuenta empiezo a bajar. Suelto las manos de la barandilla y las levanto al aire mientras noto como me despeina el aire. ¡Por fin todo parece que mejora! Aprovecho para tomar aire porque sé que luego viene una cuesta. Pienso en el tren de la bruja, pero no puedo volver allí. Como mucho, puedo disfrutar de un tramo recto y sin grandes cuestas. Así es como me gusta vivir. A tope y haciendo lo que me da la real gana. Dentro de unos límites, claro. ¿Necesito llorar? Cojo pañuelos de papel y a llorar, pero con ganas ¿eh? Que salga todo el dolor que aprisiona mi corazón. No tengo miedo a hacerlo porque sé que es un rato, como mucho un día, el que voy a estar entregada a las lágrimas. Durante ese espacio de tiempo seré la mujer mas infeliz sobre la faz de la tierra. Ni los niños, ni los amigos, ni mi pareja, conseguirán hacerme cambiar de idea. Cuando ya tengo el dolor de cabeza característico y he dormido un poco, vuelvo a ser yo. La chica optimista y luchadora que soy. ¿Cuando quiero reír? No hay nadie que ría mas alto. Me encantan esos días en los que sonrío por todo, en los que cualquier cosa mínimamente buena hace que se convierta en la mejor noticia de ese día. Me gusta vivir así, aunque tiene su riesgo, que es perder el control. Hay veces en las que necesito un abrazo, un cuerda para salir de pozo, una noticia realmente buena para seguir adelante. Es entonces cuando pido ayuda a la gente con la que sé que puedo contar.

     ¿Y tú? ¿Cómo es vives? ¿En una montaña rusa o prefieres la seguridad del tren? Puede que incluso ninguno de los dos.
   
     En un parque de atracciones hay muchas otras, como la casa del terror. En ella me subo cuando siento miedo. Miedo a la vida en sí porque quiero abrir una puerta y no sé que hay detrás. Muchas veces, a pesar de ello, la abro. He decidido entrar y llegaré hasta el final.

     Bueno, ya llega la despedida. De nuevo, gracias por estar ahí. Espero, como siempre, que estas letras te hayan hecho pensar, reflexionar, o simplemente pasar un rato no demasiado aburrido.