viernes, 27 de octubre de 2017

REFLEXIÓN

En esta ocasión, la entrada es sólo una reflexión. 

   Hay veces que siento que  voy a contra corriente. Que me empeño en luchar por cosas que la mayoría de la gente no quiere o no cree en ellas, como el amor para toda la vida. La sociedad nos empuja al sexo fácil, cero compromiso. Alimentar el cuerpo de sensaciones y dejar el corazón a un lado, apartado, en un rincón y si puede ser bajo 20 llaves para que no sufra y nadie tenga acceso a él. Yo no quiero una cena, quiero el banco de un parque con un paquete de pipas. No quiero una noche de pasión desenfrenada, quiero una mañana de desayunar juntos al tiempo que las legañas luchan por quedarse a vivir en mis ojos. "Esa mirada" me llena más y me satisface más que el mejor orgasmo de mi vida. Pero todo eso ya no se lleva. Todos estamos de vuelta y escondemos el corazón con la falsa creencia de que así estará a salvo. A la gente no le gusta sufrir, no quiere hacerlo porque duele y se pasa mal. Y yo lo entiendo, de verdad que sí. Pero soy un bicho raro que no tiene miedo a pasarlo mal. Porque sé que soy fuerte y estoy convencida que algún día encontraré a alguien que no sólo piense como yo, sino que quiera estar conmigo. Sólo espero no tirar la toalla antes y dejarme llevar por lo que se lleva ahora. El sexo sin amor, el amor de una noche, priorizar el tamaño y la habilidad de un pene, al tamaño y la grandeza de un corazón.

domingo, 15 de octubre de 2017

FIN

Una entrada muy personal en la que hablo del fin, del principio y de continuar.


   Y con tres letras, se dibuja un nuevo principio. Una nueva puerta que se abre que lleva a lo desconocido, bueno, tal vez no tan desconocido porque ya he estado aquí antes.

   Las letras me piden paso, se pisan por ser las primeras. Textos, relatos, proyectos... Hay una fiesta de palabras montada en mi cabeza. Comparten espacio con los sentimientos. Dolor, rabia, esperanza. Y una amarga sensación de "ya lo sabía yo. Si es que..." Ese sabor se une al de las palabras "de nuevo, el mismo error".

   Pero no es hora de vivir en el pasado ni de prometerme no volver a hacer lo que en el fondo sé que repetiré. Ahora toca mirar al presente con la cabeza bien alta y con la sonrisa más amplia posible. Y cuando los recuerdos se empeñen en dar mal, agradecerles su presencia e invitarles a abandonar la habitación por donde quiera que entraron.

   Emocional y luchadora. Son las palabras que mejor me definen. Y aunque mucha gente piense que son contradictorias, no es así. Porque la emoción me da la vida y la lucha me mantiene con ella. Y ganas de vivir, tengo. Muchas. Aunque haya momentos en los que la tristeza me haga preguntarme "¿Hasta cuándo?".

   Tal vez esta sea una de las entradas más raras que he escrito, pero necesitaba hacerlo. Darle voz a los sentimientos aunque el lector no sepa a qué me refiero. En esta ocasión, como en alguna otra, escribo para mí.

   De nuevo, gracias por leerme y por si te asalta la duda... sí, estoy bien. Y aunque hoy mi sonrisa sea un poco forzada, mañana será la de siempre. Amplia y sincera.

sábado, 14 de octubre de 2017

HOY SOÑARÉ DESPIERTA... SÓLO HOY

Entrada en la que expreso un sueño. Dedicada a la persona que me vio nacer.

   Si estuvieras, el día de nuestro santo sería sagrado. Nos iríamos a comer por ahí. Cada año a un sitio distinto.

   Si estuvieras, hablaríamos durante horas sobre la vida, el amor y la educación de los pequeños.

   Si estuvieras lloraría en tu regazo y reiríamos juntas.

   Si estuvieras te dejaría a los chicos y me enfadaría contigo cuando le hicieras una comida diferente al pequeño.

   Si estuvieras, para ellos no serías un recuerdo en forma de foto en blanco y negro, sino una persona con la que sumar día tras día recuerdos.

   Si estuvieras no te echaría de menos porque en el momento que lo hiciera te llamaría.

   Si estuvieras, juntas seríamos invencibles.

   Si estuvieras te daría las gracias en persona por darme la vida y no mirando al cielo.

   Si estuvieras te querría. Mucho. Más incluso de lo que te quiero ahora.

   Si estuvieras te cuidaría. Igual que lo hiciste tú conmigo.

   Si estuvieras viviríamos juntas. O igual no. ¡Qué más da! Si estuvieras estarías y eso es lo más importante.

   Si estuvieras disfrutaría contigo de cada día como si fuera el último, aún sabiendo que no lo sería. Porque, entre tú y yo, las madres son inmortales aunque ya no vivan en la tierra.

   Si estuvieras... pero no estás. Por eso te escribo estas líneas.

   ¿A quién intento engañar? Si estuvieras tal vez no haría ninguna de esas cosas... o puede que las hiciera todas. Sea como fuere, es un sueño. Tan sólo un sueño en forma de palabras que algún día te diré, cuando nuestras almas viajen juntas.

miércoles, 4 de octubre de 2017

A VECES...

Entrada que va sobre el proceso que sigue un gran sueño hasta que se consigue.

 
 A veces la vida nos pone a prueba. Nos presenta a nuestro sueño y nos sitúa en el otro extremo de la cuerda.

   A veces nos encontramos corriendo en dirección opuesta a él, porque hemos encontrado otro sueño aún mejor que el primero.

   A veces frenamos en seco y nos damos cuenta que estamos en medio de dos sueños. Por un lado el que creíamos tener y por el otro el que perseguíamos en un principio.

   A veces ese sueño que creíamos tener nos demuestra que no es tan grande como nos pareció en un un principio. Y poco a poco le quitamos la etiqueta de "sueño".

   A veces nos rendimos. Nos sentamos en el suelo y bajamos la cabeza con los ojos cerrados. Hemos abierto los ojos se par en par y el dolor nos obliga a cerrarlos una y otra vez. Pero llega el momento en el que vemos la realidad a pesar de la oscuridad.

   A veces nos levantamos con los ojos aún cerrados. Sin ganas, sin fuerzas, sin ánimo. Sólo porque nuestra naturaleza de personas luchadoras nos empuja hacia arriba.

   A veces abrimos los ojos y vemos a nuestros pies un abismo. Un gran abismo. No sabemos dónde nos lleva. Tal vez a nuestro sueño, tal vez muy lejos de él, tal vez... No lo sabemos. Sólo sentimos ganas de saltar al vacío y descubrir qué hay al final del mismo.

   A veces miramos a nuestro alrededor y vemos las caras de amigos y familiares. Cada uno tiene su opinión, nos ofrece un apoyo incondicional. Pero están lejos, muy lejos. Porque nuestro dolor y alegría no pueden sentirlo. La decisión es nuestra. No podemos quedarnos donde estamos porque ya hemos visto el abismo, la solución a nuestros problemas. La decisión está tomada, incluso antes de saber que lo hemos hecho.

   Y saltamos. Y caemos por un agujero donde nos acompañan las palabras "y si", "me estoy equivocando", "ojalá salga bien". Amerizamos en un mar de lágrimas. Recordamos nuestro sueño, ese que conseguimos alcanzar pero que no era tan brillante como pensábamos, ese al que le quitamos la etiqueta de "sueño". Y seguimos nadando desesperadamente buscando el camino que nos lleve a nuestro primer sueño. Ese gran sueño que todos tenemos. Un sueño que estaba en el otro extremo de la cuerda. Y tal vez, sólo tal vez, de esa manera lleguemos a conseguirlo, porque los sueños grandes requieren grandes luchas.

   Y tu gran sueño... ¿Cuál es?