jueves, 8 de mayo de 2014

FOTOGRAFÍA

   Entrada que va sobre el mundo de las fotos.


   He escrito y borrado el principio de esta entrada tres veces. No sabía como empezarla, así que una vez escritas las primeras palabras espero que el resto sea más fácil. Piensa en una foto. Da igual la que sea, una bonita o fea. ¿Qué sientes? Seguro que sientes algo. Si es de alguien a quieres sonreirás y sentirás alegría, si es de una persona a la que detestas no será positivo el sentimiento, un paisaje puede transmitir paz. Mi foto favorita, en la que pienso cuando escribo esto, transmite mucho. No voy a entrar en detalles pero hay ocasiones en las que una imagen puede transmitir incluso mas que una caricia o un beso.

   Hace unos días me han hecho alguna foto de esas que no sabes cuando te las hacen, de las que no te da tiempo a poner la "sonrisa de foto". Venga, que sé que todos tenéis esa sonrisa. Las fotos que te hacen sin avisar siempre dicen que salen mejor, tal vez sea porque realmente captan eso que solo la lente puede capturar. Hay veces en las que nos pillan con los ojos cerrados o con cara seria, pero en la gran mayoría suelen ser fotos muy buenas.

   ¿Y las personas que dicen que no son fotogénicas? Afirmo con rotundidad, que no hay nadie que sea así. Todo el mundo puede salir bien en una foto, e incluso en mas de una. Cierto es que hay personas que la gran mayoría de veces sale muy bien en las fotos. Puestos a intentar buscar una explicación para las personas que se autodefinen como no fotogénicas se me ocurre alguna que otra. Tal vez no estén en la foto con algo o alguien que les haga esbozar esa sonrisa sincera y espontánea. O que el fotógrafo sea un completo desconocido al que no sean capaces de sonreír. Que el fotografiado se empeñe en sonreír con la boca en vez de con los ojos. Hablo de la sonrisa porque parece que son las fotos mas bonitas. Aunque hay fotos muy chulas de personas que están serias. En todo caso, si eres de esas personas que piensa que no sale bien en las fotos, te reto a una sesión fotográfica, en la que al menos conseguiré tres fotos buenas tuyas.

   La fotografía es algo que me gusta mucho desde niña. Las que más me gustan son las de blanco y negro. Todavía no he visto a nadie que salga mal en una. Con un simple "click" plasmas un instante único. Un segundo de la vida de una persona que no volverá. Una imagen que nunca envejecerá y que al verla nos permitirá recordar ese momento. Con una simple foto puedes tener mucha información. El lugar donde fue echa, si era un cumpleaños o una boda... Y cuando la persona fotografiada vea la foto hasta podrá recordar que sentía o que pasaba por su cabeza en ese instante. Incluso podrá explicar por qué salía con la boca abierta o moviendo el brazo.

   En definitiva, la fotografía es una manera mas de comunicar y transmitir. En muchas ocasiones es lo primero que ve un desconocido de nosotros, por ejemplo en un currículum. Y es tan importante que queramos transmitir algo como que la persona quiera recibir esa información. Os animo a coger la cámara y fotografiar todo aquello que os llame la atención, yo en cuanto encuentre el cargador de la mía lo haré. Gracias por vuestro tiempo.

martes, 29 de abril de 2014

DESDE EL CORAZÓN

Unas líneas que relatan la vida de una mujer

   En algún lugar vive o vivió una persona que hizo feliz a otra. Un hombre que llenó de luz los días oscuros de una joven. Un señor que se enamoró de una mirada, una sonrisa, un pelo largo y negro. Esa persona amó como solo saben hacerlo las personas de buen corazón. Su enamorada vivió feliz a su lado. Por fin podía sonreír. Lejos quedaba la infancia marcada por una madre autoritaria y un padre bueno. Ahora era una joven con toda una vida por delante. Vivía feliz imaginando días y noches al lado de la persona que le sacaba los colores con tan sólo una palabra. El tiempo que pasaban juntos era lo mejor que ambos tenían.


   Pero esto es la vida real, no es un cuento de hadas, y el final no es feliz. El hombre sufrió una enfermedad que le deformó parcialmente la cara y la mujer se vio obligada a alejarse de él. Ella no quería, lo amaba con toda su alma. Pero la madre autoritaria le prohibió verle. Las lágrimas parecían no tener fin. Los días que antes eran soleados ahora eran oscuros y tristes. La joven miraba los regalos de él. Los sostenía con fuerza contra su pecho como si de esa manera pudiera sentirle mas cerca.


   Le presentaron a un hombre y al cabo de los meses se casó. En la foto de la boda a pesar de la sonrisa, sus ojos son tristes. Es una mujer de mirada triste porque la alegría se la llevó aquél hombre bueno que seguro que todavía hoy recuerda a su gran amor. Tenía la esperanza de que su esposo le diera la felicidad que ansiaba. Y si, durante un tiempo fue feliz pero cuando se quedó embarazada descubrió que la persona que dormía a su lado no era la que había conocido antes de casarse. De nuevo, las lágrimas rodaron por su mejilla. Lágrimas de rabia, dolor e impotencia. Un día asumió su situación. Aceptó su destino y decidió no seguir luchando. Se rindió. Ni la carita sonriente de su bebé consiguió que cambiara de idea. Su luz se había apagado. No le quedaban fuerzas para seguir viviendo.


   Un día, en un hospital, un paro cardíaco. La reanimaron y vivió unos minutos mas. En el último momento decidió luchar, pero su débil cuerpo no supero el segundo paro cardíaco. El pitido continuo del monitor informa a los médicos que esa mujer ya no está en el mundo de los vivos. Una sábana le cubre la cabeza mientras el alma viaja hasta un lugar donde espera la llegada de la noche. Esa noche, sólo esa noche, paseará por el sueño de su amada hija. No le dice nada. Tan sólo estará ahí, en la cocina, junto al fuego de gas donde asaba el chorizo. La mirará por última vez. Hasta que el amanecer abra los ojos de la pequeña. Una niña que algún día se hará mujer y luchará por tener la felicidad que a su madre le negaron.



martes, 22 de abril de 2014

JORGE

   Te voy a contar una historia. Si, a ti, a la persona cuyo nombre es el título de la entrada. Te voy a contar, para que todos lo sepan, la historia de lo nuestro. Así, sin mas. Hace un rato me comprometí a hacerlo y ya que estoy en compañía de la inspiración, lo haré. Sé que vas a ser duro en tu crítica con esta entrada de blog, pero me da igual. Lo asumo y hasta te doy las gracias por ello. Venga, no me enrollo mas, seguro que hay gente que quiere saber que ha pasado entre nosotros. Pienso contarlo todo con pelos y señales.


   Empezaré por el principio. Podría hacerlo por el final, pero dejo lo mejor para las últimas líneas, así me aseguro que lees todo. Nuestra historia comenzó una bonita tarde de un mes y un año que no recuerdo, pero que fue hace mucho. Yo empecé a trabajar en un centro comercial y tú eras de una empresa externa, la cual trabajaba con mi empresa. Vamos, que éramos compañeros de trabajo. Lo primero que pensaste al verme fue "Que tía mas sosa". Si, si, no te rías. Recuerdo perfectamente que me lo contaste. Mira, chaval, de sosa nada. Para tu información estaba mas que nerviosa. Había pasado por dos entrevistas y me iba a pasar cinco de las siete tardes de la semana encerrada trabajando codo con codo con gente que no conocía. Al principio soy muy tímida. Y me costó abrirme a la gente. ¿Qué pensé de ti? Lo cierto es que no lo recuerdo. Eres de esas personas que tienen un humor serio. Me explico. Gastas una broma y cuesta saber si lo dices en serio o no. Sabía que había algo mas detrás de esa imagen de serio y un poco borde a veces. Y no me equivoqué. Se escondía un profesional del que aprendí mucho y una persona a la que puedo poner el cartel de amigo aunque en mas de una ocasión te haya odiado. Quedó en el aire un reto que me propusiste. Teníamos que escribir un relato de miedo y nuestros compañeros iban a ser los jueces. Escribir algo de terror no es mi fuerte, pero si quieres, podemos hacerlo y nombrar a jueces imparciales. Por ejemplo, una persona a la que ambos conocemos. Bueno, que adelanto cosas. Iba comentando lo bien que me lo pasé en aquel centro comercial. Una vez superada la timidez, gracias a tus bromas y a las del resto de los compañeros, disfruté mucho de aquellas tardes.


   Todo lo bueno se acaba y cuando casi hacía un año desde que había empezado nuestra relación laboral, tocaba acabarla. "¿Ahora es cuando lloras?" Fue tu pregunta cada vez que alguien me daba un abrazo. Sonreía, así no había manera de emocionarse. Y que conste que una servidora es muy sensible. ¿Sabes una cosa? Lloré. Si, mientras subía las escaleras por última vez. Aunque nunca te lo he dicho, y negaré haberlo hecho... gracias. Gracias por provocar sonrisas en aquellas tardes de trabajo.


   Sabía que eras antisociable. El trato con la gente no era precisamente algo que te gustara mucho por aquel entonces. Por eso, cuando viniste a mi cena de despedida, me diste una grata sopresa. Me lo pasé genial esa noche, rodeada de todas esas personas con las que había compartido tantas horas.


   Podría decir que aquí acabó nuetra historia. Pero no. Tan sólo fue el inicio de una bonita y duradera amistad. Un buen día una ventanita en el menseger se abrió con tu nombre. Si, seguramente fueras tu el que la abrió, lo cierto es que no lo recuerdo. El caso es que empezamos a hablar y nos pusimos al día. Hacía un par de años que no nos veíamos y decidimos quedar. Se me ha olvidado comentar que cuando trabajaba en el centro comercial quedamos alguna tarde cada uno con sus mascotas. Tú con el perro y yo con mis pequeños. Durante ese par de años mi hijo mayor no se olvidó del nombre de tu mascota, del tuyo sí, pero bueno, es lo que hay. Quedamos alguna tarde y tuvimos la sensación de que el tiempo no había pasado. Nos vimos alguna vez mas en el parque con los pequeños y de nuevo, no recuerdo el motivo, dejamos de hablarnos.


   Las amistades de verdad son esas en las que puedes estar años sin saber nada de la persona y con un simple "hola" vuelves a retomarlas en el punto donde las habías dejado. Y contigo es lo que tengo. Una amistad de verdad. Hacía poco que habíamos recuperado el contacto. Tú dices que fuiste tú el que me abrío la ventanita, pero no fue así porque te abrí yo un día que encontré un bolígrafo que me regalaste de cuando estuviste en Londres. Sea como fuere, el caso es que volvimos a hablar. Supuse que esta vez sería como la anterior, que tendríamos contacto un par de meses y duespués volveríamos a estar años sin hablarnos. Afortunadamente no ha sido así. Hablamos unos días y la casualidad hizo que una de mis mejores amigas estuviera en una protectora contigo. Ella puede ser la juez si decidimos escribir el relato. Seguro que es imparcial y dice que es mejor el mío. A lo que iba. En esta ocasión teníamos intereses comunes. Bueno, mas bien uno. La bicicleta. Acepté tus consejos sobre cogerme una u otra y escuché antentamente cuando me decías como debía llevarla. Por cierto, recuérdame donde puedo encontrar el vídeo para graduar la altura del sillín. Lo dicho, quedamos algún día mas con los pequeños que se seguían acordando de tu mascota y compartimos alguna que otra confidencia. No estaba pasando por una buena racha y tus palabras me ayudaron a no caer en un pozo. He dicho antes que alguna vez te he odiado, cosa muy buena porque he odiado a todos los amigos y amigas a las que quiero de verdad. Tu sinceridad hay veces que roza lo desagradable, pero en fondo se que tienes razón aunque no siempre te la de. Con el tema bici me has metido mucha caña y ahora que anímicamente estoy mejor espero poder cogerla mas.


   Venga, unas líneas sensibleras. Gracias, Jorge, por estar ahí siempre. Se que cuento con tu apoyo aunque no siempre estés deacuerdo con mis decisiones. Cuando caigo tu mirada no muestra reproche, sino ayuda. Se que aunque volvamos a estar años sin hablarnos seguirás estando ahí cuando lance un "sos".  Y también se que vas decir que he repetido muchas veces "se que" pero me da igual. Quiero que sepas, por si no lo sabes, que yo también estaré ahí para lo que necesites. Desde aqui, mi pequeño espacio, te mando un beso fuerte y un abrazo mas fuerte aún.


 

COSAS DIFÍCILES QUE NO TIENEN DIFICULTAD

  El título refleja a la perfección el contenido de la entrada.

    Voy a comentar las pequeñas tareas domésticas. Hacer la comida, la compra o tender la lavadora. No diré que es un rollo hacerlas, que lo es, sino que iré un paso mas lejos. Afirmaré que son cosas que no requieren esfuerzo pero que hay ocasiones en las que cuesta mucho hacerlas. Al igual que otras como levantarse de la cama o dormir en ella por la noche. ¿He despertado tu curiosidad? Me alegro, si no es así, sigue leyendo, seguro que en algún momento te ves reflejado o reflejada en las líneas que siguen.
   El amor, el desamor, el amor hacia uno mismo. Tal vez ese sea el orden en el que las cosas dejan de pedir un esfuerzo sobre humano, para luego convertirse en retos y de nuevo pasan a ser una tarea mas. Quien mas quien menos ha convivido con una pareja. "Cariño, ¿qué cenamos hoy?" Es una pregunta que todo el mundo o ha dicho,  oído, o incluso ambas. Cuando la relación se acaba se acaba la pregunta. Lo piensas y toca poner manos a la obra. Cuesta cocinar para uno cuando durante algunos meses lo has hecho para dos. Llega el día en el que te ves dueña y señora de tu cocina. Hoy toca comer lo que te apetezca cocinar. Vale, si, durante los primeros días después de la ruptura generalmente no apetece mucho ponerse el delantal, pero llega el momento en el que toca hacerlo. Coges aire, sacas la cazuela o la sartén y con la nevera abierta decides sobre la marcha. Sin saber como llega el momento en el que no te supone ningún esfuerzo hacerlo, y es cuando te das cuenta que vas por el buen camino, que ya estás curando las heridas que dejó abiertas el desamor.


   Hacer la compra. He de reconocer que a mí me ha costado alguna que otra lágrima mal disimulada coger los alimentos de las estanterías para hecharlos al carro. Cuando te acostumbras a hacer algo con una persona el hacerlo sola complica un poco mas la sencilla tarea. Podría hacer la compra por internet y que me la trajeran a casa, pero esa no habría sido la solución. En vez de ello fui a "nuestro" súper mercado y el otro día me di cuenta de que ya no dolía pasar por caja. Bueno, si dolía porque cada día con mas dinero compro menos cosas, pero eso no tiene nada que ver con la añoranza.


Tender la ropa y no ver la ropa interior o el pijama de la persona con la que has dormido cada noche también es un paso que hay que dar para que cada vez duela un poquito menos y la tristeza poco a poco deje de oprimir el corazón. En sí el simple hecho de tender la ropa es una tontada, objetivamente es algo que no cuesta un gran esfuerzo. Pero cuando no tienes un buen día, hasta  levantarse de la cama cuesta mucho.


   Sólo he puesto tres ejemplos de cosas sencillas pero que requieren toda nuestra atención para realizarlas cuando no estamos bien. En el amor y en el desamor es donde se ve mejor esto. Pero cuando pasamos por una mala racha también nos damos cuenta de ello. En todo caso, lo importante es seguir caminando, continuar haciendo esas cosas que nos duelen e intentar hacer cosas nuevas que nos aporten momentos de alegría para contrarestar la tristeza sentida minutos antes. Tal vez sintamos que solos no podemos hacerlo. No pasa nada, siempre habrá alguien dispuesto a echarnos una mano y nos acompañará a comprar o nos sacará de casa un sábado por la noche para ir de fiesta o un domingo por la mañana para ir de excursión. Desde aquí quiero mandar un besazo a todas aquellas personas que han hecho eso por mi y a día de hoy siguen estando ahí. Porque los amigos no solo están en los malos momentos sino también en los buenos. Gracias por leerme.





lunes, 21 de abril de 2014

NECESIDAD

 Entrada que va sobre las necesidades que nos creamos.


   Hoy quiero hablar sobre la necesidad. Realmente, y desde el punto de vista mas objetivo, pocas cosas necesitamos para vivir. Oxígeno, comida y agua. Esas tres cosas son imprescindibles. Ahora vamos a mirar a nuestro alrededor. ¿Cuántas cosas que creemos imprescindibles realmente lo son? Móvil, televisión, lavadora, microondas... Pero no, no voy a hablar del mundo materialista en el que vivimos. Prefiero hablar de esas necesidades que nos creamos. Si has leído alguna entrada, sabrás que me gusta hablar de cosas que no se ven a simple vista ni se pueden tocar con las manos. Sentimientos, emociones... Ese tipo de cosas.


   Algo que he aprendido es que realmente no necesitamos responder a todas nuestras preguntas. Por ejemplo, en el caso de una ruptura. Mi tema favorito es el amor, y en esta entrada quiero hablar de él, pero no solo de amor, sino de mas cosas. Bueno, que me voy del tema. En una ocasión una pareja que tuve me dejó sin explicaciones. ¿Qué motivo me dio? "Estoy agobiado." Ya os podéis imaginar la escena. Yo súper enamorada pregúntandome una y mil veces que había hecho mal, que es lo que había fallado, porque no veía motivo para dejar la relación. Intenté que esta persona respondiera a mis preguntas pero no fue posible. No quiso hacerlo, ni quedar conmigo para darme una explicación mas allá de la escueta frase. En ese momento, yo necesitaba esas palabras. Ese motivo, esas respuestas a mis preguntas. A día de hoy no, corrijo. No necesitaba todo eso, creía que sí pero no. Era una necesidad que me generé yo misma. Supongo que quería encontrar un motivo, una explicación lógica y coherente para lo que estaba pasando. De haberla tenido no habría sido ni mas ni menos doloroso. La prueba de que realmente no tenía esa necesidad es que a día de hoy es algo que me da igual. ¿Qué falló? ¿Qué errores cometí? Nada me importa ya. Si lo volviera a ver no sé si le saludaría o no, supongo que como me diera. Hace unos días vi a su padre y no le saludé, no por nada, sino porque no me salió.


   Necesidad y preguntas. Muchas veces una cosa va unida a la otra. Nos formulamos preguntas y creemos tener la necesidad de darles respuestas. ¿Realmente es así? Opino que no. Creo en el destino y opino que todo lo que necesitamos para vivir lo tenemos. A ver si me explico. A día de hoy no necesito saber el nombre de la persona que ocupará mi corazón. Pero sé que cuando necesite llamarle por su nombre él me lo dirá. Tampoco necesito saber que pasos hay que seguir para publicar un libro, pero quien sabe, igual algún día un editor me los cuenta. Ni necesito saber el por qué mi padre no fue como debiera haberlo sido. Pero si algún día esa información llega a mis oídos será porque me hace falta para algo. No sé si consigo transmitir la idea. Os animo a comentar la entrada y darme vuestra opinión. ¿Realmente la necesito? Si y no. Si porque será un empujón a que escriba de una forma mas clara y no porque la entrada ya estará escrita y no es ni comida, ni oxígeno y agua. Pero me encantaría leerla.


   Ver a una persona. ¿Realmente necesitamos ver a ese chico que nos gusta o a esa amiga que hace tanto que no vemos o a esa persona que se ha ido y nunca volverá? Mi respuesta es rotunda. No. Es mas, crearnos esa necesidad nos hace sentir ansiedad por algo que no está a nuestro alcance en la gran mayoría de los casos. A mí me encantaría volver a reencontrarme con una amiga con la que empecé en esto del mundo de las "filosofadas". Ella me convenció de que la imaginación si que tenía límites para luego intentar convencerme de lo contrario con mis propios argumentos. Tal vez en otro momento os hable mas de ella, guardo un recuerdo muy bonito. ¿Necesito volver a verla? No. ¿Me gustaría? Muchisimo. Si en algún momento necesito reencontrarme con ella para poder hacer algo sé que el destino la pondrá en mi camino. En el tema del amor... a día de hoy no tengo ningún chico al que necesite ver. Pero vamos a imaginarnos que sí. Supongamos que hay un hombre que me gusta mucho. ¿Necesitaría verlo? No. Su compañía podría ser lo que mas me apeteciera, notar sus caricias o sus ojos clavados en los míos lo mas maravilloso. Pero podría sobrevivir sin ello. De la misma manera que puedo vivir sin decirle a mi madre que la quiero con toda el alma o el día de mañana podré dormir a pierna suelta cuando alguno de mis pequeños duerma en casa de la novia.


   Necesidad de tener pareja. No es necesario, desde un punto de vista objetivo. ¿Se vive mejor? En la gran mayoría de los casos si. ¿Te hace la vida mas feliz? De nuevo la misma respuesta afirmativa. ¿Es imprescindible? No. Para vivir lo imprescindible es quererlo hacer. Incluso cuando no quieres, si no ha llegado tu hora, da igual lo que hagas. La sociedad nos empuja a vivir en pareja. Que levante la mano el que no ha sentido rabia al tener que comprar, porque sí, dos yogures. ¿Y si sólo te apetece uno? En las fruterías es mas barata la fruta por kilos que por medios kilos o piezas sueltas. Lo siento, ahora no recuerdo la cantidad de cosas que venden en pack. Sé que alguna ocasión lo comenté con un amigo y dijimos varias cosas. Pero un buen ejemplo de que la sociedad nos empuja a tener pareja es los hoteles. Cuesta mucho menos, en comparación, una habitación doble que una individual. Y si vas con niños ya la cosa es mas descarada aún. Una amiga se fue con su madre de vacaciones porque le costaba lo mismo irse con ella y la niña que ella sola con la pequeña. No necesitamos una pareja para disfrutar de las vacaciones ¿por qué nos obligan a pagar por una persona que no existe? Ya no voy a entrar en la mirada de la gente si les dices que te has ido a visitar una ciudad tu sola. Personalmente no lo he hecho, pero no lo descarto, además, es algo que me gustaría ya que con ello sé que crecería como persona. Pero ese no es el tema de la entrada.


   La palabra necesidad no me gusta. Prefiero cambiarla por querer algo, o desearlo o algo similar. La veo una palabra negativa, porque si no tienes lo que supuestamente necesitas lo pasas mal. Y de verdad, la vida es demasiado corta para pasarlo mal. Vamos a dejar que nos de los palos que nos tenga que dar, pero no nos vamos a crear, ni dejaremos que la sociedad nos cree, necesidades que realmente no son mas que pequeñas piedras que nos impiden ser felices. Yo no necesito ser feliz, pero es algo que quiero ser. El saber que tu me lees me hace sonreír. Gracias por dedicarme tu tiempo.





  

viernes, 7 de marzo de 2014

ENTRADA SIN SENTIDO

Entrada que va sobre una y mil preguntas sobre el amor.


  Escribo, borro, vuelvo a escribir, vuelvo a borrar y al final golpeo las teclas del teclado sin importame que van a salir de esas pulsaciones. Hace mucho tiempo que no escribo y no tenía pensado hacerlo hoy, pero he releído un relato y una lágrima me ha recordado que desde hace días necesito expresar sentimientos.

  Los sentimientos no se explican, se sienten. ¿Cómo se puede explicar con palabras el sentimiento universal? Si, estoy hablando de amor, una vez mas. ¿Qué explicación tiene que seamos capaces de sentir cariño, ternura y a la vez odio y rencor por la misma persona a la vez? Sí, tal vez sentir cariño y odio por una misma persona a la vez es complicado, pero el amor es capaz de eso y mas aún. ¿Qué es el amor? ¿Qué sentimiento es? ¿Es una mezcla de todos los sentimientos? Igual que el color negro es la mezcla de todos los colores. ¿En qué lugar de nuestro cuerpo está ese sentimiento? Yo noto frío y calor gracias a la piel. La piel la tengo por todo el cuerpo. En la boca saboreo los sabores igual que con el oído escucho los ruidos o incluso el silencio. De igual manera los olores entran por la nariz mientras los ojos perciben las imágenes. ¿En qué órgano está el amor? ¿Los sentimientos donde viven? Si, hablamos de corazón pero no es el órgano que nos mantiene con vida. Supongo que intentan entender de manera física el amor es como pretender que una hormiga haga un soduko, es decir, algo imposible.

   Decía antes que un relato me había hecho venir al ordenador para escribir. Era un relato de amor, en el que hablo de una historia que pudo haber sido y no fue. Una historia de tantas, de esas que dejan huella. ¿Dónde? No lo sé. Me encantaría saberlo. Sería interesante volver a ese lugar donde se almacenan los sentimientos para borrarlos. Si, bueno, suena duro. Pero ¿quién no ha deseado alguna vez borrar un sentimiento por alguien? Tanto positivo como negativo. Hablo de sentimientos, no de recuerdos. Los recuerdos es otra historia, es pasado. Pero los sentimientos no. Ves una película un día y te hace llorar. La vuelves a ver al cabo del tiempo y vuelves a llorar. No porque recuerdes que lloraste sino porque te hace derrarmar lágrimas en ese momento. Respondiendo a mi pregunta, yo guardo los sentimientos aquí, en mi pequeño espacio personal. Escribo sobre algo o alguien y cuando lo releo viajo en el tiempo hasta ese día en que golpeaba las teclas. Revivo lo que sentía. ¿Es un sentiemiento real? Quiero decir, si viera a la persona que me hizo escribir una entrada en la que decía que estaba muy enamorada de él, ¿volvería a sentir lo mismo?La lógica me dice que no, ya que la goma que borra los sentimientos, o lo mas parecido que se me ocurre, es el tiempo. Pero eso dice la lógica. ¿El amor no es algo lógico no?¿O si?

   Voy a poner fin a esta entrada. Lo cierto es que es de las que se han ganado a pulso la etiqueta de "ralladas" El mensaje que quiero transmitir es que sigo aquí, he vuelto y pienso retomar el blog. Hay muchas cosas que quiero contar y os prometo que no son tan rallantes. Gracias por leerme.