jueves, 29 de diciembre de 2011

MIEDO

Ayer me hicieron una pregunta. En un principio, me resultó sencilla, pero hoy me he dado cuenta que tal vez di la respuesta muy a la ligera. Contesté en ese momento lo que pensaba. Y es cierto, pero hoy he sido consciente de que podía haber añadido algo más. La pregunta es: " ¿A qué tienes miedo?" Mi respuesta: "A la oscuridad y a la muerte". Ambas cosas son ciertas.  Tengo que  añadir una cosa mas: enamorarme. Si, tengo miedo al amor. Soy una persona que cuando está con alguien lo da todo, que necesita entregarse a la persona amada, que día a día quiere sorprender a su compañero. Opino que el amor es lo más grande que hay. Es una de esas palabras que yo considero grandes, como razón o verdad. Ahora me da miedo. Mi corazoncito está libre y le pido siga así durante un tiempo. No quiero amar, no quiero ningún inquilino, no quiero que nadie se meta dentro y cambie la decoración y los muebles. No me apetece llorar y sufrir por amor. Sé que es parte del juego, pero ahora no quiero sentir ni la ilusión de cuando empieza, ni la tristeza de los baches ni la desilusión de cuando acaba. Me da miedo, y mucho, amar a la persona equivocada. Si, eso es. No me da miedo el amor como sentimiento, sino amar a la persona equivocada. Si alguien me dijera que Fulanito de Tal es el amor de mi vida, me lanzaría de cabeza. Cerraría los ojos y me tiraría a la piscina aunque supiera que iba a haber momentos de tristeza. Pero esto no funciona así, y nadie me puede asegurar que el próximo inquilino será el que se quedará para siempre. Por suerte o por desgracia, "el mercado" está complicado. Cada una de las personas que conozco tiene una historia mas o  menos dura y busca lo mismo que yo o algo completamente diferente. Así que espero estar una temporada sin sentir. Creo recordar que hace algún tiempo le pedí a mi corazón en una entrada del blog que no sintiera. Ahora no le pido eso, tan sólo le ruego un poco de calma, que no se de prisa por alquilar la habitación que está libre. No obstante, sé que cuando señale a un candidato seré fuerte, dejaré el miedo a un lado y me lanzaré de cabeza. En ese momento la pregunta: " ¿A qué tienes miedo?" volverá a tener las dos respuestas que dí ayer.

PASADO QUE VUELVE

Para mí este fin de año está marcado por el pasado. Varias situaciones me han llevado a echar la vista atrás y recordar buenos y malos momentos vividos. Todo empezó con un desengaño amoroso. Recordé los buenos momentos vividos con esa persona y también los malos. No quiero entrar en mas detalles, es un tema que no me interesa. A raíz de aquello una amiga del cole me tendió su mano y cogió un autobús. Junto con su encantador hijo bajó a verme. El encuentro fue genial. Recordamos anécdotas y compartimos expericencias. Me hizo mucha ilusión que viniera, sentí gran alegría al notar el cariño que me tenía 16 años después de vernos última vez. He de decir que el sentimiento es mutuo y prometo devolver la visita. Por aquellos días descubrí en el face unos mensajes que no había visto hasta la fecha. Destacables, dos. Uno de un profesor de Formación Profesional y el otro de una ex-compi de trabajo que 5 años después recordaba como se llama mi hijo pequeño. Me apunté al grupo del colegio y acepté de buen grado la petición de amistad. Yo pensaba que ahí acababa todo. ¡Pues no! El destino aún tenía una sorpresa preparada mí. Como ya sabéis, estoy soltera. Andaba conociendo a un chaval en una red social cuando me preguntó "¿A qué colegio fuiste?" Poco imaginaba que al formularle yo la misma pregunta se iba a desencadenar una abalancha de sentimientos y recuerdos. El chico en cuestión tiene una memoria prodigiosa y cuando quedamos para conocernos en persona una de las primeras cosas que me dijo  fue "Yo he estado en tu  casa" Nos remontamos a cuando yo tenía 7 años y él 9. Fui con su hermana a clase y los tres íbamos al mismo colegio. Un sito en el que no fui feliz, por eso cuando me preguntó a cual había ido no se lo nombré y fue él el que lo escribió en la pantalla . Una cosa es coincidir en un mismo colegio y otra es el que su hermana y yo hayamos sido amigas y que mi madre cuidara de ellos. Por todo lo anterior he dicho que este fin de año está marcado por el pasado.

Dedicado con cariño a esas personas del pasado, con las que hablo en el presente y que me gustaría formaran parte de mi futuro.

jueves, 15 de diciembre de 2011

NAVIDAD

Este año no. Este año no me apetece ser feliz. No voy a compartir con gente mas desfavorecida lo poco que tengo, no voy a ir con ilusión a comprar regalos navideños. Tan sólo pondré el árbol, y a regañadientes, y le daré el dinero correspondiente al encargado de comprar juguetes para los peques. Felicitaré las navidades por cortesía, eso sí, con un mensaje personalizado a todas y cada una de las personas que deseo sean felices hoy y el resto del año. Recuerdo unos años en los que viví la magia de la navidad, la ilusión de ver la cocinita nada mas levantarme con su pollo asándose. Años después compré un regalo a cada persona que sabía me había comprado algo. No eran mi familia, sino la de mi pareja, pero la ilusión al desenvolver era la misma. Este año no, no taca eso. No quiero ser feliz cuando mi familia está lejos y no puedo verles. No quiero ser feliz cuando mis hijos van a cenar con su abuela y no conmigo, no quiero ser feliz cuando voy a comer cochinillo acompañado de unos pequeños que no he traído al mundo y cullos apellidos no son de mi familia. Este año me toca pasar la noche buena en casa de una amiga que me escucha cada día y a la que agradezco enormemente que me acoja en su mesa. Ella forma parte de mi familia. Se me pone mala leche cada vez que veo un anuncio de juguetes, un catálogo lleno de trozos de plástico de colorines con un precio que hace temblar mi repartida paga extra. Yo no quiero regalarles ahora a los peques seis u ocho juguetes por cabeza. Yo quiero regalárselos durante todo el año. No quiero cantar villancicos el día de noche buena, quiero cantar la canción de moda el resto del año. No quiero comer manjares exquisitos que son malos para mi colesterol porque en el calendario pone "24 de diciembre", quiero comer nutritivas y sanas ensaladas tanto en verano como en invierno. Pero bueno, soy yo. Soy rara. Sé que hay gente que piensa igual, a la que tampoco le gusta la navidad. Otras personas la viven como una gran fiesta y de verdad que me alegro por ellas y comparto su alegría. Por eso compraré lotería y turrón, felicitaré las fiestas, adornaré el árbol y pondré bonitos juguetes debajo de él. Porque si hay algo en lo que coincidimos la gente que está a favor y en contra de la navidad es que estas fiestas son de los niños.

lunes, 14 de noviembre de 2011

BONITA POESÍA DE JORGE LUIS BORGES

La semana pasa hice un curso en trabajo y nos dieron una poesía. Con cada situación de la vida, siempre he encontrado una canción que la describía. En esta ocasión, ha sido esta poesía.

Y UNO APRENDE

Y uno aprende.
Después de un tiempo
uno apernde la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma.


Y uno aprende
que el amor no significa acostarse
y una compañía no significa seguridad.
Y uno empieza a aprender
que los besos no son contratos
y que los regalos no son promesas.

Y uno empieza a aceptar sus derrotas
con la cabeza alta y los ojos abiertos
y uno aprend a construir todos sus caminos en hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes,
y los futuros tienen una forma
de caerse en la mitad.

Y después de un tiempo
uno aprende que si es demasiado
hasta el calorcito del sol quema.

Así que, uno planta su propio jardín
y decora su propia alma,
en lugar de esperar
que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente
puede aguantar,
que uno realmente es fuerte
que uno realmente vale
y uno aprende y aprende
y con cada día, uno aprende.

jueves, 3 de noviembre de 2011

UN BAR CUALQUIERA

María camina hacia su puesto de trabajo. Ha dejado a los chicos en el cole y lucha contra el cierzo metiendo la cara en el abrigo. Se subiría la bufanda, pero la sola idea de sacar las manos no le motiva lo más mínimo. El frío le hace recordar que estamos en invierno. Lejos queda el anormalmente caluroso otoño. Es un día normal, bueno, normal no. Un lunes. Uno de esos días en los que no te apetece madrugar, especialmente cuando has llegado a las 9 de la mañana del día anterior. Se empieza a plantear que ya está muy mayor para esos trotes. Nota que el bolso vibra. Mensaje. Luego lo leerá, hace demasiado frío para sacar las manos de los bolsillos, abrir el bolso, buscar el móvil, cogerlo, cerrar el bolso y helarse mientras lee el mensaje. Durante un rato intenta pensar en otra cosa. No puede. Quiere saber el remitente del texto. Intuye que será su compañía de teléfono ofreciéndole una oferta. Faltan pocos minutos para llegar a su puesto de trabajo. La curiosidad se apodera y lo lee. Siente como si el mundo se detiene. Ya no hace frío, no nota el aire que amenaza con helarle las manos. El remitente es el que menos se esperaba. El texto, corto conciso y claro. Nota una punzada en el estómago. "No, ahora no. " Piensa mientras intenta caminar. Es su ex. Le quiere dar las explicaciones que no le dio en su momento. Justo ahora que ya lo tiene superado, que ha encontrado un grupo de gente con el que salir, que se ha habituado a todos los cambios a los que le obligó él al dejarla... Llega a su trabajo con el móvil todavía en la mano. Lo deja, cuelga el abrigo y se sienta para abrir el ordenador que también está de lunes. Mas tarde contestará el mensaje del chico que le pide unos minutos de su tiempo para aclarar las cosas que no se aclararon en su día. Por un lado le apetece, porque así puede quitarse la espinita que se le quedó clavada. Por el otro, volver a revivir todo el dolor pasado... Respira hondo y decide contestar al mensaje. "Ok. Nos vemos el sábado a las cinco en el bar donde nos conocimos" Breve, conciso y claro. Intenta apartar de su mente los recuerdos que le invaden, pero no puede, ellos son mas fuertes. Se centra en las personas que conoció en un bar hace algunas semanas. Había un chico que no estaba nada mal, pero no pertenecía al grupo de la gente con la que iba, así que no pudo saludarle. Tal vez este sábado por la noche, después de las explicaciones... Los clientes le obligan a centrarse. Los problemas con la factura le llevan a concentrar toda su atención en los números.

Luis observa a cada persona que entra por la puerta. Ha llegado una hora antes y ahora se arrepiente de ello. No sabe si será puntual, o le dejará colgado. Lo cierto es que siente que se lo merecería. Ha pasado unos meses duros. Tomó una decisión difícil justo en un momento en el que no hay que tomarlas, cuando estaba agobiado con el mundo. Hoy dará las explicaciones que no ha tenido valor de darlas antes. Se espera todas las reacciones posibles y piensa que esta preparado para ello. Faltan cinco minutos para la hora acordada y allí está ella, entrando por la puerta con aire decidido. Mira a la mesa donde está él. En ella fue donde hablaron por primera vez. Hoy volverán a hablar, tal vez, por última vez.

jueves, 13 de octubre de 2011

YO NO TUVE ESO

Yo no tuve eso, lo que tú tuviste. Yo nunca fui una adolescente normal que se compraba las muñequeras de moda, ni tenía su espacio personal en la casa del pueblo. Cuando escucho a la gente hablar de la infancia, de los compañeros del cole, cuando veo a mis niños, siento envidia. De la sana, pero envidia. Mi infancia fue un desastre. Malos tratos, huérfana de madre, tres colegios para no acabar la EGB... La adolescencia no fue mucho mejor, una paga ridícula, salir los sábados a partir de las cinco de la tarde y un noviete que huyó al ver mi situación. Luego llegó la residencia y con veinte añitos el mundo. Compartí piso, fui madre joven y aquí estoy con novio, sin pasta poder separarme y con dos pequeños a los que no cambio por nada. Bueno, hecho un resumen rápido de mi vida, voy al objetivo de esta entrada, que es comparar tu vida con la mía. A cada paso que das en tu habitación, cada puerta de armario que abres, cada cajón que cierra mal está lleno de recuerdos. Mi habitación, que hoy es la tuya, no tiene nada de eso. Tan sólo un motón de cajas guardan bonitos recuerdos de años de cartas, bonitos peluches y ropa que nunca me pondré. Es como si yo fuera un alma errante, una vagabunda de la vida que lleva sus trastos en una vieja maleta sin poder ubicarlos en ningún sitio. ¿Dónde pongo aquél viejo poster de un lobo aullando a la luna? ¿En qué cajón guardo el diario de tapas de flores? ¿Dónde meto los peluches que me acompañaron en la infancia? Tú dices que eres un chico raro, y yo te digo que no. Que eres de lo mas normal, o al menos la vida que has tenido lo es. El destino, la casualidad, o siendo realista una página web quiso que nos conociéramos. Visto así, tal vez no soy tan rara. Es como si hubiera cogido mis cosas y hubiera ido de casa en casa, hasta encontrar el lugar donde quiero estar, donde quiero vivir, donde quiero guardar los folletos de los lugares que visitemos. Todo lo anterior tiene un denominador común. TU.

martes, 4 de octubre de 2011

Y PARA CENAR... SALCHICHAS

A menudo cometo un fallo y es pretender que la gente sea como yo. Cuando siento afecto por una persona soy capaz de darlo todo. Convencer a alguien para que se quede con los peques un rato, aunque al final no sea un rato y se enfade conmigo con toda razón del mundo. Llevarme a los nenes a una terracita después de estar todo el día fuera. Irme en coche hasta un barrio que apenas conozco y de noche... Supongo que cualquier cosa que haría una amiga por otra... ¿o no? No quiero hablar de la amistad, sería demasiado evidente y no es mi estilo. Prefiero irme por las ramas, aunque en esta ocasión da igual porque sé que ninguna de las protagonistas va a leer mis letras. Desde siempre he pensado que es muy difícil encontrar a una persona que te quiera tanto como tú a ella. Lo que no me había planteado era que sucedía lo mismo con la amistad. "Si tú me dices ven, lo dejo todo" Podría cantarle ahora a varias personas, pero... ¿Cuántas harían lo mismo por mí? Si, vale, no hay que hacer las cosas por interés o porque alguien haga algo por tí. Pero en estos momentos, y si hago examen de conciencia he de reconocer que lo mismo que tengo de generosa lo tengo de egoísta. Vale, tal vez no te voy a pedir que vengas corriendo pero igual si que te pido que reconozcas lo que hago por tí, que me valores. Hace tan sólo unos días escribí unas líneas en una red social. Sólo quería desahogarme, y por que no decirlo, unas palabras de ánimo. Ahora lloro. Algo inútil por otro lado ya que "quien se merece tus lágrimas no te hará derramarlas". Lo leí en algún sitio y me gustó. ¿Cerrar la puerta? No. No tengo valor, y en el fondo sé que nunca se la podré cerrar a cierta persona. ¿Hablar con ella directamente? Tal vez me lo planteo... Mentirosa, tampoco tengo valor para ello. Así que me dedicaré a hacer lo que hago siempre, esperar a que pase el tiempo. Antes de ello, les daré la cena a mis príncipes y publicaré la entrada sin releerla, que para eso, sí tengo valor.

jueves, 8 de septiembre de 2011

NO, SI CUANDO YO DECÍA QUE NO QUERÍA QUE LLEGARA SEPTIEMBRE... ERA POR ALGO

Empieza el curso escolar, y con él los abusones vuelven a su sitio, el gran patio del recreo.Todos hemos tenido uno o dos niñatos que se creen Rambo en clase. Mi infancia queda atrás, ahora estoy viviendo la de mis pequeños. Y si hay algo peor que el miedo a ir a clase porque sabes que a la hora del almuerzo te van a dar patadas, peor aún es la incertidumbre de si eso le va a pasar o no a uno de tus hijos. Afortunadamente no he vivido el acoso escolar, pero se me pone la piel de gallina al oir hablar a mi nene grande de las formas en las que se defiende. Él no lo comenta en casa, vive con ello, asume que es normal que un día cualquiera estés almorzando y un hijo de su madre le empuje, así porque si. ¿En qué mundo vivimos si asumimos que la violencia es algo normal? Yo no sé si aguantaría ir al trabajo sabiendo que de 11 a 11:30 me pueden dar patadas... o no. Ayer, hablando del tema con Javi, me puse mala. Saqué demasiadas conclusiones que me habría gustado que se quedaran donde estaban, en el fondo de mis pensamientos. Como él dijo, abrí muchos frentes. Tal vez con esto le pueda quedar algún trauma a alguno de los dos. Sí, ya sé que es sacar un poco las cosas de quicio... ¿o no? ¿Dónde está el límite de asumir eso como algo normal y deprimirse por ello o romperle la cara al niño toca cojo... de turno y acabar en el despacho del director? Hoy he llegado a la conclusión que el peor maltratador es el que lo ha vivido. Por ejemplo, yo misma he sido una niña maltratada. Y conozco las dos partes, la de mi maltratador, esas miradas, esa rabia, y a la vez sé el dolor que se siente. Afortunadamente, estoy en contra de la violencia, pero sé que si en vez de eso, tuviera algún trastorno que me llevara a repetir con mis hijos lo que hicieron conmigo, sería mucho peor y haría mas daño del que me hicieron. Y todo eso, por la rabia contenida durante años. Una persona que no ha sido maltratada y le da por hacerlo no es tan... agresiva no... consciente del daño que hace porque no lo ha vivido. Tengo miedo. Miedo de que algún día alguno de los míos se rebote y pague con quien no lo merece el daño que le han hecho. Tengo que dar gracias porque mis hijos no tengan nigún rasgo que llame la atención, porque de ser así ahora estaría escribiendo una carta al director del colegio y no en mi blog reflexionando sobre la violencia en las aulas. Tengo miedo de que el día de mañana ese abusón de colegio se convierta en algo peor, que evolucione hacia un maltratador. Ese niño sabe lo que está bien y lo que está mal. Pero tal vez necesite una autoridad que se lo recuerde, o puede ser que tenga demasiada autoridad y por eso descargue con su rabia con los que considera más débiles. Por otro lado está el tema de la educación. Seamos claros, para triunfar en la vida tienes que ser un hijo de puta, así, como suena. Cuanto más pises, cuanto peores sean tus artimañas, cuanto peor persona seas... mas rápido asciendes. No quiero decir que todo el mundo que ha triunfado en la vida lo sea, pero todo el mundo conoce mas de un caso de personas que están donde no se merecen. ¿Y qué hago yo? ¿Qué valores les enseño a mis hijos? A ser malas personas no, porque no me sale. Vale, vamos a enseñarles que con respeto y buen hacer se llega a todos los sitios. Yo se lo puedo enseñar, igual que les puedo enseñar que 2 y 2 son 5. Sería mentira tanto una cosa como otra. Si todo el mundo pusiera un poquito mas de su parte para que el mundo fuera mejor... si todos los padres les dedicáramos un poquito más a nuestros hijos... si discrimináramos a los "matones" de nuestro entorno... yo no estaría escribiendo esta entrada en el blog. De momento, y ya para finalizar, tan sólo decir que voy a educar a mis hijos de la mejor manera posible, y haré todo lo posible para que esos niños que se divierten pegando a otros se dediquen a otra cosa... ¿A quién pretendo engañar? Hay mucho miedo en el entorno escolar. Un niño pega a otro, el agredido va a la enfermería, y el agresor sigue agrediendo. Desgraciadamente es así y lo más duro es que hoy lo viven en el colegio en forma de patadas, y mañana lo vivirán en la vida y desearán volver a la infancia. Al fin y al cabo, el dolor de una patada pasa, pero la decepción de una persona a la que quieres... es mas difícil de curar. Lo dicho, que me voy a cenar.

domingo, 4 de septiembre de 2011

JUGANDO A PAPÁS Y A MAMÁS

Laura, cansada, mira desde la cama del hospital la cuna donde su bebé descansa. Hace tan sólo tres horas que ha venido al mundo y por su carita de cansado ella intuye que le han hecho muchas cosas las dos horas que ha estado abajo, con los médicos. Ahora están sólos. Bueno, no del todo. La señora de la limpieza se encarga de dar a la habitación ese olor a limpio tan característico de los hospitales. Sabe que cuando se vaya ella entrarán su marido, su suegra, su madre... y alguien mas que haya podido llegar cuando la señora entró con el gran cubo blanco lleno de agua. Ahora disfruta de unos minutos de intimidad con su pequeño, que duerme ajeno al mundo en el que ha nacido. En un par de días su vida será un caos. Papás primerizos, que si dale el pecho cada tres horas, dicen unos, que si cuando él te lo pida, dicen otros. No le cojas que se acostumbra, cógele ahora que es pequeño y se deja. Tápale la cara que hace frío, deja que le de el sol en las mejillas... Laura sabe que no sabe nada de bebés, pero desde el primer momento en el que vio dos rallitas en el precidtor algo se le despertó. Intuye que es el instinto maternal. Ese instinto que le va a ayudar a decidir en cada momento lo que es mejor para el pequeño. Un último vistazo a la habitación y la señora de la limpieza se despide dándole la enhorabuena. Se acabó su momentito de relax.
- Pero chica, no le dejes dormir que luego por la noche no te dormirá.
El primer consejo viene de una tía de su esposo. Hace dos minutos que se ha ido la mujer del cubo blanco y ya desea que vuelva.

miércoles, 31 de agosto de 2011

LAURA Y LUIS

Laura se peina, lentamente, su larga cabellera morena. Intenta disimular las canas. Un mechón de pelo negro aquí, otro allá... Nada. No hay manera. Hace tan sólo unas semanas una amiga de Luis, su esposo, le recomendó una marca de tinte. Ella se niega a usarlo. Le gusta mucho su color de pelo y de siempre ha dicho que nunca se lo teñiría de ningún color. Dentro de unos meses su hijo se casa y va a tener que romper su palabra. No se comprará el tinte, sino que irá a la peluquería de toda la vida. Bueno, de toda la vida no, ya que lleva viviendo en esa ciudad los 32 años que tiene su único hijo. Dejó atrás familia y amigos por amor. Y nunca se ha arrepentido de ello porque siempre decía que ella lo que necesitaba era estar enamorada y si no se sentía así continuaría su camino en solitario. Luis entra en el baño, vestido con traje militar, le da un beso y se va a trabajar. Lentamente, Laura camina hacia la cama y se tumba, boca arriba, mirando al techo. El color del mismo lo decidió ella. Blanco. Como la pureza de su amor... cuando lo pintaron. Ahora ya no es lo mismo. Lleva 35 años con su marido. No con su amado. Lleva tiempo pensando en eso, ya no le ama. Empezaron cuando ella tenía 23 años. Era la menor de cuatro hermanos y quería salir casa, siempre le había gustado viajar y quería recorrer mundo, conocer nuevos sitios, vivir una historia de amor apasionada... Ahora, a sus 58 años de vida siente que no ha conseguido lo que quería. Ha vivido en varias ciudades y al nacer Miguel decidieron instalarse donde nació Luis. Su marido consiguió plaza fija en el ejército y se compraron el piso donde hasta hace unos meses han vivido los tres. Piensa en su madre. Una mujer que luchó con uñas y dientes por sus hijos pero que nunca quiso a su padre. Laura se prometió que eso nunca le pasaría a ella, pero lo cierto es que se siente sola. Algunas mañanas sale con mujeres de militares. Llega pronto a casa, prepara la comida y comen hablando del trabajo del uno y de los marujeos de la otra. Después de una hora de siesta, ella se mete en la cocina, siempre está haciendo alguna receta nueva, y cada una de ellas mas laboriosa que la anterior. Es su refugio, de esta manera no tiene que compartir estancia con la persona que duerme cada noche a su lado pero que no quiere. Bueno, sí le quiere, pero no le ama. Siente que está en un pozo. Sería una desagradecida si le abandonara. Él le ha dado todo lo que tiene, al igual que su familia y amigos se han volcado en ella, para hacer que se sintiera una mas y no echara de menos el mar de su ciudad natal. Se siente muy agradecida, pero le falta algo. Esa chispa que te hace levantarte cada mañana pensando en la persona con la que quieres compartir el resto de tus días. Le gustaría expresar en voz alta como siente, decirle a Luis que es la mejor persona que ha conocido pero que no quiere dormir ni un sólo día mas a su lado. Pero no puede hacerlo, no tiene a nadie. Con los amigos de la infancia a penas tiene contacto y con sus hermanos... mejor no hablar de ellos. Nunca aceptaron que la pequeña de cuatro hermanos y la única chica, se fuera a vivir a otra ciudad. Ellos habían asumido que ella se quedaría a cuidar de sus padres. Intenta recordar en qué momento dejó de amar a la persona con la que duerme todos los días y no consigue recordarlo. Le tiene cariño, le está agradecida, pero nada más. Y no es justo, porque él si la ama. Siempre le da un beso cuando llega a casa, hacen el amor varias veces al mes, en vacaciones nunca falta un hotel de cuatro estrellas, es cariñoso... tiene todo lo que una mujer de su edad querría tener. Excepto ella, que no le quiere a él. Respira hondo y decide lavarse la cara. Dentro de una hora ha quedado con su futura nuera, van a mirar juntas el traje de novia. Tiene ganas de que llegue el gran día y ver como su pequeño se hace mayor al comprometerse a compartir su vida con esa joven simpática y guapa. Le desea lo mejor y reza cada día para que ninguno de los dos se sienta como se siente ella. Lo que Laura no sabe es que su marido, cuando hace el amor con ella, piensa y en la chica que dentro de unos meses estará vestida de novia.

martes, 30 de agosto de 2011

JAVIER

Diez meses, señoras y señores. ¡Diez meses! Y sin discutir, oiga. Tan sólo alguna vez de morros y de la última ya ni me acuerdo. Lo cierto es que esto me parece... irreal. A ver, sicoanalicemos a la protagonista de mi blog. Gruñona, con tendencia a la tristeza, exigente con ella y con su pareja, algunas veces muy "tiquismiquis". Vamos, una joya en bruto. ¿Y ahora? ¿Qué queda de esa persona?. Mas bien poco. En este tiempo he aprendido, primero a escuchar las canciones, analizando las letras. Me han enseñado, no, me han hecho ver mi capacidad para analizar una situación y hacer cambiar de idea a una persona que lleva media vida pensando lo mismo. He sido capaz de ver detrás de un gran paquete de palomitas una película de miedo, he tenido un ataque de risa con una persona que acaba de conocer... son mil y una cosas. Y una de las que mas me gustan de lo que he aprendido es a tener paciencia. Ahora la gente se besa y luego se conoce. Pues no, a mí me han enseñado a conocer a la persona, a intentar adivinar por gestos, miradas, actitudes si para él soy una amiga o algo mas. ¡¡¡Yo!!! Con paciencia. Ciencia ficción. Pero hoy no me quiero quedar con el hecho en sí. Sería muy bonito describir con detalle cada día que nos vimos desde aquél primer contacto internauta, pero no me quiero quedar con el hecho en sí, sino con el sentimiento. Hace unos minutos comentaba que mi blog transmite lo que soy a través de lo que siento, así que hayá voy. Siento... de todo. Por un lado paz y tranquilidad. No es paciencia, sino algo más profundo. He tenido una temporada en la que mente y corazón hacían carreras nocturnas por mi mente, pero ahora no es así. Me siento mas agusto conmigo misma. Es verle... y bueno, la cara de tonta que se me pone... Supongo que eso es inevitable cuando estás enamorada de alguien. De pequeña pensaba en la "falsedad" de las palabras "te quiero" cuando ya las has dicho mas de una vez, pero ahora no lo veo así. Una cosa es querer a alguien y otra cosa amar con el corazón. Es como cuando te compras una falda. Ves una y te queda genial, pero luego, al cabo de los meses encuentras la falda con la que vas a salir ese día especial. Me siento así, como si hubiera encontrado la falda de mi vida. He tenido oportunidad de conocer el interior de la persona, mi interior y se podría decir que esta ocasión me han conquistado desde dentro. No sé... es algo raro. Es... como si le conociera desde siempre. Con sólo una mirada sabemos que piensa el otro, aunque este se niegue a admitirlo. Una mirada, una caricia, una sonrisa, una visita en mitad de mi jornada laboral, una rosa que casi me ahoga, un partido de fútbol... Ahora entran en juego mis pequeños. Nunca les había visto tan tranquilos y relajados, con ganas de querer hacer cosas con nosotros, interesándose sobre a que hora va a llegar esa persona que me ha hecho renacer. Digo renacer porque me ha enseñado a corregir mis errores. Podría decir lo de siempre, que todo se verá, que nunca se sabe que tiene pensado el futuro (o el mes de septiembre) para nosotros... pero no me asusta, no lo pienso, no existe un futuro sin él. Tanta seguridad me da miedo pero es como me siento. Forma parte de mí, tal vez por eso estoy tan segura. He pasado por unas situaciones un tanto desagradables pero ahora empiezo a vivir. Me siento capaz de afrontar cada problema que pueda surgir porque sé que no estoy sóla. Me encantaría seguir escribiendo, describir con pelos y señales a esta persona de la que llevo hablando todo el rato y que mis amigas apenas conocen, pero el sueño me vence. Y como forma parte de mí y pienso estar mucho tiempo conmigo misma, seguro que escribo alguna otra entrada diciendo de forma escrita lo que siento cada mañana que una bonita voz me dice: "Es y media", es decir: "Olvídame" Jejejeje. No enserio, te quiero cariño, y si no he escrito antes una entrada así ha sido porque no he tocado el blog y porque no era capaz de poner letras a todo lo que siento cuando estoy a tu lado. Gracias por hacerme ver que aunque deprimida, también soy optimista. Un besazo, guapo.

viernes, 26 de agosto de 2011

RUTINA Y CAMBIOS

Lentamente se acerca. Despacio y sin hacer ruido. Tiene muchas cosas planeadas y no piensa desvelarlas hasta llegado el momento. Me gustaría interrogarle, saber que planes tiene, pero sé que sería inútil cualquier tipo de extorsión o chantaje. Así que me quedo a la espera. Observo como cada día que pasa falta un día menos para que llegue. ¿Tengo ganas? Sí y no. Por un lado en el fondo sé que es lo que necesito. Me aporta muchas cosas como rutina, horarios... por el otro también me da mucho estres. No puedo hacer nada por evitar su llegada así que dentro de cinco días diré: "¡Bienvenido septiembre!". Este año, como los anteriores, ha sido raro en lo que a vacaciones se refiere. Un fin de semana en una playa de piedras con mi chico, otro finde en su pueblo, otro que nos tocará de canguros de su abuelo pero ssshhhh, eso todavía no lo sabe nadie. No sé... todavía no tengo ganas de volver a la rutina, con su despertador, la cangú en manos del propietario, el paseo hasta el colegio, vuelta a ver a las compis que llevan todo el verano de excedencia... No me apetece. Tengo ganas de que no haga tanto calor, tengo ganas de salir algún fin de semana a una playa sin piedras, quiero ver como corren los pequeños con las bicis, que mi único horario sea el del trabajo. Pero da igual lo que piense. Septiembre tiene otras ideas. Me dice que para salir y disfrutar ya están julio y agosto y que él es como el padre severo que te mete en vereda después de todo el verano en el pueblo con los abuelos. Lo que no sabe es que no he podido correr y divertirme, pero le da igual. Los peques empiezan este año el cole antes que nunca y no da tregua. El año pasado también hablé de este mes tan "paternal" diciendo "adiós" a las sandalias y "hola" a las botas. Sabía que empezaba una temporada de cambios, pero ni de lejos imaginaba lo que me esperaba, y mucho menos lo que me gustaría que me trajera este nuevo curso escolar. En ocasiones, como hoy mismo comentándolo con una compañera de trabajo, pienso que estoy loca. Pero de momento ese pensamiento queda para mí. Llegado el momento lo compartiré con mis lectores, si todavía queda alguno. Bueno, que me voy del tema. Para finalizar le quiero decir al señor septiembre, que no le tengo miedo y que pienso afrontar los cambios que quiera imponerme de la mejor manera posible. ¡Ah! Y este año pienso llevar mucho tiempo las sandalias... hasta que me compre unas botas nuevas, porque las viejas se han perdido con la mudanza.

miércoles, 17 de agosto de 2011

DOLOR

Me duele el corazón. Me duele como nunca antes me había dolido. El dolor sale de dentro, de lo mas hondo. No es como cuando te das cuenta de que una relación de varios años no llega a ningún sitio, ni el dolor que sientes al perder a tu mascota... Es algo peor. Algo que me hace llorar todos los días, ver la habitación de mis chicos y sentir que me falta algo. El motivo es porque hace ya varios días que no les veo. Sé que están bien, pero no están conmigo. Me falta que alguien proteste porque tiene hambre o porque no se quiere echar la siesta o hacer los deberes. Me falta esa cara de recién despertados, ese beso sin venir a cuento, las miradas cómplices... No tengo su olor, su voz, el chapoteo en la bañera cuando se bañan, el tener una cosa pequeña por la cocina intentando ayudar mientras el otro protesta porque está sólo. Me duele el corazón. Sé que dentro de dos días les voy a volver a ver pero estoy muy triste. No quiero ver a nadie, no me apetece levantar el auricular en busca de consuelo, tan sólo quiero que pasen los días para volver a verles, para enfadarme y echarles de más y no de menos. Tal vez influya en algo el que hasta hace un par de días no tenía fecha de regreso y la incertidumbre es lo peor. No saber cuando les voy a abrazar, cuando me van a contar a dúo todo lo que han hecho, cuando me van a enseñar todo lo que le han sacado a la abuela. Tengo ganas de acabar con todo esto. Tengo ganas de que llegue el día en el que tenga tachado en el calendario los días en los que estaré con ellos y los días en los que lloraré su ausencia. Me siento sóla. Terriblemente sóla. No con esa soledad de no tener a nadie con quien hablar, sino con esa de no tener a mi lado a las personas mas importantes de mi vida. Estoy segura que si alguna madre lee esto sabe de lo que hablo. Echarles de menos no me hace ser mejor ni peor persona, mejor ni peor madre, me hace ser humana. Me hace comprender por qué es muy peligroso acercarse a una madre en el reino animal que acaba de tener a sus cachorros. ¿Qué sentirán ellos? ¿Preguntarán cuando van a volver? Son preguntas que lanzo al aire, igual que los suspiros que nadie oye.

domingo, 7 de agosto de 2011

DESPUÉS DE UN TIEMPO SIN ESCRIBIR... VUELVO A LA CARGA

Una nueva etapa toca a su fin. Lentamente se acerca la hora de decirle "hasta luego" a mi etapa como conductora. Recuerdo perfectamente como empezó todo. Fue hace algo más de dos años. Corrían rumores de que nos iban a cambiar la ubicación del puesto de trabajo. Mi situación por aquel entonces era la siguiente: dos pequeños y uno de ellos con el colegio en el mismo barrio que mi trabajo. Era una fiel seguidora del señor 42 dos. Todas las mañanas, disfrutaba de la compañía del conductor suicida, cuando no tenía prisa o del conductor tortuga, cuando el relog gritaba que no iba a llegar a tiempo. La noticia de cambiar de barrio no me hacía ninguna gracia. Las opciones que se barajaban no eran nada agradables. En el mejor de los casos tendría que coger dos autobuses. Lo que implicaba reducción de jornada con la correspondiente reducción de sueldo, y con una hipoteca recién contratada no era viable. Así que opté por sacarme el carné de conducir. No estuve sola, ya que una amiga se lo sacó conmigo y fue hasta divertido. Tras un par de meses de madrugar mucho, cambiar el turno a la tarde, hacer enfadar al profesor de auto escuela, suspender con el manco, conseguí aprobar con el ya citado examinador. En unos días tuve en mi poder un trocito de plástico que me autorizaba a conducir todo tipo de vehículo cuyo peso fuera inferior a... bueno, el que fuera. Dentro de esos vehículos estaba el vehículo familiar. Una señora Kangú. Cristales tintados en rojo, grande como ella sola y muy rebelde a la hora de meterla en la plaza de garaje. Tras una separación la señora se vino a vivir conmigo. Tenía dos pequeños que llevar al colegio. Por cierto, al final nos cambiaron a tan sólo unos metros de nuestra anterior ubicación. Como decía, yo me quedé con ella y viví emocionantes aventuras. Una de ellas fue con el cd de "Ella baila sola" a toda pastilla con una lluvia de esas que no te dejan ver ni las rallas del suelo. Otra de ellas fue un bonito domingo por la mañana cuando me llevé a mi chico a Logroño de tapas, cuando él pensaba que íbamos a la zaragozana plaza Santa Marta. La cantidad de veces que habré llenado su maletero con bolsas llenas de comida... Pero todo llega a su fin. Un traslado de domicilio al barrio donde tengo colegio y trabajo hacen que sea poco práctico que la siga teniendo. Miro el lado económico. Seguro, itv, ruedas, cambios de aceite... y por ese lado estoy convencida. Pero cuando pienso en la autonomía que me da, el poder ir a ver a una amiga que vive a una hora de mi casa en autobús, el poderme ir al macdonals de plaza cualquier día por la tarde y el valor sentimental que tiene para mí... pues me pongo triste. Sé que tengo total libertad para conducir un bonito 206 gris. La verdad es que es muy chulo, pero no es mi señora Kangú. Como he dicho al principio una nueva etapa finaliza y cuando eso sucede, pasa otra cosa. Y es que empieza otra etapa. Así que disfrutaré de tener el colegio cerca de casa, cerraré los ojos cuando el señor Cierzo acaricie con suavidad mi rostro y miraré en el espejo el tipín que se me va a quedar después de andar todos los días una hora. Además, sé que mi pequeña está en buenas manos. No puedo pedir mas.

sábado, 12 de febrero de 2011

¡¡CUMPLEAÑOS FELIZ!!

Dentro de unos días, concretamente el día 15/2, haré un año con mi blog. El balance que hago es muy positivo. La idea incial era escribir relatos, pero en vez de eso, me he dedicado a plasmar mis ideas, pensamientos y sentimientos según el día. Me siento orgullosa de ello. Ahora, al leerlo, soy consciente de los buenos y malos momentos vividos y ello me da fuerza para seguir adelante. Durante este año he tenido que abrir un par de puertas que pesaban mucho y otras que no eran tan grandes. Siento miedo al pensar que me espera durante los próximos meses, pero estoy contenta porque sé que podré con todo, y si lo dudo en algún momento, no tengo mas que acudir a mis propios escritos para dar ese paso hacia adelante. Un año es mucho tiempo. Aunque sé que no debo, miro hacia atrás y recuerdo cómo era mi vida hace justo un año. No me apetece volver a sentir todo ese dolor, así que me quedo con todo lo positivo que he conseguido desde entonces. Bueno, poco mas tengo que escribir, tan sólo que espero no haber defraudado a cada una de las personas que alguna vez han leído mis letras y confío en poder seguir escribiendo cosas que en algún momento hagan pensar a alguien.

miércoles, 2 de febrero de 2011

LUCHA INTERNA

Por un lado opino que no sirve de nada llevarte mal con alguien. Los pensamientos negativos no llevan a nada positivo, mas bien al contrario. Todo el mundo sabe que la energía negativa atrae mas energía del mismo polo y viceversa. Por otro lado, soy consciente de mi forma de ser. Intento pasar de las cosas negativas, de las que puedo pasar, y cuando no puedo hacer eso, lucho contra mí para que no me afecten. En cuanto a la gente, soy bastante tolerante. Doy mil y una oportunidades, no sirve de nada llevarse mal con la gente. En cuanto a las personas que entran en mi terreno mas íntimo, no paso de ellas, soy lo más sincera posible, porque me interesa mantenerlas cerca. Pero claro, ahora estoy en una situación en la que, por un lado, siento ganas de sacar los dientes. Intento no pensar en el futuro, pero lo hago y lo que veo no me gusta. Lo veo en función de la situación actual y me entras ganas de morder. Soy reacia a pensar que la gente cambia y si me he formado una idea de cómo es una persona... es complicado sacarme esa idea, sobretodo, cuando día a día veo cosas y me dan la razón. Y ahí es donde entra mi lucha interna. Confiar en que la gente cambia a mejor o hacer caso a mi instinto y hacerme a la idea de que no va a ser así. Si me inclino por lo segundo de nada sirve que me preocupe ahora, ya lo iré solucionando a medida de que se planteen los problemas. El problema está en que no sé cómo solucionar la situación que tengo ahora. Vale, sí, no depende de mí, pero me afecta. Será mejor dejar de darle vueltas al asunto. Si tengo que sacar los dientes, lo haré, sólo espero no hacerlo de forma irreflexiva. Soy partidaria del diálogo, pero claro, huyo de él cuando la persona en cuestión no está dentro de mi círculo íntimo. También huyo del enfretamiento... En fin, una vez mas, me dejo en manos del tiempo. Confío en que él ponga a cada uno en su lugar, sea como sea.

sábado, 29 de enero de 2011

LA LLUVIA, por Javier Astorga. El que me aguanta cada día.

Hoy es uno de esos días en los que salgo a la calle y me administro una dosis extra de calma. La cosa está en que los días de lluvia la mayoría de la gente se muestra de forma muy egoísta. Esto es debido a que el personal se divide en dos bandos, las personas que tienen paraguas y las que no. Dentro de las personas que usan paraguas, la mayoría, o eso creo, caminan totalmente secas y protegidas de la lluvia mediante su paraguas y por caminar pegadas a las fachadas de los edificios. La mayoría de estas personas no se aparta ante un humilde servidor que está calado hasta los huesos, con ganas de comprarse gafas con “mini-limpiaparabrisas” y con la cartera del trabajo totalmente chorreante. No se queda ahí el tema, pues la cuestión que más me intriga es que al intentar este humilde servidor seguir pegado a la fachada para resguardarse mínimamente del agua gracias a los pequeños balcones, la gente que usa paraguas no se aparta, lanza miradas asesinas y, al ceder este humilde servidor ese paso pegado a la fachada, intenta sacar un ojo a su inocente víctima.

También existen los denominados camicaces, aquellos que bajan tanto el paraguas que les impide tener una visión del frente, con lo cual se llevan los ojos y cabezas de otras personas que están a su alrededor, tanto al caminar como al girarse sin darse cuenta de que llevan en sus manos un arma de extremo potencial destructivo.

A todas aquellas personas que me obligaron a salir de mi pequeño cobijo bajo el agua para aumentar mi resfriado, ¡GRACIAS!

jueves, 20 de enero de 2011

PANTUNFLAS ROSAS

Sé que algún lugar debe estar el botón de "pausa". Ese botón mágico que me haga desconectar del mundo. Necesito dejar de pensar, auque sea por tan sólo unos minutos, en las pequeñas cosas negativas y tristes que me rodean. Un poco de fiebre por aquí, una persona que no acepta mi presencia por allá y una conversación que sé que no me va a llevar a ninguna parte un poco mas lejos. Por otro lado está la proposición decente de esta mañana y un fin de semana en el que planeo hacer muchas cosas. Todo esto es lo que tengo conscientemente en la cabeza. Si nos vamos al subconsciente... mejor no tentar a la suerte porque entonces la cosa se puede complicar de manera considerable. Por eso necesito unos minutos de relax, de no pensar en nada. De nuevo, las ganas de dormir hasta que las cosas esten cada en su sitio, vienen a mí. Tengo tendencia a huir de las dificultades, aunque es sólo un impulso. Cuando estoy a punto de correr los cien metros lisos para escapar recuerdo que soy asmática y que no voy a llegar muy lejos. Es entonces cuando me armo de valor, busco energía positiva y miro de frente a las dificultades. De momento estoy poniéndome las zapatillas de correr. El escribir en el blog mientras dos pequeños tosen a la par y uno de ellos tiene fiebre hacen que aumenten mis ganas de correr. Precisamente por ellos voy a cambiar las deportivas por las zapatillas rosas de andar por casa. Son mas cómodas y bonitas.

EL TIEMPO SEGUNDA PARTE

Todos los días te levantas a una hora. Da igual si has descansado o no. Suena el despertador y apoyas los pies en el suelo. La hora de llegada al trabajo siempre es la misma. No se tiene en cuenta si el trayecto hasta el mismo se te ha hecho largo o corto. La jornada laboral transcurre como todos los días. Tienes unos minutos de descanso, siempre los mismos. Y finalizado tu tiempo de relax, vuelta al curro. Da igual si has podido relajar o no cuerpo y mente. La hora de continuar es la que es. Llega la hora de comer, la misma de todos los días. Y llega la tarde, tu tiempo de relax. Tal vez quedas con alguien, por supuesto, a una hora. Vuelves a casa con tiempo suficiente para hacer la cena, cenar a la hora de todos los días y tras ver la tele, recoger, o leer un rato, llega el momento de irse a la cama. Una vez mas, cumples con el horario establecido para cerrar los ojos y cargar las pilas para enfrentarte a un nuevo día. Este es el resumen de cualquier persona. Hay gente que trabaja a turnos, que trabaja por la tarde, que tiene hijos... En cualquiera de los casos, el resultado siempre es el mismo: el reloj domina nuestra vida. Digitales, analógicos, grandes o pequeños, da igual como sea. Nos guiamos por un "tic-tac" para hacer cada cosa a una hora. Da igual si un día tienes mas o menos sueño, mas o menos ganas de trabajar... No importan las emociones. Lo que importa es la hora que sea. Una esfera redonda nos dice cuando tenemos que amar, ya que nos señala la hora a la que hemos quedado con nuestro amado. Nos dice cuando tenemos que abrazar a nuestros hijos, cuando salen del colegio a una hora determinada. Vivimos controlados por algo que intentamos medir cuando realmente no se puede. Una hora esperando en la consulta del médico a que este te atienda, es eterna. Esa misma hora, en ese mismo sitio, con alguien con quien hablar, se pasa volando. Entiendo que debe ser así, para que la sociedad vaya hacia delante debemos marcarnos horarios, reglas, normas... Pero tengo la sensación de que hay poco tiempo para vivir. Me explico, para sentir emociones cuando quieres sentirlas. Yo, a la una de la mañana, quiero darle un beso de mi novio. Pero no puede ser porque es hora de dormir. Y ese beso se pierde. Cuando le veo, doce horas mas tarde, le daré un beso y me apetecerá hacerlo pero no será el mismo. Todos pasamos por momentos de infinita tristeza, son unos minutos en los que pagarías por un abrazo, pero si no hay nadie a tu lado te quedas con las ganas. Unos minutos u horas mas tarde, tal vez haya alguien dispuesto a abrazarte y lo hará pero no será ese instante en el que lo necesitabas con urgencia. Soy consciente de que debemos adaptarnos al reloj, pero las emociones no entienden de eso. Lo que sientes lo sientes cuando lo sientes, no cuando "toca" sentirlo.

martes, 18 de enero de 2011

DISPOSITIVO

Siete menos cinco de la mañana. Gimoteo en la habitación de al lado, un pequeño se levanta y le miro a la cara. Hum... mejillas rojas, tos seca, se queja de la garganta... Apoyo un segundo la cabeza en la almohada, niño no va al cole, toca montar el dispositivo correspondiente. Una caricia por aquí, una palabra cariñosa por allá y mientras marco el número del padre busco en el armario el Dalsy que guardé la noche anterior. Para los que no tengan peques les diré que el Dalsy es un medicamento similar a las pastillas de paracetamol, que es antiinflamatorio. Mientras intento organizar la mañana del pequeño el termómetro da su veredicto, 38.8 de fiebre. Decidimos dormir un poco. Tras una horita de sueño veo que mi pequeño grande ya no le hace competencia a Heidi. Despierto al hermano y tras dejar al peque mas peque en el colegio voy al trabajo. El pobrecillo mira la gran sala donde trabajo y algunas compañeras le preguntan si está malito mientras cambio el turno a la tarde para el día siguiente. De camino al pediatra cojo zumo de naranja y la buena mujer dice lo que le pasa, laringitis. Con una "itis" hemos topado. La mañana transcurre con traquilidad y con calor, mucho calor. Ahora, que el día toca a su fin, tan sólo espero que pase una buena noche. Si la cosa no va a mas, el jueves volverá al cole y confiaré en no tener que volver a montar ningún otro dispositivo hasta dentro de mucho, mucho pero que mucho tiempo.

lunes, 17 de enero de 2011

DE TODO TIENE QUE HABER

Bueno... como estoy hoy. Hoy, yo, araño. Por un lado tengo la extraña sensación de haber vuelto al pasado, cuando una persona se intentó meter en mi relación y por el otro parece que yo sea la mala de la película. Pero no. Me niego a protestar, a hablar mal de esas personas. Me dedicaré a darles las gracias. Sí, las gracias. Gracias a ciertas personas mi relación de pareja se fortalece. Cada día estoy mas unida a la persona que viene a tomar café conmigo. Algo me dice que en breve va a haber un enfrentamiento, pero no pasa nada. Ahí estaré yo, para aportar en todo momento un punto de vista que haré lo posible porque sea positivo. Quiero dejar claro que quiero a mi novio, que no soy una mala influencia para él, que estoy muy enamorada, que le quiero un montón y que nadie va a conseguir que me separe lo más mínimo. Si la gente, ciertas personas, siguen en este plan, conseguirán que esté mas unida. Por eso quiero darles las gracias. Para todo aquel que pueda interesar le diré que me va genial, que estamos muy felices, y que no de no ser por ellos no tendríamos las conversaciones que tenemos. Tienen su punto interesante, nos damos cuenta de que pensamos igual y eso nos une un poquito mas. Llegados a este punto, os pido por favor, una tregua. No pretendo caer bien a todo el mundo y si os caigo mal, lo siento, pero tranquilos, no voy a hacer daño a mi querido novio. Y puesto a pedir, ¿que os parece si le dejáis un poquito en paz? Pero solo un poco ¿eh? Yo no digo que no le llaméis, pero andaaa, dejad de meteos donde no os llaman. Y si pensais que soy una mala persona, tan sólo se lo tenéis que decir a él, que muy gustosamente os contestará. Un saludo, Teruel.

LA SITUACIÓN.

Vale, sí, lo reconozco, y me molesta. Tal vez sea porque en estos momentos no hay otra cosa que me moleste mas, tal vez porque yo haría las cosas de otra manera o incluso porque la cosa puede ir a peor y no quiero que sea así. Sea como fuere, no me gusta la situación. En esta ocasión no diré a que me refiero, tan sólo una persona lo sabrá y confío en que no se enfade conmigo. No lo hago con mala intención, tan sólo quiero dejar constancia de algo que me molesta. Dejar constancia... trabajo demasiado, yo no hablo así. Bueno, a lo que iba. Soy una persona pacífica, que huye del enfrentamiento y muy comprensiva, pero en esta ocasión mi forma de ser se vuelve en mi contra. Lo entiendo, lo comprendo pero no lo comparto. Sé que pido demasiado. Pedirle a una persona que cambie de actitud es difícil, por eso no lo voy a hacer. Que no lo haga no significa que me de igual, sino que las cosas tienen que cambiar por sí solas, sin que yo intervenga. ¿Enfrentarme a la situación? No. Cada uno sabe lo que tiene que hacer y no quiero ser una gruñona. Que mis hijos piensen que soy un ogro, vale, me parece bien, pero lo piense otra persona por algo que no debería afectarme... eso sí que no. Hablando se entiende la gente, pero en este caso prefiero no hacerlo. Quiero que la persona se de cuenta por sí misma y por los comentarios que le hagan, no por lo que le pueda decir yo. Soy una persona paciente y sé que llegado el momento, si la situación no cambia, tendré que expresar en voz alta mis ideas. Me da un poco de miedo por las consecuencias que ello pueda tener, pero cuando el vaso se llena... no hay quien evite que se desborde. Por estar callada ya he vivido alguna que otra situación desagradable y lo he pasado mal. No quiero volver a pasar por lo mismo. Así que antes de empezar a sentirme mal, sé que hablaré. Todavía no he llegado a ese punto. Ahora me molesta la situación y lo reconozco, mientras siga así permaneceré callada. Para que os hagáis una idea. Es como cuando te gusta un amigo. Si se lo dices y tu a él no le molas, se puede molestar y hablar menos contigo, es decir, consecuencia negativa. Si os moláis los dos la cosa es muy positiva. Como existe un riesgo de que la cosa vaya mal no se lo dices en el momento que te das cuenta que te mola, sino que esperas hasta que no puedes mas, hasta que estás dispuesta a asumir el riesgo de que hable menos contigo. Con esto pasa igual. Tal y como he dicho, es una situación que no debería afectarme, de hecho es lo que digo en voz alta a la persona en cuestión, pero luego, en la intimidad de mi blog, me doy cuenta que no es así. Que sí me afecta y que no quiero que siga siendo así. Confianza. Ahí está la clave. Miedo, es otra palabra que interviene en el conflicto. Es complicado, perder el miedo y confiar en que algo que puede pasar no vaya a suceder es difícil. Pero hay ocasiones en las que debemos hacerlo. Volviendo al caso que he nombrado, es como el amor. Cuando te enamoras tienes mucho miedo, por ejemplo,a una infidelidad pero confías en la otra persona y si no logras hacerlo al cien por cien lo pasas mal y le haces pasarlo mal a tu pareja. Me voy a aplicar el cuento. Dejaré el miedo a que la situación empeore y confiaré en que las cosas se solucionen como deben hacerlo. Estaré calladita y a la espera.

sábado, 15 de enero de 2011

VARIAS COSAS

La noche melancólica tocó a su fin y ahora estoy haciendo la comida, carne estofada. Mientras la carne va tomando color dedico unos minutos a mi espacio personal. Hay varias cosas que quiero contar, pero claro, de la idea que llevo a lo que consigo plasmar... va un mundo. Así que empiezo y a ver como acabo. Esta semana he tenido que asumir que es cierto que lo mejor para que alguien no te decepcione es no esperar nada de esa persona. La experiencia propia y la ajena me lo ha enseñado. Es triste, pero real. ¿Cómo vives sin esperar nada de las personas que te rodean?. Yo siempre espero algo, por ejemplo, si invito a alguien a cumpleaños espero que venga, si quedo con alguna persona espero que se lo pase bien conmigo... Pero bueno, yo no decido como son las cosas, me dedico a contarlas. Otra cosa que quería comentar es que siento que estoy cambiando. Siempre he sido una persona muy impulsiva, claro que así me iba, confiaba en que otra persona hiciera lo que hago yo y ahora ambas cosas han cambiado. Ahora pienso antes de hablar. Cosa increíble en mí. Y reflexiono antes de juzgar una actitud. Me lo han dicho muchas veces, que espero que la gente actúe como lo hago yo y que eso no es posible, pero ha sido en esta semana en la que me he dado cuenta de ello y no contenta con eso, lo he llevado a la práctica. Controlo mejor mis emociones, no me enfado tanto como lo hacía antes y procuro analizar las cosas. Esta semana ha sido intensa en lo que a aprender cosas se refiere y pienso seguir practicándolas. Bueno, y ya por último y no por ello menos importante, quiero darte las gracias. Sí, a ti, esa persona que está leyendo mis letras. Quiero agradecer a cada una de las personas que emplea parte de su tiempo en leer lo que escribo. Aunque no te conozca, me hace sentir importante. Te animo a seguir haciéndolo y si algún día quieres comentarme algo estaré encantada de leer tu opinión.Confío en poder seguir escribiendo cosas que interesen a las personas que en algún momento visitan mi espacio personal.

jueves, 13 de enero de 2011

MELANCOLÍA

¡¡Uyyyy!! Que nochecita me espera. Os cuento. Corría el año 1997 cuando en verano me carteaba con una amiga. La conocí el año anterior haciendo formación profesional, lo que ahora son módulos y que con la próxima reforma educativa se llamará vete tú a saber como. A lo que voy. Estaba leyendo esas cartas y me he puesto triste. Tan sólo he leído dos cartas, una que le escribí en navidades y otra del verano, pero he vuelto a tener 16 años. He recordado los chicos que me gustaban entonces y una lagrimilla resbala por mi mejilla. No por ellos, sino por mí. Para los lectores del blog que os diga que tengo un dilema con el pasado no es cosa nueva. Y ahora estoy en ese punto. Recordando como era aquel año, las cosas que quería conseguir... También recuerdo como era la vida de mi amiga, los acontecimientos recientes... Es bonito recordar el pasado, aunque duela. Duele porque no puedo volver atrás, y aunque pudiera sé que no lo haría. ¡¡Ufff!! Mi lado positivo lucha contra la tristeza pero mi lado racional sabe que cuando toca llorar de nada sirve luchar contra las lágrimas, igual que sé que llorar no sirve mas que para tener dolor de cabeza. Es posible que esté con el síndrome pre-menstrual y por eso esté sensiblona, pero nunca me había pasado. Ya estamos, buscando razón, excusas y motivo para todo. No, es así. Ahora estoy en casica, con mis peques durmiendo, cada día me cuesta mas despedirme de mi chico y mirar hacia atrás nunca me ha gustado. Bueno, voy a dejar la entrada aquí, voy a releerla con el corrector, le pongo título y la publico.

miércoles, 12 de enero de 2011

EL TIEMPO

El tiempo es algo muy relativo. Por ejemplo, cuando íbamos al colegio. La duración de cada clase era igual la de lenguaje que la de matemáticas, no obstante, la percepción no era la misma. Una u otra se te pasaba antes. Un día de trabajo nunca es igual a otro. Hoy se te pasa la jornada volando y mañana parece que no va a llegar la hora de salida. ¿Cuándo tenemos la sensación de que algo dura mucho? Cuando es malo. Hace tan sólo unos meses la incertidumbre de no saber que se había roto mi pequeño hizo que las horas parecieran días. También se me hace largo cuando espero que suceda algo que no sé si va a suceder o no. Cuando me gusta un chico, por ejemplo. En esos días previos a saber si soy correspondida siento impaciencia y parece que no va a llegar nunca el día del primer beso... o de la decepción. También se hace largo cuando espero algo con ganas. Nacimiento de mis peques, por ejemplo. Parece que no va a llegar el día de verles la carita. Visto así, no todo es negativo. Al contrario, el tiempo pasa rápido cuando el momento es bueno. La clase de educación física en la que te dedicabas a jugar, por ejemplo. Una tarde con la persona amada. Un día de excursión. En definitiva, cuando mejor te lo estás pasando, mas rápido pasa el tiempo. Luego esos momentos quedan anclados en el recuerdo. Aunque intentes revivir las sensaciones, nunca podrás volver a sentir lo mismo. Si hay algo que tiene el tiempo es que no vuelve... afortunada o desgraciadamente. Hoy, de camino al colegio para recoger a los peques iba pensando que todo es relativo y el tiempo es una clara muestra de ello. El mismo momento que para una novia es el más feliz de su vida, es el peor para su amado porque ve como se casa con otro. Veo que finalizo como empecé, hablando de la relatividad del tiempo, aunque en realidad no es lo único. La justicia también es relativa, lo que para mí es justo, para ti no y viceversa. Pero bueno, eso es otro tema, ahora el tiempo del que dispongo prefiero utilizarlo para organizar otra cosa. Pero ¿tengo poco o mucho tiempo?. Como diría una compañera de trabajo: "Yo me entiendo".

lunes, 10 de enero de 2011

ORGANIZACIÓN

Una vez finalizadas las vacaciones escolares y las fiestas navideñas me dispongo a sacarle partido a esa palabra que nunca he usado. Me cuesta mantener cada cosa en su sitio, pero ha llegado un momento en el que veo que necesito un poco de orden. El reto está en compaginarlo con la improvisación. No quiero planear cada hora de mi tiempo libre, pero sí necesito utilizarlo para hacer todo lo que tengo que hacer. En mi relación con los peques la cosa está clara hacerles un poquito mas de caso, apagar la tele a la hora de la cena y repartir aún mas besos en esos dos pares de mofletes tan apetecibles. Con la casa simplemente tango que asumir que la ropa no tiene patitas y que tenderla puede tener su lado divertido, igual que buscarle sitio a esas revistas de la linterna mágica. En cuando a mi vida personal está bien como está, maduraré las diferentes sorpresas que quiero dar y ello contribuirá a hacerme un poquito mas feliz. Ya tengo organizadas las cenas, así que en cuento organice meriendas y almuerzos, sentiré que he cumplido parte de mi objetivo. La otra parte es la más difícil, llevar a cabo las tareas, pero sé que no estoy sola y si he sido capaz de escribir en mi espacio personal a menudo durante casi un año, sé que podré llevar a cabo las tareas domésticas. Tengo mucha imaginación así que cuando algo se me haga cuesta arriba le buscaré el lado divertido y doblaré la ropa con una sonrisa. Confío en seguir con este buen humor durante, como mínimo, todo el año 2011.

EL AMOR ES LO QUE TIENE

Esta mañana, hablando con una compañera, me he dado cuenta de lo difícil que es el tema del amor. Querer a una persona y que ella te quiera en la misma medida. También me ha dicho una frase de esas que invitan a la reflexión. "Quédate con el que te quiera, no con el que te guste, porque el que te guste se irá con la persona a la que quiera." Al principio he expresado mi disconformidad. Yo quiero estar con alguien que me guste, pero claro, si esa persona no me quiere... no hacemos nada. Sus argumentos me han hecho plantearme las cosas y he acabado dandole la razón. En estos momentos la compañera está pasando por una delicada situación, yo misma he pasado por algo similar no hace mucho y la comprendo. Desde fuera los consejos salen solos, es muy fácil decir lo que puede hacer, o lo que yo haría en su lugar, aún sin haberlo hecho. Tal vez por eso evito aconsejar, prefiero expresar mi punto de vista adaptado a la situación. En ocasiones me equivoco y me gusta que la gente reflexione con mis palabras. Que se queden en silencio o me corrijan con mil y un argumentos. En cuanto al temar del amor... sigo pensando igual que hace unos meses. El príncipe azul existe. Lo que sucede es que tal vez no llega cuando nosotras queremos, sino cuando el señor en cuestión lo cree oportuno. Hoy me han dicho que destiñen, y sí, tiene razón, es inevitable que todo el mundo destiña un poco. Al principio todo parece de un azul intenso y luego, conforme se van viendo los defectos, ese azul pasa a ser un color mas discreto. Es entonces cuando puedes intuir si es tu príncipe azul o para tí es blanco y para otra azul. Yo creo en el amor. No sólo por mi situación personal actual, sino porque es algo muy bonito a la vez que difícil. Tal vez por la dificultad es tan bonito. Cuando algo cuesta tanto encontrarlo es porque cuando lo tengas lo vas a valorar mucho y va a ser maravilloso. ¡Viva el amor!

jueves, 6 de enero de 2011

PARA TI

Yo no te voy a decir lo que tienes que hacer. Tan sólo quiero que reflexiones. Te contaré por encima lo que he vivido y espero poder transmitirte toda mi energía positiva. Desde hace unos días pienso en ti. Siento rabia. Eres una persona luchadora y ahora te noto apagada. No es justo. Como bien sabes, he pasado por una infancia difícil y una separación. Y ahora soy feliz. Y es lo que quiero para ti. Que seas feliz. Me da igual como. De una manera o de otra. Como tú decidas. Comprendo la sensación de miedo pero dejar de hacer algo por miedo no es una solución, ya que si lo haces, te caes un pozo. Hace unos meses mi chico mayor no quería ir al cine. Iba a apuntarle a la Linterna Mágica, un grupo de personas que hacen una breve representación de la película que minutos mas tarde va a aparecer en la gran pantalla. El pequeño decía que no quería ir, y era por miedo. Ante su negativa, y después de hacerle entender al padre que la solución no era no apuntarle, conseguí hacerle cambiar de idea. Sólo quería que lo probara, nada más. Tú vas y si no te gusta, el mes que viene te quedas en casa. Accedió y ahora espera con impaciencia el sábado que le toca ir al cine. Vale, sí, tu caso no es tan sencillo, pero contigo voy a actuar de forma parecida. No te voy a obligar, pero te daré todo mi apoyo. Piensa una cosa, en tu infancia. Sé que no es una etapa fácil, pero ahora piensa en el momento en el que conseguiste sonreír a pesar de haber llorado tanto. Te mereces ser feliz, y te lo digo con el corazón en la mano. Hay ocasiones en las que tienes que enseñar los dientes para que te tomen en serio. Y tal vez, hasta dar pequeños pasos que no quieres dar por no molestar a las personas que tienes alrededor. Tú lo sabes, cuando un niño toca un enchufe, no basta con decirle que no lo haga, sino que tienes que mirarle muy seria y prohibírselo. Lucha. Por tí y por ellos. Primero por tí y por un solo momento sé egoísta. Cierra los ojos y planteate la situación. Busca las diferentes soluciones y ve a por aquella que te haga feliz. Si tu eres feliz, ellos lo serán. Por supuesto que mas adelante se plantearán mas y mas y muchos mas problemas pero no dejes de hacer algo por lo que pueda pasar en el futuro. La razón es muy sencilla, no sabes lo que va a suceder mañana, ni dentro de una semana. Seguramente se cumplan tus espectativas negativas, vale, no pasa nada, seguiremos luchando. Tu meta debe ser la felicidad. Si me meto donde no me llaman perdóname, pero tengo la necesidad de decírtelo. No quiero que llores y sé que no puedo evitarlo, soy consciente de que la vida no te está poniendo las cosas fáciles, pero confío en tí. Se que eres una persona luchadora que va a salir adelante. Te mando todo mi apoyo y de verdad, cualquier cosa que necesites, somos dos personas que te apoyan al cien por cien. Para finalizar te pongo una frase que leí hace unos días en un blog: No temas dar un gran paso... un precipicio no se pasa a saltitos. Te mando un fuerte beso y como ya te he dicho, toda mi energía positiva. Vales mucho, demuéstratelo y demuéstraselo a aquellas personas que te infravaloran.

RECUERDOS Y MAS RECUERDOS

El inconveniente que tiene el guardar las cosas es que el día que menos esperas las encuentras. Yo hago eso con los recuerdos. Ante un cambio lo que hago es almacenar los buenos y los malos. Un buen día algo me lleva a ellos y es cuando toca enfrentarse a un reto. Asumirlos. Dejar atrás una parte importante de la vida no es fácil, pero a la vez es necesaria para seguir adelante. No me arrepiento de nada, al contrario, lo que sucede es que ver fotos de cuando el mayor era peque me resulta duro. Tal vez sea porque ahora están lejos y porque ayer el peque casi se abre la cabeza. Puede ser que esté mas sensible estos días en los que la familia se reune y yo echo especialmente de menos a aquellas personas que ya no están. Sea como fuere, miro el futuro con optimismo. Soy muy feliz con lo que tengo ahora, no echo nada en falta, lo que pasa es que soy muy sensible. Pienso que con cerrarle la puerta a los recuerdos es suficiente, cuando no es así. No vale de nada no pensar en algo que me preocupa, tengo que asumirlo. En este caso nada de mi pasado me preocupa, pero me hace revivir momentos en los que los pequeños eran mas pequeños. Si, eso es. Me da mucha pena que los peques crezcan, por eso ver fotos de cuando eran unos cachorrilos que sólo dormían y comían me pone triste. Tengo que ser consciente de que son mayores y no sólo lo son ahora, sino que lo van a ser mas. Y algún día, hasta tendrán los años que tengo yo ahora. El tiempo pasa muy deprisa, y cuando tienes pequeños aún mas. Te das cuenta de lo que sabían hacer nada mas nacer y lo que hacen ahora. Bueno, habrá que asumirlo. Estoy muy feliz de verles a ellos correr y jugar y es lo único que importa. Cada etapa es diferente y tiene sus cosas muy positivas y otras no tanto y cuando tengan la edad que yo tengo ahora, seré feliz y me sentiré orgullosa de verles tan mayores.