domingo, 18 de julio de 2010

REDENCIÓN, POR ALBERTO GUTIERREZ.

¿Has pensado alguna vez cuál es tu primer recuerdo? Ya sabes a que me refiero. La primera imagen que tuviste, tu primer pensamiento. ¿Si? Yo lo recuerdo perfecta mente. Fue un día de verano, agosto lo más posible. Yo estaba en la playa frente al mar. Había mucha gente a mi alrededor pero es como si estuviera yo sólo. Me volví y vi a mi madre colocando la toalla y a mi padre clavando una sombrilla. Grandes perlas de sudor caían de su cara directas a la arena. De repente me eché a correr hacia el agua como atraído por ella. Cuando llegué a la orilla rompió una ola, tropecé y caí de cabeza. Llevaba un sombrero blanco que salió disparado. Me quedé bajo el agua clavado y asustado. Entonces unos brazos me agarraron y me sacaron del agua. Era mi madre. Yo lloraba a moco tendido y ella me abrazó bien fuerte. Ese es mi primer recuerdo y curiosamente creo que el último recuerdo que voy a a tener va a ser parecido. Me estoy ahogando, bueno, mejor dicho me están ahogando. Cuando llegué al apartamento entré sin ninguna precaución. Sólo pensaba en recuperar el material de Swarley y salir de allí pitando. No me di cuenta del hombre que estaba agazapado detrás del sofá. Me sorprendió por la espalda, forcejeamos y me dio un par de puñetazos en el estómago que me dejaron sin respiración. Ahora tengo la cabeza dentro del water. Intento luchar pero estoy sin fuerzas. Me vienen a la cabeza cientos de imágenes: Sara, mi primera novia en el jardín de infancia que llevaba coletas y olía a jazmín, mi primer día en el colegio que salí detrás de mi madre llorando, las tardes de pan con chocolate para merendar, el viaje de fin de curso a Dublín, mi primera borrachera, los conciertos en los que estuve, mi primer coche robado, los primeros delitos, la cárcel, la chica a la que nunca dejé de amar, las promesas incumplidas, todas las cosas malas que he hecho en mi vida, los besos que nunca dí... Él me aprieta más fuerte y ya no puedo aguantar la respiración El agua empieza a entrar por mi boca y por la nariz y noto como se inundan mis pulmones. Abro los ojos y allí estoy otra vez, en aquel día de playa. Puedo oler la arena, el mar, el viento... Mi madre me agarra por los brazos y me lleva a su pecho mientras intenta tranquilizarme. Noto su corazón latiendo junto al mío. La miro a la cara, veo su sonrisa y sus grandes ojos negros. Ella me dice: " Ya está, cariño, ya está " mientras acaricia mi pelo. Vuelvo a mirar el mar y mi vista se empieza a nublar. El cielo se refleja en el agua y pienso que es lo más bonito que he visto en la vida. Después, oscuridad...





Relato escrito por Alberto Gutierrez, espero que os guste.