sábado, 29 de enero de 2011

LA LLUVIA, por Javier Astorga. El que me aguanta cada día.

Hoy es uno de esos días en los que salgo a la calle y me administro una dosis extra de calma. La cosa está en que los días de lluvia la mayoría de la gente se muestra de forma muy egoísta. Esto es debido a que el personal se divide en dos bandos, las personas que tienen paraguas y las que no. Dentro de las personas que usan paraguas, la mayoría, o eso creo, caminan totalmente secas y protegidas de la lluvia mediante su paraguas y por caminar pegadas a las fachadas de los edificios. La mayoría de estas personas no se aparta ante un humilde servidor que está calado hasta los huesos, con ganas de comprarse gafas con “mini-limpiaparabrisas” y con la cartera del trabajo totalmente chorreante. No se queda ahí el tema, pues la cuestión que más me intriga es que al intentar este humilde servidor seguir pegado a la fachada para resguardarse mínimamente del agua gracias a los pequeños balcones, la gente que usa paraguas no se aparta, lanza miradas asesinas y, al ceder este humilde servidor ese paso pegado a la fachada, intenta sacar un ojo a su inocente víctima.

También existen los denominados camicaces, aquellos que bajan tanto el paraguas que les impide tener una visión del frente, con lo cual se llevan los ojos y cabezas de otras personas que están a su alrededor, tanto al caminar como al girarse sin darse cuenta de que llevan en sus manos un arma de extremo potencial destructivo.

A todas aquellas personas que me obligaron a salir de mi pequeño cobijo bajo el agua para aumentar mi resfriado, ¡GRACIAS!

jueves, 20 de enero de 2011

PANTUNFLAS ROSAS

Sé que algún lugar debe estar el botón de "pausa". Ese botón mágico que me haga desconectar del mundo. Necesito dejar de pensar, auque sea por tan sólo unos minutos, en las pequeñas cosas negativas y tristes que me rodean. Un poco de fiebre por aquí, una persona que no acepta mi presencia por allá y una conversación que sé que no me va a llevar a ninguna parte un poco mas lejos. Por otro lado está la proposición decente de esta mañana y un fin de semana en el que planeo hacer muchas cosas. Todo esto es lo que tengo conscientemente en la cabeza. Si nos vamos al subconsciente... mejor no tentar a la suerte porque entonces la cosa se puede complicar de manera considerable. Por eso necesito unos minutos de relax, de no pensar en nada. De nuevo, las ganas de dormir hasta que las cosas esten cada en su sitio, vienen a mí. Tengo tendencia a huir de las dificultades, aunque es sólo un impulso. Cuando estoy a punto de correr los cien metros lisos para escapar recuerdo que soy asmática y que no voy a llegar muy lejos. Es entonces cuando me armo de valor, busco energía positiva y miro de frente a las dificultades. De momento estoy poniéndome las zapatillas de correr. El escribir en el blog mientras dos pequeños tosen a la par y uno de ellos tiene fiebre hacen que aumenten mis ganas de correr. Precisamente por ellos voy a cambiar las deportivas por las zapatillas rosas de andar por casa. Son mas cómodas y bonitas.

EL TIEMPO SEGUNDA PARTE

Todos los días te levantas a una hora. Da igual si has descansado o no. Suena el despertador y apoyas los pies en el suelo. La hora de llegada al trabajo siempre es la misma. No se tiene en cuenta si el trayecto hasta el mismo se te ha hecho largo o corto. La jornada laboral transcurre como todos los días. Tienes unos minutos de descanso, siempre los mismos. Y finalizado tu tiempo de relax, vuelta al curro. Da igual si has podido relajar o no cuerpo y mente. La hora de continuar es la que es. Llega la hora de comer, la misma de todos los días. Y llega la tarde, tu tiempo de relax. Tal vez quedas con alguien, por supuesto, a una hora. Vuelves a casa con tiempo suficiente para hacer la cena, cenar a la hora de todos los días y tras ver la tele, recoger, o leer un rato, llega el momento de irse a la cama. Una vez mas, cumples con el horario establecido para cerrar los ojos y cargar las pilas para enfrentarte a un nuevo día. Este es el resumen de cualquier persona. Hay gente que trabaja a turnos, que trabaja por la tarde, que tiene hijos... En cualquiera de los casos, el resultado siempre es el mismo: el reloj domina nuestra vida. Digitales, analógicos, grandes o pequeños, da igual como sea. Nos guiamos por un "tic-tac" para hacer cada cosa a una hora. Da igual si un día tienes mas o menos sueño, mas o menos ganas de trabajar... No importan las emociones. Lo que importa es la hora que sea. Una esfera redonda nos dice cuando tenemos que amar, ya que nos señala la hora a la que hemos quedado con nuestro amado. Nos dice cuando tenemos que abrazar a nuestros hijos, cuando salen del colegio a una hora determinada. Vivimos controlados por algo que intentamos medir cuando realmente no se puede. Una hora esperando en la consulta del médico a que este te atienda, es eterna. Esa misma hora, en ese mismo sitio, con alguien con quien hablar, se pasa volando. Entiendo que debe ser así, para que la sociedad vaya hacia delante debemos marcarnos horarios, reglas, normas... Pero tengo la sensación de que hay poco tiempo para vivir. Me explico, para sentir emociones cuando quieres sentirlas. Yo, a la una de la mañana, quiero darle un beso de mi novio. Pero no puede ser porque es hora de dormir. Y ese beso se pierde. Cuando le veo, doce horas mas tarde, le daré un beso y me apetecerá hacerlo pero no será el mismo. Todos pasamos por momentos de infinita tristeza, son unos minutos en los que pagarías por un abrazo, pero si no hay nadie a tu lado te quedas con las ganas. Unos minutos u horas mas tarde, tal vez haya alguien dispuesto a abrazarte y lo hará pero no será ese instante en el que lo necesitabas con urgencia. Soy consciente de que debemos adaptarnos al reloj, pero las emociones no entienden de eso. Lo que sientes lo sientes cuando lo sientes, no cuando "toca" sentirlo.

martes, 18 de enero de 2011

DISPOSITIVO

Siete menos cinco de la mañana. Gimoteo en la habitación de al lado, un pequeño se levanta y le miro a la cara. Hum... mejillas rojas, tos seca, se queja de la garganta... Apoyo un segundo la cabeza en la almohada, niño no va al cole, toca montar el dispositivo correspondiente. Una caricia por aquí, una palabra cariñosa por allá y mientras marco el número del padre busco en el armario el Dalsy que guardé la noche anterior. Para los que no tengan peques les diré que el Dalsy es un medicamento similar a las pastillas de paracetamol, que es antiinflamatorio. Mientras intento organizar la mañana del pequeño el termómetro da su veredicto, 38.8 de fiebre. Decidimos dormir un poco. Tras una horita de sueño veo que mi pequeño grande ya no le hace competencia a Heidi. Despierto al hermano y tras dejar al peque mas peque en el colegio voy al trabajo. El pobrecillo mira la gran sala donde trabajo y algunas compañeras le preguntan si está malito mientras cambio el turno a la tarde para el día siguiente. De camino al pediatra cojo zumo de naranja y la buena mujer dice lo que le pasa, laringitis. Con una "itis" hemos topado. La mañana transcurre con traquilidad y con calor, mucho calor. Ahora, que el día toca a su fin, tan sólo espero que pase una buena noche. Si la cosa no va a mas, el jueves volverá al cole y confiaré en no tener que volver a montar ningún otro dispositivo hasta dentro de mucho, mucho pero que mucho tiempo.

lunes, 17 de enero de 2011

DE TODO TIENE QUE HABER

Bueno... como estoy hoy. Hoy, yo, araño. Por un lado tengo la extraña sensación de haber vuelto al pasado, cuando una persona se intentó meter en mi relación y por el otro parece que yo sea la mala de la película. Pero no. Me niego a protestar, a hablar mal de esas personas. Me dedicaré a darles las gracias. Sí, las gracias. Gracias a ciertas personas mi relación de pareja se fortalece. Cada día estoy mas unida a la persona que viene a tomar café conmigo. Algo me dice que en breve va a haber un enfrentamiento, pero no pasa nada. Ahí estaré yo, para aportar en todo momento un punto de vista que haré lo posible porque sea positivo. Quiero dejar claro que quiero a mi novio, que no soy una mala influencia para él, que estoy muy enamorada, que le quiero un montón y que nadie va a conseguir que me separe lo más mínimo. Si la gente, ciertas personas, siguen en este plan, conseguirán que esté mas unida. Por eso quiero darles las gracias. Para todo aquel que pueda interesar le diré que me va genial, que estamos muy felices, y que no de no ser por ellos no tendríamos las conversaciones que tenemos. Tienen su punto interesante, nos damos cuenta de que pensamos igual y eso nos une un poquito mas. Llegados a este punto, os pido por favor, una tregua. No pretendo caer bien a todo el mundo y si os caigo mal, lo siento, pero tranquilos, no voy a hacer daño a mi querido novio. Y puesto a pedir, ¿que os parece si le dejáis un poquito en paz? Pero solo un poco ¿eh? Yo no digo que no le llaméis, pero andaaa, dejad de meteos donde no os llaman. Y si pensais que soy una mala persona, tan sólo se lo tenéis que decir a él, que muy gustosamente os contestará. Un saludo, Teruel.

LA SITUACIÓN.

Vale, sí, lo reconozco, y me molesta. Tal vez sea porque en estos momentos no hay otra cosa que me moleste mas, tal vez porque yo haría las cosas de otra manera o incluso porque la cosa puede ir a peor y no quiero que sea así. Sea como fuere, no me gusta la situación. En esta ocasión no diré a que me refiero, tan sólo una persona lo sabrá y confío en que no se enfade conmigo. No lo hago con mala intención, tan sólo quiero dejar constancia de algo que me molesta. Dejar constancia... trabajo demasiado, yo no hablo así. Bueno, a lo que iba. Soy una persona pacífica, que huye del enfrentamiento y muy comprensiva, pero en esta ocasión mi forma de ser se vuelve en mi contra. Lo entiendo, lo comprendo pero no lo comparto. Sé que pido demasiado. Pedirle a una persona que cambie de actitud es difícil, por eso no lo voy a hacer. Que no lo haga no significa que me de igual, sino que las cosas tienen que cambiar por sí solas, sin que yo intervenga. ¿Enfrentarme a la situación? No. Cada uno sabe lo que tiene que hacer y no quiero ser una gruñona. Que mis hijos piensen que soy un ogro, vale, me parece bien, pero lo piense otra persona por algo que no debería afectarme... eso sí que no. Hablando se entiende la gente, pero en este caso prefiero no hacerlo. Quiero que la persona se de cuenta por sí misma y por los comentarios que le hagan, no por lo que le pueda decir yo. Soy una persona paciente y sé que llegado el momento, si la situación no cambia, tendré que expresar en voz alta mis ideas. Me da un poco de miedo por las consecuencias que ello pueda tener, pero cuando el vaso se llena... no hay quien evite que se desborde. Por estar callada ya he vivido alguna que otra situación desagradable y lo he pasado mal. No quiero volver a pasar por lo mismo. Así que antes de empezar a sentirme mal, sé que hablaré. Todavía no he llegado a ese punto. Ahora me molesta la situación y lo reconozco, mientras siga así permaneceré callada. Para que os hagáis una idea. Es como cuando te gusta un amigo. Si se lo dices y tu a él no le molas, se puede molestar y hablar menos contigo, es decir, consecuencia negativa. Si os moláis los dos la cosa es muy positiva. Como existe un riesgo de que la cosa vaya mal no se lo dices en el momento que te das cuenta que te mola, sino que esperas hasta que no puedes mas, hasta que estás dispuesta a asumir el riesgo de que hable menos contigo. Con esto pasa igual. Tal y como he dicho, es una situación que no debería afectarme, de hecho es lo que digo en voz alta a la persona en cuestión, pero luego, en la intimidad de mi blog, me doy cuenta que no es así. Que sí me afecta y que no quiero que siga siendo así. Confianza. Ahí está la clave. Miedo, es otra palabra que interviene en el conflicto. Es complicado, perder el miedo y confiar en que algo que puede pasar no vaya a suceder es difícil. Pero hay ocasiones en las que debemos hacerlo. Volviendo al caso que he nombrado, es como el amor. Cuando te enamoras tienes mucho miedo, por ejemplo,a una infidelidad pero confías en la otra persona y si no logras hacerlo al cien por cien lo pasas mal y le haces pasarlo mal a tu pareja. Me voy a aplicar el cuento. Dejaré el miedo a que la situación empeore y confiaré en que las cosas se solucionen como deben hacerlo. Estaré calladita y a la espera.

sábado, 15 de enero de 2011

VARIAS COSAS

La noche melancólica tocó a su fin y ahora estoy haciendo la comida, carne estofada. Mientras la carne va tomando color dedico unos minutos a mi espacio personal. Hay varias cosas que quiero contar, pero claro, de la idea que llevo a lo que consigo plasmar... va un mundo. Así que empiezo y a ver como acabo. Esta semana he tenido que asumir que es cierto que lo mejor para que alguien no te decepcione es no esperar nada de esa persona. La experiencia propia y la ajena me lo ha enseñado. Es triste, pero real. ¿Cómo vives sin esperar nada de las personas que te rodean?. Yo siempre espero algo, por ejemplo, si invito a alguien a cumpleaños espero que venga, si quedo con alguna persona espero que se lo pase bien conmigo... Pero bueno, yo no decido como son las cosas, me dedico a contarlas. Otra cosa que quería comentar es que siento que estoy cambiando. Siempre he sido una persona muy impulsiva, claro que así me iba, confiaba en que otra persona hiciera lo que hago yo y ahora ambas cosas han cambiado. Ahora pienso antes de hablar. Cosa increíble en mí. Y reflexiono antes de juzgar una actitud. Me lo han dicho muchas veces, que espero que la gente actúe como lo hago yo y que eso no es posible, pero ha sido en esta semana en la que me he dado cuenta de ello y no contenta con eso, lo he llevado a la práctica. Controlo mejor mis emociones, no me enfado tanto como lo hacía antes y procuro analizar las cosas. Esta semana ha sido intensa en lo que a aprender cosas se refiere y pienso seguir practicándolas. Bueno, y ya por último y no por ello menos importante, quiero darte las gracias. Sí, a ti, esa persona que está leyendo mis letras. Quiero agradecer a cada una de las personas que emplea parte de su tiempo en leer lo que escribo. Aunque no te conozca, me hace sentir importante. Te animo a seguir haciéndolo y si algún día quieres comentarme algo estaré encantada de leer tu opinión.Confío en poder seguir escribiendo cosas que interesen a las personas que en algún momento visitan mi espacio personal.

jueves, 13 de enero de 2011

MELANCOLÍA

¡¡Uyyyy!! Que nochecita me espera. Os cuento. Corría el año 1997 cuando en verano me carteaba con una amiga. La conocí el año anterior haciendo formación profesional, lo que ahora son módulos y que con la próxima reforma educativa se llamará vete tú a saber como. A lo que voy. Estaba leyendo esas cartas y me he puesto triste. Tan sólo he leído dos cartas, una que le escribí en navidades y otra del verano, pero he vuelto a tener 16 años. He recordado los chicos que me gustaban entonces y una lagrimilla resbala por mi mejilla. No por ellos, sino por mí. Para los lectores del blog que os diga que tengo un dilema con el pasado no es cosa nueva. Y ahora estoy en ese punto. Recordando como era aquel año, las cosas que quería conseguir... También recuerdo como era la vida de mi amiga, los acontecimientos recientes... Es bonito recordar el pasado, aunque duela. Duele porque no puedo volver atrás, y aunque pudiera sé que no lo haría. ¡¡Ufff!! Mi lado positivo lucha contra la tristeza pero mi lado racional sabe que cuando toca llorar de nada sirve luchar contra las lágrimas, igual que sé que llorar no sirve mas que para tener dolor de cabeza. Es posible que esté con el síndrome pre-menstrual y por eso esté sensiblona, pero nunca me había pasado. Ya estamos, buscando razón, excusas y motivo para todo. No, es así. Ahora estoy en casica, con mis peques durmiendo, cada día me cuesta mas despedirme de mi chico y mirar hacia atrás nunca me ha gustado. Bueno, voy a dejar la entrada aquí, voy a releerla con el corrector, le pongo título y la publico.

miércoles, 12 de enero de 2011

EL TIEMPO

El tiempo es algo muy relativo. Por ejemplo, cuando íbamos al colegio. La duración de cada clase era igual la de lenguaje que la de matemáticas, no obstante, la percepción no era la misma. Una u otra se te pasaba antes. Un día de trabajo nunca es igual a otro. Hoy se te pasa la jornada volando y mañana parece que no va a llegar la hora de salida. ¿Cuándo tenemos la sensación de que algo dura mucho? Cuando es malo. Hace tan sólo unos meses la incertidumbre de no saber que se había roto mi pequeño hizo que las horas parecieran días. También se me hace largo cuando espero que suceda algo que no sé si va a suceder o no. Cuando me gusta un chico, por ejemplo. En esos días previos a saber si soy correspondida siento impaciencia y parece que no va a llegar nunca el día del primer beso... o de la decepción. También se hace largo cuando espero algo con ganas. Nacimiento de mis peques, por ejemplo. Parece que no va a llegar el día de verles la carita. Visto así, no todo es negativo. Al contrario, el tiempo pasa rápido cuando el momento es bueno. La clase de educación física en la que te dedicabas a jugar, por ejemplo. Una tarde con la persona amada. Un día de excursión. En definitiva, cuando mejor te lo estás pasando, mas rápido pasa el tiempo. Luego esos momentos quedan anclados en el recuerdo. Aunque intentes revivir las sensaciones, nunca podrás volver a sentir lo mismo. Si hay algo que tiene el tiempo es que no vuelve... afortunada o desgraciadamente. Hoy, de camino al colegio para recoger a los peques iba pensando que todo es relativo y el tiempo es una clara muestra de ello. El mismo momento que para una novia es el más feliz de su vida, es el peor para su amado porque ve como se casa con otro. Veo que finalizo como empecé, hablando de la relatividad del tiempo, aunque en realidad no es lo único. La justicia también es relativa, lo que para mí es justo, para ti no y viceversa. Pero bueno, eso es otro tema, ahora el tiempo del que dispongo prefiero utilizarlo para organizar otra cosa. Pero ¿tengo poco o mucho tiempo?. Como diría una compañera de trabajo: "Yo me entiendo".

lunes, 10 de enero de 2011

ORGANIZACIÓN

Una vez finalizadas las vacaciones escolares y las fiestas navideñas me dispongo a sacarle partido a esa palabra que nunca he usado. Me cuesta mantener cada cosa en su sitio, pero ha llegado un momento en el que veo que necesito un poco de orden. El reto está en compaginarlo con la improvisación. No quiero planear cada hora de mi tiempo libre, pero sí necesito utilizarlo para hacer todo lo que tengo que hacer. En mi relación con los peques la cosa está clara hacerles un poquito mas de caso, apagar la tele a la hora de la cena y repartir aún mas besos en esos dos pares de mofletes tan apetecibles. Con la casa simplemente tango que asumir que la ropa no tiene patitas y que tenderla puede tener su lado divertido, igual que buscarle sitio a esas revistas de la linterna mágica. En cuando a mi vida personal está bien como está, maduraré las diferentes sorpresas que quiero dar y ello contribuirá a hacerme un poquito mas feliz. Ya tengo organizadas las cenas, así que en cuento organice meriendas y almuerzos, sentiré que he cumplido parte de mi objetivo. La otra parte es la más difícil, llevar a cabo las tareas, pero sé que no estoy sola y si he sido capaz de escribir en mi espacio personal a menudo durante casi un año, sé que podré llevar a cabo las tareas domésticas. Tengo mucha imaginación así que cuando algo se me haga cuesta arriba le buscaré el lado divertido y doblaré la ropa con una sonrisa. Confío en seguir con este buen humor durante, como mínimo, todo el año 2011.

EL AMOR ES LO QUE TIENE

Esta mañana, hablando con una compañera, me he dado cuenta de lo difícil que es el tema del amor. Querer a una persona y que ella te quiera en la misma medida. También me ha dicho una frase de esas que invitan a la reflexión. "Quédate con el que te quiera, no con el que te guste, porque el que te guste se irá con la persona a la que quiera." Al principio he expresado mi disconformidad. Yo quiero estar con alguien que me guste, pero claro, si esa persona no me quiere... no hacemos nada. Sus argumentos me han hecho plantearme las cosas y he acabado dandole la razón. En estos momentos la compañera está pasando por una delicada situación, yo misma he pasado por algo similar no hace mucho y la comprendo. Desde fuera los consejos salen solos, es muy fácil decir lo que puede hacer, o lo que yo haría en su lugar, aún sin haberlo hecho. Tal vez por eso evito aconsejar, prefiero expresar mi punto de vista adaptado a la situación. En ocasiones me equivoco y me gusta que la gente reflexione con mis palabras. Que se queden en silencio o me corrijan con mil y un argumentos. En cuanto al temar del amor... sigo pensando igual que hace unos meses. El príncipe azul existe. Lo que sucede es que tal vez no llega cuando nosotras queremos, sino cuando el señor en cuestión lo cree oportuno. Hoy me han dicho que destiñen, y sí, tiene razón, es inevitable que todo el mundo destiña un poco. Al principio todo parece de un azul intenso y luego, conforme se van viendo los defectos, ese azul pasa a ser un color mas discreto. Es entonces cuando puedes intuir si es tu príncipe azul o para tí es blanco y para otra azul. Yo creo en el amor. No sólo por mi situación personal actual, sino porque es algo muy bonito a la vez que difícil. Tal vez por la dificultad es tan bonito. Cuando algo cuesta tanto encontrarlo es porque cuando lo tengas lo vas a valorar mucho y va a ser maravilloso. ¡Viva el amor!

jueves, 6 de enero de 2011

PARA TI

Yo no te voy a decir lo que tienes que hacer. Tan sólo quiero que reflexiones. Te contaré por encima lo que he vivido y espero poder transmitirte toda mi energía positiva. Desde hace unos días pienso en ti. Siento rabia. Eres una persona luchadora y ahora te noto apagada. No es justo. Como bien sabes, he pasado por una infancia difícil y una separación. Y ahora soy feliz. Y es lo que quiero para ti. Que seas feliz. Me da igual como. De una manera o de otra. Como tú decidas. Comprendo la sensación de miedo pero dejar de hacer algo por miedo no es una solución, ya que si lo haces, te caes un pozo. Hace unos meses mi chico mayor no quería ir al cine. Iba a apuntarle a la Linterna Mágica, un grupo de personas que hacen una breve representación de la película que minutos mas tarde va a aparecer en la gran pantalla. El pequeño decía que no quería ir, y era por miedo. Ante su negativa, y después de hacerle entender al padre que la solución no era no apuntarle, conseguí hacerle cambiar de idea. Sólo quería que lo probara, nada más. Tú vas y si no te gusta, el mes que viene te quedas en casa. Accedió y ahora espera con impaciencia el sábado que le toca ir al cine. Vale, sí, tu caso no es tan sencillo, pero contigo voy a actuar de forma parecida. No te voy a obligar, pero te daré todo mi apoyo. Piensa una cosa, en tu infancia. Sé que no es una etapa fácil, pero ahora piensa en el momento en el que conseguiste sonreír a pesar de haber llorado tanto. Te mereces ser feliz, y te lo digo con el corazón en la mano. Hay ocasiones en las que tienes que enseñar los dientes para que te tomen en serio. Y tal vez, hasta dar pequeños pasos que no quieres dar por no molestar a las personas que tienes alrededor. Tú lo sabes, cuando un niño toca un enchufe, no basta con decirle que no lo haga, sino que tienes que mirarle muy seria y prohibírselo. Lucha. Por tí y por ellos. Primero por tí y por un solo momento sé egoísta. Cierra los ojos y planteate la situación. Busca las diferentes soluciones y ve a por aquella que te haga feliz. Si tu eres feliz, ellos lo serán. Por supuesto que mas adelante se plantearán mas y mas y muchos mas problemas pero no dejes de hacer algo por lo que pueda pasar en el futuro. La razón es muy sencilla, no sabes lo que va a suceder mañana, ni dentro de una semana. Seguramente se cumplan tus espectativas negativas, vale, no pasa nada, seguiremos luchando. Tu meta debe ser la felicidad. Si me meto donde no me llaman perdóname, pero tengo la necesidad de decírtelo. No quiero que llores y sé que no puedo evitarlo, soy consciente de que la vida no te está poniendo las cosas fáciles, pero confío en tí. Se que eres una persona luchadora que va a salir adelante. Te mando todo mi apoyo y de verdad, cualquier cosa que necesites, somos dos personas que te apoyan al cien por cien. Para finalizar te pongo una frase que leí hace unos días en un blog: No temas dar un gran paso... un precipicio no se pasa a saltitos. Te mando un fuerte beso y como ya te he dicho, toda mi energía positiva. Vales mucho, demuéstratelo y demuéstraselo a aquellas personas que te infravaloran.

RECUERDOS Y MAS RECUERDOS

El inconveniente que tiene el guardar las cosas es que el día que menos esperas las encuentras. Yo hago eso con los recuerdos. Ante un cambio lo que hago es almacenar los buenos y los malos. Un buen día algo me lleva a ellos y es cuando toca enfrentarse a un reto. Asumirlos. Dejar atrás una parte importante de la vida no es fácil, pero a la vez es necesaria para seguir adelante. No me arrepiento de nada, al contrario, lo que sucede es que ver fotos de cuando el mayor era peque me resulta duro. Tal vez sea porque ahora están lejos y porque ayer el peque casi se abre la cabeza. Puede ser que esté mas sensible estos días en los que la familia se reune y yo echo especialmente de menos a aquellas personas que ya no están. Sea como fuere, miro el futuro con optimismo. Soy muy feliz con lo que tengo ahora, no echo nada en falta, lo que pasa es que soy muy sensible. Pienso que con cerrarle la puerta a los recuerdos es suficiente, cuando no es así. No vale de nada no pensar en algo que me preocupa, tengo que asumirlo. En este caso nada de mi pasado me preocupa, pero me hace revivir momentos en los que los pequeños eran mas pequeños. Si, eso es. Me da mucha pena que los peques crezcan, por eso ver fotos de cuando eran unos cachorrilos que sólo dormían y comían me pone triste. Tengo que ser consciente de que son mayores y no sólo lo son ahora, sino que lo van a ser mas. Y algún día, hasta tendrán los años que tengo yo ahora. El tiempo pasa muy deprisa, y cuando tienes pequeños aún mas. Te das cuenta de lo que sabían hacer nada mas nacer y lo que hacen ahora. Bueno, habrá que asumirlo. Estoy muy feliz de verles a ellos correr y jugar y es lo único que importa. Cada etapa es diferente y tiene sus cosas muy positivas y otras no tanto y cuando tengan la edad que yo tengo ahora, seré feliz y me sentiré orgullosa de verles tan mayores.