sábado, 17 de marzo de 2018

¿Y SI...?

Entrada donde reflexiono sobre algo que hacemos continuamente, tomar decisiones.


   Hoy quiero reflexionar sobre dos palabras. Son muy cortas pero se esconde en ellas un sentimiento, el miedo. "¿Y si...?" Así, breve pero con fuerza. Seguro que al leerlas has añadido alguna palabra en esos tres puntos. "Sale mal, me estoy equivocando, me dice que no..."


   Como si fueran un par de delincuentes, esas dos nos asaltan cada vez que tomamos una decisión. Y lo peor de todo es que normalmente vienen acompañadas por pensamientos negativos. La culpa la tiene el jefe de la banda, el miedo. Es un señor que dice que nos protege porque consigue que vayamos con cuidado. Pero en realidad lo que hace es dificultarlo todo. Porque tu imaginación te muestra lo peor que puede pasar.


   Las decisiones. Ellas son las que nos llevan a ese callejón donde luego seremos asaltados. Hay algunas que son fáciles de tomar "dulce o salado" "con cielo cubierto de nubes coger paraguas o no". Pero hay otras que no son tan sencillas "trabajo A o trabajo B" "sigo luchando por esa persona o lo dejo definitivamente".


   En realidad, desde el punto de vista más objetivo, no es difícil tomar una decisión. Haces lo que quieres hacer y punto. Lo complicado es lidiar con el miedo que nos lleva a un mundo de interrogantes. Unos interrogantes que sólo el tiempo se encargará de eliminar... Cuando sea demasiado tarde y hayamos tomado la decisión.


   La única manera que se me ocurre para hacer las decisiones más fáciles es cambiar al miedo por la esperanza. Añadir palabras positivas en esos tres puntos. "Sale bien, estoy acertando, me dice que sí..." Tal vez así no veamos el tomar decisiones como un quebradero de cabeza, sino como una aventura que nos lleva a un lugar desconocido donde vamos a estar mejor.


   ¿Y si sigues leyendo mi blog? ¿Y si me dices si te ha gustado la entrada? Gracias por estar ahí.

domingo, 4 de marzo de 2018

DEDICADO A UNA ESTRELLA QUE ESTA NOCHE BRILLARÁ CON FUERZA.

Entrada en la que hago un pequeño homenaje a una persona que no podrá leer estas letras.

   Y la vida es así. Da igual con que noticia te despiertes. Si es buena o mala. Si fuera llueve o hace sol. Si has dormido del tirón o no has pegado ojo. En cualquiera de los casos debes levantarte y lavarte la cara, los dientes y diluir en el agua esa mala noticia que te han dado. Porque cuando te despiertas con una noticia triste debes hacer algo para sobreponerte al dolor.

   Hoy es un día triste para mí. Desde esta mañana mi abuela tiene a uno de sus hijos con ella. Me gusta pensar que cuando abandonamos este mundo alguien nos espera al final del túnel. Quizás esa idea me facilita la difícil labor de asumir que nadie ha venido para quedarse. Hace años que no veía a mi tío, la distancia física y la vida nos llevó por caminos que no se cruzaron. Pero el sentimiento de pérdida está ahí. La tristeza de saber con certeza que ya nunca nuestros caminos se van a cruzar. No sé, la verdad es que las palabras hoy no tienen vida propia. Me cuesta escribir. Al rato de conocer la noticia, gracias a una persona que me buscó, me encontró y siempre está ahí. Como decía, al conocer la noticia un pensamiento me ha venido a la mente. Y es que no sólo ve la persona que se va toda su vida, sino que las personas que nos quedamos también recordamos a modo de película las situaciones vividas con ese familiar que hoy ya no está con nosotros.

   Allá donde estés, Ramón, aquí tienes mi pequeño homenaje. Y aunque sé que es demasiado tarde, gracias por esas palabras de la última vez que hablamos por teléfono. Espero que cuando llegue mi hora tú seas una de esas personas que esté al final del túnel. Te quiere, tu sobrina.