martes, 18 de octubre de 2022

EL 2023 SERÁ NUESTRO AÑO

 

   Entrada dedicada a una gran amiga en la que hablo de un presentimiento. 



   Llevamos unos años duros. De lágrimas derramadas y sin derramar. De buscar y encontrar. De abrazos con y sin mascarilla. De retos, sueños, alguna pesadilla y muchas esperanzas. Pero hemos sobrevivido a todo ello. Somos fuertes. Y nos merecemos un año de sí. De quiero, puedo y lo consigo. 


   Nunca me han gustado los años impares. Me gustan más los números pares. Pero hoy he tenido un presentimiento. Primero ha sido una imagen mía haciendo algo que deseo. Y horas después, he sentido que tu sueño se iba a cumplir. 


   Las cosas pueden cambiar mucho o nada en 365 días. Y para nosotras, van a cambiar. Nuestro vínculo se va a hacer más fuerte. Y nos vamos a dar cuenta que el símbolo de nuestra amistad que empezó hace unos años, es el infinito. 


   Tal vez, las circunstancias no sean las más adecuadas para disfrutar de nuestras charlas en soledad. Pero la felicidad y la complicidad nos hará disfrutar de cada momento. 


   Felicidad. Eres una persona con la que quiero compartir esos momentos en los que mis ojos lloran de alegría. Me has dejado tantas veces tu hombro, tu chocolate, tus oídos y tu infinita paciencia; que por eso siento que te mereces mis sonrisas. 


   Eres mi ejemplo a seguir. No hay persona más luchadora que tú. Te admiro. Cada día me enseñas algo nuevo. Siempre desde el cariño incluso cuando me dices "venga, vamos, acelera y estréllate, es lo que quieres ¿no?". En esos momentos lo que no me dices es "aquí estaré para ayudarte a curar las heridas".


   Bueno, que me voy del tema. Que he empezado escribiendo que el 2023 será nuestro año y al final me ha salido una declaración de amistad. Lo dicho, sé que el 2023 nos va a traer aquello que buscamos desde hace tiempo. Y si por alguna remota casualidad no nos lo trae, no pasa nada. Porque cogeremos al 2024 y le diremos que se ponga las pilas. No sé lo que nos depara el destino. Lo que tengo claro es que son cosas buenas y que las vamos a poder compartir. 


   Gracias por el ratito de hoy. Y perdón por esta temporada tan rara que llevo. Ya queda menos para que las 12 campanadas den paso a nuestro año.






miércoles, 12 de octubre de 2022

ES TAN IMPORTANTE EL CAMINO, COMO EL DESTINO

   Entrada que va sobre algo que deberíamos tener todos, sueños.



   Hay veces en las que conseguir nuestro sueño se convierte en una carrera de fondo. Empezamos con un objetivo. Una idea clara. Nos ponemos las zapatillas a la vez que decimos en voz alta el nombre de nuestro destino. Al oírlo, parece más real. Accesible, alcanzable. Incluso posible.

   La mayoría de sueños empiezan siendo una locura. "¿Yo? ¿Astronauta? ¡Qué va!" Y empezamos la carrera imaginaria. Buscamos información, nos damos cuenta de que alguna posibilidad tenemos, se nos da genial el inglés. Y poco a poco vamos cambiando de idea. Es una locura... pero no tanto.

   Ya estamos en marcha. Y los obstáculos se multiplican. La opinión de la gente, la experiencia de otros astronautas, la familia... incluso hay veces que la sociedad nos dice "¿Ande vas, con lo que contamina un cohete?"

   Recibimos nuestro primer "no". El mundo se paraliza. En realidad sigue girando pero nuestros pies no lo notan. Nos ha salido  el hierro bajo y para viajar por el espacio necesitamos tener los niveles normales. Tras el susto, nos ponemos a comer lentejas y a buscar por internet. En dos días sabemos cada alimento que tiene hierro, el que no lo tiene y el que tenía fama de tenerlo pero es mentira. Seguimos en carrera para alcanzar nuestra meta.

   Lo anterior se repite una y otra vez. Ayer fue el hierro, hoy un papel que no hemos enviado a tiempo, mañana un ligero mareo causado por los nervios... y así una y otra vez. Pensamos en abandonar,  en dejar la carrera. Nos cuesta superar las dificultades. Nos duele cada caída. Cada "no". Entonces miramos al cielo. Una estrella parpadea para que la veamos sólo nosotros. Y recordamos por qué quisimos empezar a correr.

   Hay sueños que no se alcanzan. Que tenemos que dejar ir. Y nos vemos obligados a coger todas nuestras esperanzas, lágrimas y horas invertidas, para guardarlo en un cajón. Nos quedamos con el camino recorrido, la gente que hemos conocido, los lugares visitados. Y nos damos un aplauso. Porque sí, porque nos lo merecemos. Esta carrera nos ha servido para conocernos un poco más y para saber hasta dónde estamos dispuestos a llegar para conseguir lo que queremos.

  Una amplia sonrisa refleja la alegría del sueño cumplido. Sí, de verdad, hay veces que se cumplen. Y que todo nuestro esfuerzo adquiere la forma del sueño cumplido. Y sentimos que merece la pena cada lágrima, cada enfado, cada noche sin dormir, cada discusión con la gente que no nos entendía. A pesar y gracias a todo lo anterior, hemos llegado a la meta. Y ahora nos toca disfrutar al máximo y a la vez pensar en cuál será la próxima locura que se convertirá en sueño.

  Llegados a este punto he de confesar que no, mi sueño no es ser astronauta. Pero tengo otros que tal vez sean tan inalcanzables. Lo importante, es luchar por ellos y disfrutar al máximo del camino. Y cuando las fuerzas flaqueen, buscar una mano amiga que nos ayude en la lucha. Porque se cumpla o no, lo más importante es no dejar de soñar nunca.

   ¿Y tú con qué sueñas? ¿Te animas a contármelo? Gracias por leerme.