martes, 11 de septiembre de 2012

MI VERANO

Tras varios meses de silencio ya va siendo hora de saludar a la gente que lee estas letras y publicar una nueva entrada. En el tintero tengo muchas ideas que espero ir desarrollando conforme la rutina llegue a hacerse dueña de mi vida. El motivo por el cual he estado tanto tiempo sin escribir ha sido la falta del mismo. Entre vacaciones y trabajo no he podido sentarme para dar rienda suelta a la imaginación. He pensado mucho en ti, querido blog, y he hechado de menos contarte todo aquello que pasa y ha pasado por mente y corazón. Hoy es el día elegido y lo primero que haré será un resumen de una parte de lo que he vivido y sentido.
Al pensar en el verano el primer sentimiento es la añoranza. Sé que entre nosotros hay algún papá y/o mamá separado. Seréis los que mejor entendáis ese sentimiento de tristeza que se apodera del corazón cuando la casa permanece en silencio demasiados días seguidos. He llorado al tener a los reyes de la casa fuera de ella. Sabía que estaban bien, pero me faltaba un beso, un abrazo y hasta una mirada pícara cuando el mayor me va a tocar con las manos heladas o la mirada de enfado del pequeño cuando le digo que espere su turno para hablar. Sabía que estaban bien y que es positivo para todos que estemos ese tiempo separados, pero la tristeza es un sentimiento que está ahí aunque quieras que se vaya. Para combatirla hice un viaje relámpago y pude darle nada mas y nada menos que seis tirones de orejas al pequeño de la casa. Gracias a eso el mes no ha sido tan largo.
Otro sentimiento que me he viene al recuerdo es la incertidumbre en el trabajo. La cosa está delicada y hasta que llegue octubre no encontraré la estabilidad y la rutina que anhelo.
Hay otros sentamientos como impotencia y resignación que también ha hecho mella, pero prefiero no entrar ahí, no es algo positivo.
Lo muy positivo ha sido la paz, el silencio y el compañerismo que he sentido al salir de excursión. Allí, rodeada de árboles y agua, solo era yo y  nadie mas. Las voces de los compañeros de fatigas sonaban lejanas y el ruido ensordecedor del agua me impedía no pensar en algo que no fuera lo que estaba viendo en ese momento. Andar por el agua, tocarla con las manos, notar la humedad donde la espalda pierde su casto nombre... Son sensaciones que me cargan las pilas, son momentos que necesito vivir para continuar por el camino de la vida. El camino con sus subidas y bajadas, con sus piedras y sus tramos lisos, con unas palabras de "no puedo" aquí y otras de "si puedes" allá. Y al llegar al destino la sensación de que ha merecido la pena el no rendirse cuando las fuerzas empezaban a irse. No estoy acostumbrada a hacer senderismo y al principio, hasta que el cuerpo se habitúa  me cuesta un poco dar paso tras paso. El camino de vuelta es mas llevadero, la mochila pesa menos... y el corazón también. A la orilla del río dejo las tristezas, las añoranzas y demás sentimientos y pensamientos negativos. La corriente se los lleva y entonces hay hueco para llenarlo con la belleza del paisaje y el rumor del agua aquí y el silencio mas absoluto allá. Tengo ganas de volver a andar, de verme rodeada del verde de los árboles, el marrón de la tierra y el azul del cielo. Me apetece mucho hablar con la gente de ese entorno, siento que tengo mucho que aprender y las personas con las que hablo me lo pueden enseñar. Si a todo esto le añadimos la presencia de las personitas mas importantes de mi vida, ya no necesito nada mas. Tendré que probar esa experiencia y hacer una excursión con ellos, despertarles el gusanillo por el senderismo y el amor a la naturaleza.
Volviendo a los sentimientos de este verano, mi corazón también ha tenido su ración de quiero y no puedo. He vuelto a vivir el principio del fin de una historia que pudo ser y no fue. En esta ocasión estoy muy contenta porque siento que no he perdido el tiempo sino que lo he invertido en lo que, espero, sea una sincera y duradera amistad.
He empezado la entrada diciendo "hola" a cada persona que lee esto. Ahora toca la despedida. Pero antes de ello... ¿qué tal vuestro verano? ¿Qué habéis sentido? Gracias por estar ahí y hasta la próxima.

4 comentarios:

  1. Para mí, éste ha sido el primer verano que he pasado separado de la persona amada y de mis niños. Una separación no querida por mí que me ha dejado descolocado, sin esperanza y sin ganas de volver a sonreir. Me gustaría cambiar lo que no puedo cambiar. En su defecto, me gustaría que el tiempo pasara muy rápido para cicatrizar esta herida en el corazón que hoy creo incurable. Tal vez con el tiempo...
    Coincido plenamente contigo en la compañía de los niños. Todo un bálsamo que cura, si quiera temporalmente, el amargo sabor de la separación y el dolor de la soledad.
    Confío en saber retomar pronto mi rumbo. Este ha sido mi verano...entre caótico y oscuro. Así que yo también te digo "hola" a ti y a todos los que te leen. Seguiremos en contacto.

    ResponderEliminar
  2. Hola Sergio. En primer lugar, muchas gracias por tu comentario. Y sí, estoy contigo en que este ha sido TU verano. Por eso es especial y único. Seguro que el siguiente aún será mejor que este y el siguiente aún mas. No te rindas nunca y sigue tu camino. Un camino que seguro que te lleva a la felicidad y la calama que tanta falta nos hace a todos. ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
  3. Es importante el contacto con la naturaleza, eso nos acerca a nuestros origines y nos enseña que lo importante del camino es... CAMINAR!!!!

    ResponderEliminar
  4. Hola Mazinger. Si, la naturaleza es como un recorrido por nuestro interior. Gracias por tu comentario.

    ResponderEliminar