domingo, 18 de noviembre de 2012

PREGUNTAS SIN RESPUESTA Y VICEVERSA

     Piensa. En alguien que desapareció de tu vida sin despedirse. Me da igual amigo, familiar o conocido. ¿Cuántas preguntas se quedaron sin respuesta? Seguro que algo quisiste saber de esa persona pero al irse sin avisar no pudiste preguntarle. Hablamos de una persona fallecida, de alguien que ha desparecido y nadie sabe donde está o de esa persona que veías a menudo en el puesto de trabajo o en la panadería y de la que ya no sabes nada. También nos podemos referir a una pareja que nos dejó sin explicaciones y con la que no ha sido posible volver a hablar. Da igual la circunstancia y la persona. En esta ocasión me interesan esas preguntas que nunca le hicimos. Tal vez, a lo largo de la vida, puedas volver a ver a esa persona y resolver tus dudas... o tal vez no.
     Yo tengo muchas preguntas sin respuesta. Principalmente hacia mis dos progenitores. Hace unos días vi fotos de mi madre. En algunas me pareció feliz, en otras vi su mirada triste. Ahí tengo una pregunta sin respuesta. ¿Realmente estaba triste? ¿Fue feliz con mi padre? ¿A ella le hizo lo mismo que a mí? Y así podría seguir haciendo preguntas sabiendo que nunca voy a recibir la respuesta, aunque en el fondo las conozca todas.
     Hoy también quiero hablar de las respuestas que recibimos sin formular pregunta alguna. Hace un mes, aproximadamente, respondí a una prima a preguntas que ni se había planteado. El recuerdo que tenía de cuando nos veíamos de niñas era de una pequeña con la mirada triste. En ningún momento me preguntó el porqué de esa mirada, pero yo le conté todo aquello que nadie de mi familia sabe y que considero deben saber. Ahí tenemos una respuesta sin pregunta previa.
     Seguro que si tú, querido lector o lectora piensas, tienes muchas respuestas a preguntas que no te habías planteado. En otras ocasiones tenemos mil y una preguntas que hacerle a alguien y conforme pasa el tiempo las respuestas ya no nos interesa. Bien porque ya conocemos la contestación o bien porque el dolor que nos hacía tener esas dudas ya no existe.
     Creo que hay una pregunta que siempre tiene difícil respuesta porque sea la que sea no nos va a convencer nunca."¿Por qué?" En un problema matemático dos y dos son cuatro porque si cogemos dos cosas y después otras dos, la suma nos da dicho número. Pero la vida no es un problema matemático, no es tan sencilla y a una misma pregunta hay tantas respuestas como personas la respondan.
     Me gustaría saber que me depara el destino, conocer si los pasos que quiero dar son correctos y si voy a vivir el tiempo suficiente para conseguir lo que quiero. Por otro lado, prefiero no tener las respuestas, quiero que la vida me sorprenda, porque dudo que fuera mas feliz al tener toda esa información. Incluso las preguntas que le haría a mis padres... sé que lo mejor es que se queden donde están. El motivo principal es porque no tienen respuesta y si algún día las recibo el dolor va a ser peor que la incertidumbre. Intento avanzar con la información básica, sabiendo quien soy y haciendo lo que quiero hacer. Lo que no conozco es porque no debo conocerlo. La mayoría de preguntas son sobre el pasado, ese que nunca vuelve y al que no puedes acudir para corroborar si te han dicho la verdad. Llegados a este punto, si no quiero saber mas de mi pasado ni deseo conocer el futuro... dejaré de hacerme preguntas para vivir el presente.
     Antes de finalizar una última pregunta... bueno dos. ¿Te ha gustado la entrada? ¿Te ha hecho reflexionar? Tanto si es así como sino, te animo a pulsar la opción correspondiente y a dejar tu comentario. No me digas quien eres si no quieres, contestaré a tu comentario dándote las gracias por leer una nueva rallada.

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