martes, 18 de diciembre de 2012

SIEMPRE HAY ALGO MAS

   Si no escribo hoy... no duermo. Soy consciente de que es posible que escribir tampoco me ayude a conciliar el sueño, pero tengo que intentarlo.

   ¿Por dónde empiezo? ¡Uy! Esa pregunta la he leído hoy y ha venido acompañada de un relato emocionante, con tragedia, lucha, amor y esperanza. No voy a entrar a valorarlo ya que lo haría de una manera poco, o nada, objetiva. Cuesta ser sincera, pero es así. Me gustaría decir que conocer la historia ha aclarado las dudas que tenía ayer, pero no ha sido así.. no del todo. Si en gran medida, cosa que es de agradecer. Ahora, una vez que las dudas que se pueden resolver ya está resultas, toca hacer balance. Poner en un lado lo que dice la lógica y en el otro extremo lo que siente. Estoy segura que hay un término medio y espero encontrarlo.

   Esto es como la cocina. Cuando no sabes cocinar, coges una receta, y como sea un poco complicada la dejas a un lado y haces algo mas sencillo. Eso sí, la sigues al pie de la letra. Conforme vas cogiendo práctica, te atreves con recetas mas complicadas, también vas cogiendo tu forma de hacerlas, tus pequeñas "manías". Pero siempre hay un punto en el que coges una hoja, la lees, respiras hondo y tienes que decidir si la haces o no. Has hecho algo similar otras veces, sabes que si te sale bien puede ser algo espectacular pero tienes miedo de no disponer de los conocimientos y paciencia necesarios para que salga algo rico de esas letras. Es justo en ese punto donde estoy yo. No con la cocina, sino con las relaciones personales.

   Cuando era una niña hablaba con todo el mundo. Recuerdo con ternura un día en el que le pregunté a todos los hombres de un bar que frecuentaba mi padre si se llamaban Pepe. Encontré a un señor que se llamaba así. Era muy confiada. Poco a poco empecé a ser mas tímida. Y ahora estoy ante una situación en la que no sé como actuar. Tengo claro que merecerá la pena si consigo esa amistad pero también veo los obstáculos que me impiden acceder a ella. Sólo tengo que decidir si me arriesgo, pongo toda la carne en el asador y lucho por conseguirla o pongo barreras para evitar hacerme daño. El daño es inevitable y no le tengo miedo, ya he tenido varias decepciones y sé que se superan. Pero no sé si dejar en este punto que todavía no ha comenzado, lo que puede ser una bonita y duradera historia o bajarme del tren y esperar al siguiente. No sé para que pienso tanto, si al fin y al cabo, el destino es el que tiene la última palabra y aunque yo diga "no" si el destino dice "si" va a ser lo que él mande.

   Ale, ya estoy mejor. He conseguido escribir lo que quería, así que ahora me voy a meter en la cama y voy a soñar algo rápido antes de que suene el despertador. Pero antes, una pregunta para el lector... ¿Cómo haces la tortilla de patata?

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