martes, 28 de marzo de 2017

18.UN MAL DÍA, UN BUEN DÍA.

Relato publicado el día 1/1/2012. Habla sobre un día y una cita en la vida de la protagonista.


   Laura entra en casa y cierra la puerta. Tiene que cenar y arreglarse para salir pero no le apetece nada. Ha tenido un mal día en el trabajo. Bueno, no un mal día, un día peor que malo.

   Suena el móvil un mensaje le recuerda la hora a la que han quedado y las ganas que tienen de conocerla. Sonríe. Ella también tiene muchas ganas de conocer a su amigo de internet con el que lleva un mes hablando.

   Deja el móvil sobre la mesa y camina hacia el baño. Tiene ganas de llorar, de gritar, de golpear con rabia cualquier cosa que se ponga delante. Decide quedarse con lo primero y frente al espejo llora. Llora por el mal día que ha tenido, por que una amiga suya tiene a su bebé ingresado, porque dentro de dos día va a estar un mes sin ver a sus pequeños, porque su padre no le habla por culpa de su hermana...

   De nuevo, el móvil suena. Al mirarlo vuelve a sonreir entre lágrimas, el chico en cuestión se aburre y le apetece hablar con ella. Le contesta con un breve mensaje, le pide unos minutos para darse una ducha rápida.

   En la cama está la ropa del trabajo. La mira y recuerda el mal día. Llorando todavía se mete en la bañera. Los vecinos vuelven a discutir. Tiene ganas de tirar la pared abajo y pedirles que se callen. En vez de eso recuerda la nana que le cantaba a sus hijos cuando éstos eran pequeños.

   Poco a poco se relaja, el agua caliente y las sales de baño ayudan a ello. Tiene poco tiempo pero necesita unos minutos de no pensar en nada.

   Ya duchada, ve como el agua se va. Allí ha dejado todo el estrés y la tensión acumulada. Escucha un grito. Sus vecinos siguen enfadados. Lentamente se arregla. Mira el reloj y no le da tiempo de cenar, decide hacerse un sandwich. Con él todavía en la mano sale de casa.

   Mira el móvil y dos mensajes le informan que su cita ya está de camino al lugar donde ha quedado. Por primera vez en el día, piensa en él. Le conoció a través de una red social hace un mes. Desde el primer momento le pareció un chico encantador, educado, simpático, guapo... Debería estar nerviosa, porque a pesar de haber hablado tanto por el chat nunca le ha visto en persona. La experiencia le dice que ese primer contacto es muy importante, ya que con él sabes si le puedes tener como amigo, si hay feeling, o si es una persona que te ha mentido en todo lo que te ha dicho. No está nerviosa, al contrario. Las ganas que tenía de conocerle cuando tan sólo llevaban dos días hablando en este momento se ven multiplicadas. Si, eso es lo que siente. Ganas de conocerle. Nada de dudas ni inseguridades.

   Una mano le saluda desde una esquina de la plaza donde han quedado. Sonriendo, camina hasta llegar a su altura. Pronuncian sus nombres y se dan dos besos. La primera pregunta la hace él. "¿Qué tal el curro?" Ella suspira. Decide ser sincera y le cuenta lo sucedido. Una vez a acabado le pide disculpas por el rollo que le ha metido. "Un brindis porque no vuelvas a tener días como este" Dice él levantando su cocacola. Justo en el momento en el que los vasos chocan ella siente que hace años de su mal día.

   La conversación hace un recorrido por la vida de estos dos amigos que se acaban de conocer. Laura está feliz y muy contenta de haber aceptado aquella fría noche hablar con un desconocido.

   Cuando el sueño amenaza con dejarla dormida en cualquier sitio, decide que es hora de ir a casa. Él se ofrece a acompañarla. De camino a su casa siguen hablando. Parece que les hayan dado cuerda, que tengan la necesidad de contar a la persona que tienen delante todo lo que no sabe de su vida.

   Ya en el portal de casa ella le da dos besos y le agradece la velada. Tiene ganas de darle un beso, de decirle que le gusta mucho, de pedirle que suba a su casa, pero decide no hacerlo. Quiere dejar ahí la velada. Le da miedo que su amigo no sienta lo mismo y sentirse rechazada. A pesar de que sus ojos brillan cada vez que la mira.

   En la cama sigue la ropa del trabajo, la pone en una silla. Ya no le recuerda el mal día que ha tenido, ahora le recuerda la bonita velada.

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