domingo, 10 de octubre de 2010

MARIA

María sale del bar y acompaña a su amigo a por un taxi. Cuando lo para le da dos besos y espera a que el vehículo se mueva, cuando esto sucede baja la cabeza y camina en dirección opuesta. Es viernes, bueno, por la hora, sábado. Se siente mal. Está triste. Levanta la cabeza y enfoca mentalmente el camino que va a seguir hacia su casa. El mismo que ha hecho tantas veces. Sabe que tiene media hora por delante para pensar en sus cosas... no, para pensar en él. Ahora está sola, no tiene que fingir que nada pasa, que no le gusta su amigo, que le interesa lo bien que se lleva con su novia. Una lágrima resbala lentamente por su mejilla. Se la seca malhumorada. No, nada de llorar. Por la tarde, cuando recibió el mensaje ya sabía a lo que iba. Él se lo había dicho semanas atrás. La quiere mucho, es su mejor amiga y a pesar de lo que pasó entre ellos siempre han tenido mucha confianza. Ella no le ama, lo tiene muy claro, pero siente una punzada en el corazón cada vez que oye el nombre de la novia de su amigo. La novia de su amigo. No le gustan esas palabras. Se conocen desde hace años y todavía recuerda con claridad el día en el que se vieron por primera vez. Recuerda el primer beso que se dieron, el motivo por el cual dejaron de verse y la sensación al verle de nuevo. Ha intentado mantener otras relaciones, pero le resulta difícil, no ha conseguido encontrar al hombre adecuado. Busca a esa persona especial que le llene, que le haga ver a su amigo como lo que es, un amigo al que ha acompañado a un taxi y no como a la persona que le hace sentirse especial con tan sólo una inocente mirada. Ya casi está llegando a casa. Ahora la novia recibirá uno de esos mensajes que ella recibía hace años. ¿Decir lo que siente? No, rotundamente no. Él dejaría de llamarla y no quiere eso. Prefiere llorar de camino a casa que dejar de mirar esos ojos. ¿Intentarlo si corta con su novia? Tampoco, no tiene valor de ser sincera con él y sabe que él no siente lo mismo. Decide no pensar mas en ello y concentrarse en el camino para llegar a casa. Una vez en la cama, cerrará los ojos y soñará con un chico de ojos bonitos que para el taxi al poco de arrancar y le declara su amor.

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