sábado, 21 de agosto de 2010

QUERIDO DIARIO...

Llevo todo el día pensando en canciones, bueno, realmente no pienso en ellas. Simplemente acuden a mi mente. Todas tienen un denominador común. Intento buscar alguna con la que sentirme identificada, para hacerla mía, para no cansarme de oírla, aferrarme a ella y luchar hasta que deje de ser una simple canción para ser mi canto de guerra. Tengo ganas de escuchar una canción optimista, de esas que transmiten algo, un mensaje que te da fuerzas para seguir adelante. Sí, ya lo sé, busco en una canción lo que debería buscar en otro sitio, en mi interior. Pero ahora, a las 2 de la mañana de un día agotador, busco el camino fácil. Tengo la esperanza de que alguien haya escrito esa letra que necesito escuchar. Podría hacerlo yo, pero no soy cantante, no me siento capacitada para transmitir en unas pocas líneas todo lo que siento y lo que quiero sentir. Mucha gente antes que yo ha estado en el punto donde estoy y mucha otra le ha puesto música al sentimiento. Les admiro. Tengo ganas de seguir escribiendo, de relatar todo lo que pasa por mi cabeza y mi corazón de tal manera que sólo lo entienda aquélla persona a la que va dirigido. Me gusta jugar con las letras, escribir muchas palabras y que el mensaje se lea entre líneas. Pero el sueño me puede. Voy a escuchar una última canción y me iré a la cama. Mañana será un día muy especial. No todos los días se cumplen cuatro añazos.

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