jueves, 19 de agosto de 2010

INTUICIÓN FEMENINA


Cuando el río suena... Para bien o para mal soy una persona muy intuitiva. Por ejemplo, cuando voy en un coche con una persona que en la parte de atrás lleva una "L" nuevecita, me transmite su nerviosismo. En cambio, cuando el conductor lleva media vida al volante, siento que me puedo quedar dormida en cualquier momento. Esto tiene su lado bueno y su lado malo. Ya me ha pasado en alguna ocasión que esa persona especial no está a gusto conmigo y no es consciente de ello hasta que yo se lo digo. Recuerdo aquélla mirada de adiós de una persona que no he vuelto a ver... Ayer por la noche me metí en la cama a las 4 y pico de la mañana. Mercedes Milá no venció al sueño que me atrapó a eso de la 1 en la comodidad del sofá azul. Lo normal es que vaya por el tercer o cuarto sueño incluso antes de tocar la almohada con la cabeza. Pero no fue así. Aún estuve un rato despierta, despejada y sin saber por qué. Realmente, sigo sin saberlo, pero los acontecimientos del día de hoy indican que mi intuición no falla, que sigue alerta. No sé que va a pasar, no quiero pensarlo, no quiero sentirlo... Ojalá pudiera. Una cosa es lo que quiero y otra lo que hace que algo en mi interior se revolucione. Mañana, con un sólo vistazo, sabré si todo sigue igual, como dice la canción, o un nuevo cambio amenaza con tambalear mi ya inestable mundo. Mientras llega la hora X del día Y, voy a darme un baño relajante, deseando que los vecinos tengan a bien concederme unos minutos de paz. Y como las aguas del río no siempre tienen por qué ser turbias, cerraré los ojos deseando que el conductor sea experto y me transmita esa paz tan buscada. Y... si no es así... bueno, esperaré a mi próxima intuición.

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