jueves, 31 de enero de 2019

ÚLTIMA CARTA


Inauguro sección con este relato escrito por algo que cuando lo valoramos es demasiado tarde, porque ya lo hemos perdido. 

    Nunca te he escrito una carta y la verdad es que no sé muy bien por dónde empezar. Sólo tengo una idea clara, quiero contarte el por qué de muchas cosas que no entiendes. Y también quiero hacerte ves todas esas cosas que no ves a pesar de su grandeza.

   Ya que he empezado la carta, voy a continuar pidiéndote explicaciones. Has dicho cosas muy feas de mí. Que soy una mierda es una de ellas. Sí, ahora sé que te avergüenzas de ello. Pero sé también que no lo volverás a decir. No te guardo rencor. La verdad es que ha habido veces en las que me he pasado contigo. No ha sido por gusto, sino para que volvieras al camino correcto. Te ponía señales y no las veías. Al final, tenía que tirarte al pozo y llevarme la cuerda. En ese momento decías cosas muy feas de mí. Pero a la vez veías todas esas señales que pasaste por alto días atrás.

   He sido dura contigo, lo sé y no me arrepiento. Tenías que aprender unas determinadas lecciones para continuar tu camino. Lo has pasado mal, muy mal. Incluso has llegado a pensar que no tengo sentido. Pero eso sólo ha sido un pensamiento pasajero.

   Amor, amigos, familia, salud, dinero… Te he tocado las narices con todos y cada uno de ellos. Había veces en las que cogía dos y jugaba a ver cómo superabas el reto. Aprendiste a priorizar y cuando te equivocabas en tus decisiones te lo hacía ver de forma clara.

   Una de las peores cosas que has llevado es tu tren. Personas que no imaginabas que se iban a subir, te hacían compañía. Y esas otras que no pensabas que se iban a bajar, abandonaban el tren en marcha. Y ahí estabas tú, llorando a todo llorar sin entender nada. En esos momentos te daba un caramelo para contrarrestar el sabor amargo de la tristeza.

   ¿Y qué me dices del amor? Ahí también lo has pasado muy mal. Pero te diré una cosa, eso no es cosa mía ¿Eh? El que se encargó de todo fue el Señor Cupido. Pero ya te diste cuenta que cada desengaño tenía algo que enseñarte.

   Te decía al principio que quería enseñarte todas esas cosas grandes que no ves. Ahora es el turno de ellas. El amor de tu vida cogiéndote la mano, todos y cada uno de los momentos bonitos que has vivido, las lágrimas de felicidad derramadas, la sensación de plenitud en las buenas temporadas.

   Quería Amiga, tu tiempo, igual que el mío, se agota. Debo dejarte en manos de una señora a la que sé que le tienes mucho miedo. Pero créeme, te lo va a hacer fácil. Sonríe por última vez y saluda a la Señora Muerte.

   Atentamente, la Vida.

1 comentario:

  1. Cada amor es una enseñanza nueva .cada amor es una cicatriz que puede quedar abierta o cerrada.. en el amor no hay edad ...ni sexo ..
    Existe felicidad o odio..sufrimiento o disfrute...
    Pero de todo amor se aprende algo...si embargo la vida siempre será mejor que la muerte....
    Por los que tenemos el don de poder vivirla siempre nos podrá llegar o volver el amor...��

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