miércoles, 22 de septiembre de 2010

"La historia se repite" . Piensa María tumbada en la cama. Tiene un libro entre manos. El silencio de la casa sólo es roto por el piar de las golondrinas. Cierra los ojos y recuerda las tardes que pasaba en su habitación, de pequeña. Los años han pasado, la casa no es la misma pero el sentimiento no cambia. Se siente sola. Suspira mientras deja el libro a un lado de la cama. Está triste. Hace tan sólo unos días que su novio ha cortado con ella. Cuando mejor estaban él le dijo que no sentían lo mismo. Que la quería pero no la amaba y que sabía que nunca iba a amarla. María tan sólo pudo asentir con la cabeza, abandonó el bar y caminó hacia casa observando la ciudad de noche. Le gustaba ir andando a casa cuando salía de fiesta con sus amigas. Le encantaba sentirse la reina de su barrio. La calle principal, siempre llena de gente, a esas horas parecía una calle fantasma. Ahora son las siete de la tarde y hace mucho calor. No tiene ganas de pasear. No tiene ganas de ver la tele. No tiene ganas de leer. Coge un cuaderno y un boli e intenta escribir como se siente. De nuevo, un relato sobre la soledad, o sobre la muerte sale de la tinta del bolígrafo. Le gusta escribir sobre cosas que le dan miedo. Es una manera de enfretarse a ellas. Ella lo sabe, sabe que sus letras van a ser deprimentes. No. Hoy no. No quiere seguir siendo la chica triste que ha sido toda la vida. De una vez por todas quiere dejar atrás a la pequeña de ocho años que leía libros en la soledad de su habitación mientras las golondrinas piaban sin cesar surcando el cielo de la gran ciudad. En aquella época ella no podía salir de casa. Ahora sí. Ahora es tan libre como cualquier pájaro.

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