jueves, 20 de enero de 2011

EL TIEMPO SEGUNDA PARTE

Todos los días te levantas a una hora. Da igual si has descansado o no. Suena el despertador y apoyas los pies en el suelo. La hora de llegada al trabajo siempre es la misma. No se tiene en cuenta si el trayecto hasta el mismo se te ha hecho largo o corto. La jornada laboral transcurre como todos los días. Tienes unos minutos de descanso, siempre los mismos. Y finalizado tu tiempo de relax, vuelta al curro. Da igual si has podido relajar o no cuerpo y mente. La hora de continuar es la que es. Llega la hora de comer, la misma de todos los días. Y llega la tarde, tu tiempo de relax. Tal vez quedas con alguien, por supuesto, a una hora. Vuelves a casa con tiempo suficiente para hacer la cena, cenar a la hora de todos los días y tras ver la tele, recoger, o leer un rato, llega el momento de irse a la cama. Una vez mas, cumples con el horario establecido para cerrar los ojos y cargar las pilas para enfrentarte a un nuevo día. Este es el resumen de cualquier persona. Hay gente que trabaja a turnos, que trabaja por la tarde, que tiene hijos... En cualquiera de los casos, el resultado siempre es el mismo: el reloj domina nuestra vida. Digitales, analógicos, grandes o pequeños, da igual como sea. Nos guiamos por un "tic-tac" para hacer cada cosa a una hora. Da igual si un día tienes mas o menos sueño, mas o menos ganas de trabajar... No importan las emociones. Lo que importa es la hora que sea. Una esfera redonda nos dice cuando tenemos que amar, ya que nos señala la hora a la que hemos quedado con nuestro amado. Nos dice cuando tenemos que abrazar a nuestros hijos, cuando salen del colegio a una hora determinada. Vivimos controlados por algo que intentamos medir cuando realmente no se puede. Una hora esperando en la consulta del médico a que este te atienda, es eterna. Esa misma hora, en ese mismo sitio, con alguien con quien hablar, se pasa volando. Entiendo que debe ser así, para que la sociedad vaya hacia delante debemos marcarnos horarios, reglas, normas... Pero tengo la sensación de que hay poco tiempo para vivir. Me explico, para sentir emociones cuando quieres sentirlas. Yo, a la una de la mañana, quiero darle un beso de mi novio. Pero no puede ser porque es hora de dormir. Y ese beso se pierde. Cuando le veo, doce horas mas tarde, le daré un beso y me apetecerá hacerlo pero no será el mismo. Todos pasamos por momentos de infinita tristeza, son unos minutos en los que pagarías por un abrazo, pero si no hay nadie a tu lado te quedas con las ganas. Unos minutos u horas mas tarde, tal vez haya alguien dispuesto a abrazarte y lo hará pero no será ese instante en el que lo necesitabas con urgencia. Soy consciente de que debemos adaptarnos al reloj, pero las emociones no entienden de eso. Lo que sientes lo sientes cuando lo sientes, no cuando "toca" sentirlo.

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