domingo, 30 de agosto de 2015

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Cuento como he pasado una tarde/noche.


   Acabo de llegar a casa y los pequeños ya duermen. Aprovecho estos minutos antes de que el sueño me impida mantener los ojos abiertos para contaros, desde el punto emocional, como he pasado una tarde. Concretamente, la tarde de hoy. En la que he conocido a dos mujeres encantadoras y me he reencontrado con gente estupenda. Dicen que la vida cuando te cierra una puerta te abre una ventana y en esta ocasión es lo que ha hecho. No sé si llamarlo destino, azar o casualidad. Pero la verdad es que una felicidad de procedencia desconocida, me invade. En gran medida los culpables, son los protagonistas de la rallada que estás leyendo.


   La tarde empieza con una breve visita a una amiga. Una mujer encantadora con la que he conectado desde el minuto uno y a la que conozco desde hace tan sólo dos semanas. La conocí un día hace algunos meses y me cayó genial. Pero no ha sido hasta hace una semana que he tenido mas contacto con ella. Me sacó de casa el día del cumple de mi pequeño. Se habían ido con su padre y la casa amenazaba con aplastarme. Ella, sin saber nada de eso, me dijo que quería verme. También andaba por el barrio y nos tomamos un granizado de limón. Tengo muchas cosas que agradecerle en el  poco tiempo que hace que la conozco. Aquél día me subió la autoestima al decirme que se había sentido escuchada y apoyada. Sé que me estoy yendo un poco del tema, pero me apetecía hablar de ella.


   Después de la breve visita me voy al punto de encuentro donde un papá y su pequeño ya están con el coche aparcado. Por delante tenemos un par de horas en las que hablamos de todo. Comentamos que el grupo es algo muy positivo para nosotros. Las personas que lo componen son gente normal, con ganas de hacer cosas y con ganas de superar aquello que les oprime. Tan pronto estamos riéndonos, como hablando de un tema serio contando nuestra receta de cocina favorita. Imposible olvidar esos espaguetis...


   Por fin conozco a una de mis tocayas, la uno concretamente. Es una mujer encantadora, con una hija guapisima. La conversación no tarda en aparecer, igual que no tarda en llegar otra de las componentes del grupo. Nos cambiamos de mesa y llega la amiga a la que he visitado antes de ir al punto de encuentro. Me sorprende con un regalo. Unos pendientes preciosos que voy a guardar como si fueran mi mayor tesoro. Para que la pequeña de mi tocaya no esté sola, nos vamos todos a la sala de juegos. A pesar del ruido, la conversación es fluida. Es curioso, tengo delante a dos mujeres que acabo de conocer y es como si las conociera de toda la vida. Contamos experiencias, compartimos ideas y las risas son las que llevan el hilo de la conversación. No hay momento sin tema de conversación. Foto aquí, foto allá y a la vez que se va una de mis tocayas, viene la otra, concretamente la tres. Hablamos del plan que hay para la noche y después de hablar con los mas pequeños, decidimos que ellos cenan allí, y los mayores en otro sitio.

   Mientras el padre del otro pequeño y yo vamos a pedir, las demás aprovechan para hacerse fotos. Cuando nos juntamos me invaden sensaciones muy positivas. Ahora, mientras escribo recordando esos momentos, siento que hay algo que ha cambiado en mí. Yo soy una persona tímida, que cuando hay mas de dos personas no soy capaz de hablar. Y en esta ocasión no es así. Es curioso como las personas tienen la habilidad de sacar de nosotros lo mejor que tenemos. Tal vez por eso me sienta tan cómoda.

   Ya sentados en la mesa, decidimos bocadillos. Somos cuatro mujeres y un hombre. Y todos elegimos el mismo bocadillo. Uno de los pequeños elije otro. Risas, mas risas y fotos y mas fotos hasta que llegan la chica que se había ido y el otro chico del grupo. El valiente, el que se va a ir con las cuatro mujeres de fiesta. El otro papá y yo nos retiramos cuando ya cierra el bar. Nuestros pequeños tienen sueño. No puedo decir que me haya sentido cómoda durante la cena, porque eso sería quedarme muy corta. He sentido que soy una mas. El cariño y el buen rollo lo tansmite cualquier persona a la que mires.

   La noche acaba de la mejor manera posible. Con los pequeños durmiendo agotados y una servidora tecleando. Me habría encantado describir con mas detalle la maravillosa tarde que he pasado, pero el sueño empieza a hacer acto de presencia. Antes de que me venza del todo quiero deciros, a los componentes del grupo. GRACIAS. Así, con mayúsculas. Todos y cada uno de vosotros, me habéis ayudado. Me habéis hecho sentir parte de un grupo que espero dure muchos, muchos años. Y que esta primera cena sea la primera de otras muchas. Os aprecio mucho. Y pase lo que pase eso no cambiará. Bueno, me voy a la cama. No me tengo en pie. Divertios vosotros que estáis de fiesta. Y mañana nos lo contáis todo con pelos y señales. ¡¡Nos vemos!!

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