lunes, 13 de diciembre de 2010

TRISTEZAS Y PROTESTAS

Querido blog:

Hoy tengo muchas cosas que contarte. Ha sido un fin de semana tristón y he tenido un inicio de semana extresante. Lo que voy a escribir, aun sin tenerlo del todo claro, sé que va a sonar a "protesto y no hago nada", pero soy así. En el fondo me gusta quejarme de todo para luego seguir como hasta ahora. Empezaré con un suceso real e intentaré transmitir las emociones.
Todo empezó un viernes, recibí una llamada a las nueve y poco de la mañana. Pensaba que era del colegio pero no, era una amiga. Aparqué y me dijo que había fallecido su abuela. Fue algo inesperado que hizo que volviera a pensar en un tema que me da tantísimo miedo. La muerte. Sin entrar en mas detalles, al día siguiente fui al funeral y un sentimiento de tristeza se apoderó de mi corazoncito. Estaba triste porque conocí a la señora y por el dolor de los familiares. Amiga si lees esto, quiero que sepas que tienes todo mi apoyo, y cuando tengas ganas de llorar, llámame y lloraremos juntas.
Voy con otro tema mas alegre pero extresante. Los cumpleaños. Me parece genial que los niños se hagan mayores, que celebren el cumpleaños por todo lo alto, que los padres nos dejemos medio cerdito en el chiquipark de turno, pero es una ruina. Puede sonar a tacañería pero es que... Diez euros sólo para el regalo que normalmente lo compramos entre varias madres. Y luego el dilema, tengo dos pequeños, ¿qué hago con el otro? Opción a) Dejarlo en el cumple para que meriende con los compis del tato, otros diez euros. Opción b) Llevármelo a merendar, no me gasto diez euros pero no está tan entretenido como en el cumple. Y ahora multiplicamos eso por dos. Cuando el mes se acaba el dinero también, pero los cumpleaños no. Total, que voy a dejar apartados unos billetes de esos rojos, para usarlos en caso de "cumpleaños feliz". Protestar, protesto. Porque nadie me obliga a llevarles al cumpleaños, eso sí, soy la primera que voy a celebrarlo. Así que habrá otras diez mamás acordándose de mí. Celebraré tan esperado acontecimiento en enero, en plena cuesta de enero, justo el viernes en el que los pequeños empiezan las clases. Soy así de maja. Que nada mas empezar el año se acuerden de mí cuando entreguen a la mamá de turno los diez euros de rigor. Diré en mi defensa, por lo de la tacañería del principio, que lo de los cumples no sólo me incordia por el tema económico, sino también por el tema práctico. Ahora tengo al pequeño con una bonita cara negra (él dice que va pintado de batman), dormidito en el sofá. Almohada negra y mañana diez minutos antes arriba para devolverle al rostro su bonito color original.
Por hoy no quiero protestar mas. Voy a hacer la cena para el mayor, que todavía está haciendo los deberes. Otro incoveniente de los cumpleaños. Llegar tarde a casa para hacer los deberes. Eso sí, agradezco que me inviten, merece la pena todo el esfuerzo solo por ver la cara de alegría e ilusión de los pequeños.

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