sábado, 4 de diciembre de 2010

ALEGRÍA Y TRISTEZA

Cuando te pasa algo muy bueno o muy malo, sientes emociones intensas. Sabes hasta qué punto llegan. Tanto para bien o para mal, eres consciente de lo que te está sucediendo. Eso está bien. Lo malo es cuando alguien a quien quieres te cuenta una situación dramática. Haces un esfuerzo por ponerte en su lugar, por intentar sentir lo que sintió, pero no nunca llegarás a comprender lo que te cuenta. Sólo en el caso de que hayas vivido algo similar, podrás hacerlo. En estas ocasiones el lenguaje no verbal dice mas que lo que te cuentan. Mirada triste, voz temblorosa... Pero bueno, eso también pasa cuando alguien te cuenta que es muy feliz. Aunque lleves un mal día, por un sólo instante sonríes y compartes su alegría. Le haces mil preguntas, quieres conocer todos y cada uno de los detalles que le ha llevado a esa persona a sentirse así. Opino que es mejor vivir las emociones en primera persona. Si debo sufrir, prefiero hacerlo por algo que me ha pasado, y no por algo que ha sufrido un ser querido. Si toca ser feliz, lo mismo. Así que ahora voy a ser feliz, y me voy a meter en un gran centro comercial compartiendo con mucha gente la alegría de haber cobrado y la necesidad de llenar la nevera. Visto así no parece que vaya a ser una tarde de sonrisas, pero seguro que alguien saca la mejor de las mías.

No hay comentarios:

Publicar un comentario