lunes, 20 de diciembre de 2010

MI DÍA

¡Hola! Mi querido y abandonado blog. Hoy he decidido escribirte, relatar con detalle el día que ya casi acaba. A la hora acordada ha sonado el despertador. Al sonido del pi-pi-pi han seguido otros de manotazos y balbuceos que querían decir algo así: "no quiero" y/o "cinco minutos mas". A medida que la mente era consciente de que el mundo de los sueños quedaba lejos, la realidad golpeaba con toda su dureza. Ligera dificultad respiratoria, moqueo constante y leve dolor de cabeza me recordaban que el invierno ha llegado y soy asmática. Unos pinchazos en la tripa indicaban que tengo la fortuna de ser mujer. El día en el trabajo ha transcurrido con normalidad. Los clientes no atendían mis llamadas y no he podido avanzar tanto como me gustaría. Los síntomas mañaneros me han acompañado durante toda la jornada. Una compañera de trabajo ha sido la encargada de acompañarme a buscar a los peques, ya que un día de estos se quedará con ellos. A ver, yo veo genial que tengan muchas fiestas, que no tengan colegio por la tarde, y me encantaría tener sus mismo días libres. Lamentablemente, no soy profesora ni estudiante. La compañera, justo antes de separarnos, me ha dicho que tenía un regalo para mí. Toda ilusionada le he cogido algo para ella. De camino al gran centro comercial de turno iba pensando en mas regalos. Una vez libre de pequeños he tenido la osadía de introducirme en la zona de juguetes. Confundida y aturdida por la gran variedad de aparatos de plástico y sin encontrar lo solicitado, he llamado al padre de las criaturas. Preguntando tres veces he logrado encontrar lo que no estaba agotado o no había talla. Miraba el carro, lleno de grandes cajas y pensaba en el dineral que iba a gastar. Llegados a este punto, confesaré que soy muy tacaña cuando de comprar juguetes se trata. Gastar 30 ó 40 euros en algo con lo que van a jugar tan sólo dos días... como que no lo llevo del todo bien. Todos los años me pasa igual. Y me seguirá pasando. Sí, ya lo sé, dentro de unos años echaré de menos los juguetes de esos importes. Una vez que la señora dependienta ha atacado la tarjeta de crédito, menguando la paga extra recién cobrada, he acudido a mi adorado vehículo para introducir en su maletero las grandes cajas. Minutos después, llegaba a mi hogar. Hogar, dulce hogar. Por supuesto no venía sola, me acompañaban los síntomas mañaneros a los que se ha unido un molesto escozor en la zona de la nariz. Una servidora que es de nariz delicada y que utiliza pañuelos hechos con papel de lija, sino no me explico el enrojecimiento.Una postal navideña de abuela de los pequeños ha sido la nota alegre de la jornada. La cara de ilusión del mayor no tiene precio. Así que ahora voy a hacer la cena, mientras espero que el señor presidente me baje el recibo de que he pagado la comunidad y por la noche espero que alguien se conecte para quejarme de lo que me duele la garganta. Antes de finalizar la entrada, mando toda mi energía positiva para ese señor que en estos momentos podría estar mejor. Aunque no lea esto, quiero que sepa que el viernes le espero con la mejor de sus sonrisas para que me diga a la cara eso que va diciendo por ahí...

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