viernes, 27 de octubre de 2017

REFLEXIÓN

En esta ocasión, la entrada es sólo una reflexión. 

   Hay veces que siento que  voy a contra corriente. Que me empeño en luchar por cosas que la mayoría de la gente no quiere o no cree en ellas, como el amor para toda la vida. La sociedad nos empuja al sexo fácil, cero compromiso. Alimentar el cuerpo de sensaciones y dejar el corazón a un lado, apartado, en un rincón y si puede ser bajo 20 llaves para que no sufra y nadie tenga acceso a él. Yo no quiero una cena, quiero el banco de un parque con un paquete de pipas. No quiero una noche de pasión desenfrenada, quiero una mañana de desayunar juntos al tiempo que las legañas luchan por quedarse a vivir en mis ojos. "Esa mirada" me llena más y me satisface más que el mejor orgasmo de mi vida. Pero todo eso ya no se lleva. Todos estamos de vuelta y escondemos el corazón con la falsa creencia de que así estará a salvo. A la gente no le gusta sufrir, no quiere hacerlo porque duele y se pasa mal. Y yo lo entiendo, de verdad que sí. Pero soy un bicho raro que no tiene miedo a pasarlo mal. Porque sé que soy fuerte y estoy convencida que algún día encontraré a alguien que no sólo piense como yo, sino que quiera estar conmigo. Sólo espero no tirar la toalla antes y dejarme llevar por lo que se lleva ahora. El sexo sin amor, el amor de una noche, priorizar el tamaño y la habilidad de un pene, al tamaño y la grandeza de un corazón.

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