martes, 22 de abril de 2014

JORGE

   Te voy a contar una historia. Si, a ti, a la persona cuyo nombre es el título de la entrada. Te voy a contar, para que todos lo sepan, la historia de lo nuestro. Así, sin mas. Hace un rato me comprometí a hacerlo y ya que estoy en compañía de la inspiración, lo haré. Sé que vas a ser duro en tu crítica con esta entrada de blog, pero me da igual. Lo asumo y hasta te doy las gracias por ello. Venga, no me enrollo mas, seguro que hay gente que quiere saber que ha pasado entre nosotros. Pienso contarlo todo con pelos y señales.


   Empezaré por el principio. Podría hacerlo por el final, pero dejo lo mejor para las últimas líneas, así me aseguro que lees todo. Nuestra historia comenzó una bonita tarde de un mes y un año que no recuerdo, pero que fue hace mucho. Yo empecé a trabajar en un centro comercial y tú eras de una empresa externa, la cual trabajaba con mi empresa. Vamos, que éramos compañeros de trabajo. Lo primero que pensaste al verme fue "Que tía mas sosa". Si, si, no te rías. Recuerdo perfectamente que me lo contaste. Mira, chaval, de sosa nada. Para tu información estaba mas que nerviosa. Había pasado por dos entrevistas y me iba a pasar cinco de las siete tardes de la semana encerrada trabajando codo con codo con gente que no conocía. Al principio soy muy tímida. Y me costó abrirme a la gente. ¿Qué pensé de ti? Lo cierto es que no lo recuerdo. Eres de esas personas que tienen un humor serio. Me explico. Gastas una broma y cuesta saber si lo dices en serio o no. Sabía que había algo mas detrás de esa imagen de serio y un poco borde a veces. Y no me equivoqué. Se escondía un profesional del que aprendí mucho y una persona a la que puedo poner el cartel de amigo aunque en mas de una ocasión te haya odiado. Quedó en el aire un reto que me propusiste. Teníamos que escribir un relato de miedo y nuestros compañeros iban a ser los jueces. Escribir algo de terror no es mi fuerte, pero si quieres, podemos hacerlo y nombrar a jueces imparciales. Por ejemplo, una persona a la que ambos conocemos. Bueno, que adelanto cosas. Iba comentando lo bien que me lo pasé en aquel centro comercial. Una vez superada la timidez, gracias a tus bromas y a las del resto de los compañeros, disfruté mucho de aquellas tardes.


   Todo lo bueno se acaba y cuando casi hacía un año desde que había empezado nuestra relación laboral, tocaba acabarla. "¿Ahora es cuando lloras?" Fue tu pregunta cada vez que alguien me daba un abrazo. Sonreía, así no había manera de emocionarse. Y que conste que una servidora es muy sensible. ¿Sabes una cosa? Lloré. Si, mientras subía las escaleras por última vez. Aunque nunca te lo he dicho, y negaré haberlo hecho... gracias. Gracias por provocar sonrisas en aquellas tardes de trabajo.


   Sabía que eras antisociable. El trato con la gente no era precisamente algo que te gustara mucho por aquel entonces. Por eso, cuando viniste a mi cena de despedida, me diste una grata sopresa. Me lo pasé genial esa noche, rodeada de todas esas personas con las que había compartido tantas horas.


   Podría decir que aquí acabó nuetra historia. Pero no. Tan sólo fue el inicio de una bonita y duradera amistad. Un buen día una ventanita en el menseger se abrió con tu nombre. Si, seguramente fueras tu el que la abrió, lo cierto es que no lo recuerdo. El caso es que empezamos a hablar y nos pusimos al día. Hacía un par de años que no nos veíamos y decidimos quedar. Se me ha olvidado comentar que cuando trabajaba en el centro comercial quedamos alguna tarde cada uno con sus mascotas. Tú con el perro y yo con mis pequeños. Durante ese par de años mi hijo mayor no se olvidó del nombre de tu mascota, del tuyo sí, pero bueno, es lo que hay. Quedamos alguna tarde y tuvimos la sensación de que el tiempo no había pasado. Nos vimos alguna vez mas en el parque con los pequeños y de nuevo, no recuerdo el motivo, dejamos de hablarnos.


   Las amistades de verdad son esas en las que puedes estar años sin saber nada de la persona y con un simple "hola" vuelves a retomarlas en el punto donde las habías dejado. Y contigo es lo que tengo. Una amistad de verdad. Hacía poco que habíamos recuperado el contacto. Tú dices que fuiste tú el que me abrío la ventanita, pero no fue así porque te abrí yo un día que encontré un bolígrafo que me regalaste de cuando estuviste en Londres. Sea como fuere, el caso es que volvimos a hablar. Supuse que esta vez sería como la anterior, que tendríamos contacto un par de meses y duespués volveríamos a estar años sin hablarnos. Afortunadamente no ha sido así. Hablamos unos días y la casualidad hizo que una de mis mejores amigas estuviera en una protectora contigo. Ella puede ser la juez si decidimos escribir el relato. Seguro que es imparcial y dice que es mejor el mío. A lo que iba. En esta ocasión teníamos intereses comunes. Bueno, mas bien uno. La bicicleta. Acepté tus consejos sobre cogerme una u otra y escuché antentamente cuando me decías como debía llevarla. Por cierto, recuérdame donde puedo encontrar el vídeo para graduar la altura del sillín. Lo dicho, quedamos algún día mas con los pequeños que se seguían acordando de tu mascota y compartimos alguna que otra confidencia. No estaba pasando por una buena racha y tus palabras me ayudaron a no caer en un pozo. He dicho antes que alguna vez te he odiado, cosa muy buena porque he odiado a todos los amigos y amigas a las que quiero de verdad. Tu sinceridad hay veces que roza lo desagradable, pero en fondo se que tienes razón aunque no siempre te la de. Con el tema bici me has metido mucha caña y ahora que anímicamente estoy mejor espero poder cogerla mas.


   Venga, unas líneas sensibleras. Gracias, Jorge, por estar ahí siempre. Se que cuento con tu apoyo aunque no siempre estés deacuerdo con mis decisiones. Cuando caigo tu mirada no muestra reproche, sino ayuda. Se que aunque volvamos a estar años sin hablarnos seguirás estando ahí cuando lance un "sos".  Y también se que vas decir que he repetido muchas veces "se que" pero me da igual. Quiero que sepas, por si no lo sabes, que yo también estaré ahí para lo que necesites. Desde aqui, mi pequeño espacio, te mando un beso fuerte y un abrazo mas fuerte aún.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario