martes, 22 de abril de 2014

COSAS DIFÍCILES QUE NO TIENEN DIFICULTAD

  El título refleja a la perfección el contenido de la entrada.

    Voy a comentar las pequeñas tareas domésticas. Hacer la comida, la compra o tender la lavadora. No diré que es un rollo hacerlas, que lo es, sino que iré un paso mas lejos. Afirmaré que son cosas que no requieren esfuerzo pero que hay ocasiones en las que cuesta mucho hacerlas. Al igual que otras como levantarse de la cama o dormir en ella por la noche. ¿He despertado tu curiosidad? Me alegro, si no es así, sigue leyendo, seguro que en algún momento te ves reflejado o reflejada en las líneas que siguen.
   El amor, el desamor, el amor hacia uno mismo. Tal vez ese sea el orden en el que las cosas dejan de pedir un esfuerzo sobre humano, para luego convertirse en retos y de nuevo pasan a ser una tarea mas. Quien mas quien menos ha convivido con una pareja. "Cariño, ¿qué cenamos hoy?" Es una pregunta que todo el mundo o ha dicho,  oído, o incluso ambas. Cuando la relación se acaba se acaba la pregunta. Lo piensas y toca poner manos a la obra. Cuesta cocinar para uno cuando durante algunos meses lo has hecho para dos. Llega el día en el que te ves dueña y señora de tu cocina. Hoy toca comer lo que te apetezca cocinar. Vale, si, durante los primeros días después de la ruptura generalmente no apetece mucho ponerse el delantal, pero llega el momento en el que toca hacerlo. Coges aire, sacas la cazuela o la sartén y con la nevera abierta decides sobre la marcha. Sin saber como llega el momento en el que no te supone ningún esfuerzo hacerlo, y es cuando te das cuenta que vas por el buen camino, que ya estás curando las heridas que dejó abiertas el desamor.


   Hacer la compra. He de reconocer que a mí me ha costado alguna que otra lágrima mal disimulada coger los alimentos de las estanterías para hecharlos al carro. Cuando te acostumbras a hacer algo con una persona el hacerlo sola complica un poco mas la sencilla tarea. Podría hacer la compra por internet y que me la trajeran a casa, pero esa no habría sido la solución. En vez de ello fui a "nuestro" súper mercado y el otro día me di cuenta de que ya no dolía pasar por caja. Bueno, si dolía porque cada día con mas dinero compro menos cosas, pero eso no tiene nada que ver con la añoranza.


Tender la ropa y no ver la ropa interior o el pijama de la persona con la que has dormido cada noche también es un paso que hay que dar para que cada vez duela un poquito menos y la tristeza poco a poco deje de oprimir el corazón. En sí el simple hecho de tender la ropa es una tontada, objetivamente es algo que no cuesta un gran esfuerzo. Pero cuando no tienes un buen día, hasta  levantarse de la cama cuesta mucho.


   Sólo he puesto tres ejemplos de cosas sencillas pero que requieren toda nuestra atención para realizarlas cuando no estamos bien. En el amor y en el desamor es donde se ve mejor esto. Pero cuando pasamos por una mala racha también nos damos cuenta de ello. En todo caso, lo importante es seguir caminando, continuar haciendo esas cosas que nos duelen e intentar hacer cosas nuevas que nos aporten momentos de alegría para contrarestar la tristeza sentida minutos antes. Tal vez sintamos que solos no podemos hacerlo. No pasa nada, siempre habrá alguien dispuesto a echarnos una mano y nos acompañará a comprar o nos sacará de casa un sábado por la noche para ir de fiesta o un domingo por la mañana para ir de excursión. Desde aquí quiero mandar un besazo a todas aquellas personas que han hecho eso por mi y a día de hoy siguen estando ahí. Porque los amigos no solo están en los malos momentos sino también en los buenos. Gracias por leerme.





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