miércoles, 26 de mayo de 2010

SOLEDAD



Hace mucho, mucho tiempo, cuando sólo había dos canales y los porteros vivían el las porterías de los edificios, yo estaba sola. Mi habitación era mi refugio por las tardes. Deberes de matemáticas y un viejo walkman prestado eran mis entretenimientos. Cadena dial siempre sonaba a través de los auriculares mientras mi imaginación vagaba. Soñaba con ser otra persona, aunque fuera por tan sólo unas horas. Vivir otra vida, tener otros padres, tener hermanos... Me dio por escribir, y en mis relatos los protagonistas sufrían, siempre eran relatos cargados de tristeza y soledad. Poco a poco esa etapa la fui dejando atrás. Aparecieron nuevas cadenas y sin a penas darme cuenta me encontré viviendo en una residencia de estudiantes. Allí no tenías mis tardes de libros y música. Siempre estaba acompañada. Lo pasé mal. Cuando una persona lleva algo así como seis años sola el verse de pronto rodeada de gente a todas horas... es un cambio brusco. Todo eso ya pertenece al pasado.
Ahora apenas escribo, no tengo toda la tarde para mí, pero cadena dial sigue siendo mi emisora favorita y sigo disponiendo de varias horas para mi uso y disfrute. He cambiado un viejo cuaderno por un ordenador y ahora mis amigas no leen mis relatos en papel, sino a través del blog. Ya no escribo relatos, escribo capítulos de mi vida. Pero si hay algo que no ha cambiado en todos estos años es la soledad. El sentimiento de vacío, el sentir que me falta algo, las ganas de leer bonitas historias de amor con final feliz. Sé que debo acostumbrarme, que cuanto mas tarde peor lo pasaré, pero no es algo que pueda decidir por mí misma. Podría estar todo el día haciendo cosas, llegar a la cama tan cansada que ni tuviera fuerzas para pensar, pero eso sólo sería un parche. Tengo que vivir con ello.
Lo cierto es que no sé muy bien como finalizar esta entrada, así que simplemente pongo la última palabra que hay escrita en cada libro que leo. FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario