domingo, 16 de julio de 2017

VALIENTE

En esta ocasión hablo de cuándo soy valiente y cuándo lo soy menos.

   Yo soy muy valiente. Súper valiente. La mujer más valiente del mundo mundial. Aunque pueda sonar irónico, no lo es. Es real como la vida misma. Eso sí, con un matiz. Soy así en el sofá de mi casa. Luego ya, cuando me enfrento a la situación... La cosa hay veces que cambia un poco.

   En el sofá donde me encuentro ahora es donde viajo a través del mundo de la fantasía. Aquí es donde desarrollo la mayoría de los relatos y entradas de blog como esta. Soy capaz de verme viviendo en una casa el doble de grande que la mía con el chico que me gusta, los pequeños y un pequeño zoológico. Sólo hay unos pequeños detalles, tengo alergia, no tengo pasta para una casa más grande y en cuanto a mi corazón prefiero no hablar. En esta ocasión no quiero hablar de amor.

   Desde mi sofá me enfrento a situaciones que me dan miedo, como ir al dentista o subir por una cuerda de nudos. Me siento invencible. Y cuando me tumbo aún lo soy más. En posición horizontal los sueños campan a sus anchas. Sueños en los que las cosas no son como son, sino como quiero que sean. Y todo es gracias a mi valentía.

   Qué fácil se ve todo desde aquí. Qué cómodo es engañarme a mí misma con frases como "no tengo miedo a esta situación",  "cuando me vea en este dilema actuaré de forma diferente", "le voy a decir que no me gusta" o "le voy a decir que le quiero".

   Es muy bonito el mundo de los sueños, el de la fantasía. Es maravilloso cómo nos podemos autoconvencer de cosas que sabemos que no son así en el mundo real. Es mágico sentir emociones con tan sólo visualizar una escena.

   Fuera de mi sofá, no soy tan valiente. Bueno, en realidad sí pero las cosas son un poco, o un mucho más difíciles. Lejos de la comodidad que él ofrece me cuesta un poco o un bastante más hacer frente a mis miedos. Cuando no estoy sentada, no tengo que autoconvencerme de nada, porque la realidad se muestra ante mis ojos.

   Pero a pesar de todo, aunque el mundo de los sueños y de la fantasía se evaporen. Aunque el mundo real no tenga nada que ver con las cosas de las que me intento autoconvencer y no sienta las emociones que deseo sentir. A pesar de todo ello y de no ser tan valiente lejos de mi sofá, me quedo con lo que hay fuera. Agradezco enormemente esos momentos de ilusión y alegría. Pero no hay nada comparable a la sonrisa de una persona real, a una caricia, un beso o una lágrima que arde en la mejilla.

   Aunque lejos de mi sofá sea menos valiente, me encanta la vida que tengo. Me gusta ese miedo que parcialmente me bloquea y luego me empuja. Disfruto con los retos de cada día, porque sé que soy capaz de superarlos todos. Y sólo cuando me veo superada por los problemas o necesito escribir un relato, acudo a mi sofá. Este sitio mágico que me permite cargar las pilas.

   ¿Y tu sitio mágico cuál es? Seguro que tienes un lugar al que acudes cuando las cosas no te van del todo bien. Si te apetece, cuéntamelo y compartimos experiencias. Gracias por estar ahí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario