jueves, 14 de diciembre de 2017

HAY DÍAS... Y DÍAS

Entrada donde hablo de tristezas... y alegrías.

   Hay días que saben a sal. A la sal de las lágrimas. Lágrimas que resbalan mejilla abajo y dejan un sabor amargo en los labios. Unos labios que intentan sonreír y no saben cómo.

   Hay días en los que no te levantarías de la cama. Una cama que vela por tus sueños. Unos sueños que esos días se ven lejanos por culpa de las lágrimas.

   Hay días en los que la tristeza, la rabia y la frustración se unen y causan dolor. Un dolor profundo contra el que intentas luchar. Una lucha perdida porque las fuerzas no te acompañan. Unas fuerzas debilitadas por las lágrimas.

   También hay días en los que la alegría llama a tu puerta. Una puerta que abres despacio, como con miedo. Miedo porque ayer la tristeza estaba ahí, al otro lado.

   También hay días en los que la vida aparece ante nuestros ojos llena de colores. Colores como el rojo, el azul o el  verde aparecen ante nuestros ojos. Unos ojos que también sonríen. Y sonríen porque han visto a la alegría al otro lado de la puerta.

   Hay días en los que todo sale bien, en los que nos alegramos de tener vida. Una vida que es un camino. Un camino llevo de sensaciones. Sensaciones tristes que necesitamos para valorar las sensaciones alegres.

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