lunes, 16 de enero de 2012

DEDICADO A TRES PERSONAS

Hay momentos en la vida en los que te planteas si sirve de algo ser buena persona. En mas de una ocasión te llevas muchos palos y ello hace que tus ganas de escuchar y comprender al que tienes al lado mengüen por momentos. Bueno, pues ayer recibí mi recompensa. Dos personas me dieron las gracias, una por haberle ayudado y otra por escucharle y escribir unas palabras de ánimo. Mas tarde una tercera persona me dijo que ojalá me hubiera conocido diez años antes. ¡¡No cabía en la cama cuando me metí!! Estaba hinchada, me sentía orgullosa. Realmente siento que no he hecho nada, simplemente estar ahí y mostrarme tal y como soy. Soy una persona a la que le gusta escuchar y ofrecer un punto de vista diferente. Decir lo que pienso, enfadarme cuando noto que alguien tiene la autoestima baja o contar mi experiencia hace que la gente que lee mis letras sienta que hay algo mas... algo que tal vez no sea como lo esta viendo. Es duro estar en el fondo de un pozo y muy fácil desde arriba gritar palabras de ánimo. Al igual que todas y cada una de las personas que lee estas letras, yo he estado ahí abajo. En un sitio donde sólo se ve oscuridad, notas el frío de las paredes y sientes como el corazón se va a romper en pedazos sin que puedas hacer nada por evitarlo. En esos momentos sólo lloro, con un llanto que parece no tener fin. Intento buscar explicaciones a cosas que no la tienen ni la tendrán jamás. Lo que necesito cuando estoy ahí es un par de oídos, alguien que me escuche y poco a poco seque las lágrimas que resbalan a toda velocidad por unas mejillas coloradas. No siempre hay alguien y alguna que otra vez he pasado el ataque de llanto sola. Cuando se pasa y las lágrimas se secan es el momento de evadirme, de pensar en otras cosas, de hacer algo, lo que sea, cualquier cosa que me haga feliz. La vida no es fácil, eso lo sabemos todos, y tal vez por lo consciente que soy de ello, procuro animar a la persona que intuyo no está pasando por un buen momento. Desde fuera los problemas no son tan graves y utilizo eso a mi favor para dar unas palabras de ánimo y hacer ver que realmente las cosas malas no son tan malas. Es justo ese en el momento en el que pongo delante de sus narices las virtudes que tiene. Da igual si conozco a la persona desde hace un mes o unas horas, con tan sólo unas letras puedo intuir el fondo de la persona que las escribe. Si, desde luego que me equivoco y lo haré. Pero a pesar de ello seguiré confiando en la gente. Y cuando me plantee si merece la pena o no ser buena persona, recordaré vuestras letras de agradecimiento. Desde mi pequeño espacio personal, yo también os doy las gracias ya que por vosotros seguiré luchando para ser día a día mejor persona.

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