viernes, 21 de abril de 2023

NO ME JUZGUES, RESPÉTAME

   Entrada en la que hablo sobre las decisiones de las madres.


   Hoy voy a hablar de las madres. Quiero comentar que, en demasiadas ocasiones, no se les trata como se merecen. Romperé una lanza a favor de todas esas decisiones que toman y que son juzgadas y criticadas por ellas. Por favor, respeto. No voy a pedir empatía porque no está al alcance de todo el mundo. Pero respetar sin juzgar sí lo sabemos hacer. Sólo hace falta querer hacerlo.

   Una mamá no quiere visitas en el hospital. ¡Genial! No hay problema. ¿Por qué nos molesta? Pero antes de llegar al hospital, vamos al embarazo.

   No siempre se consigue a la primera. Y cuando se consigue no siempre llega a término. Hay veces que hay que acudir a la ciencia para conseguir las dos rallitas. Desde que dos personas,  o una, decide tener un bebé hasta que le tiene en brazos, puede pasar de 10 meses (1 de búsqueda) hasta 10 ó 15 años e incluso más. ¿Te haces a la idea del sufrimiento que lleva esa mujer a sus espaldas?

   ¡Conseguido! Tenemos dos rallitas y/o un análisis de sangre que nos dice que vamos a ser mamás. Ahora empieza lo bueno. Hay algunos que son una bonita experiencia (mi más sincera enhorabuena) y otros que son una pesadilla. No a todo el mundo le pasa todo, pero en muchas ocasiones parece que nos ha mirado un tuerto mientras pasábamos debajo de una escalera después de romper un espejo al cruzarnos con un gato negro. Traducido al embarazo. Náuseas, vómitos, mareos, dolores de cabeza, tensión alta, ciática. También podemos tener problemas de salud previos como migrañas o dolor dental que nos impiden tomar nuestra medicación habitual. Y no me olvido de lo que nos puede pasar durante el embarazo como riesgo de preclamsia, sangrados, hematomas, placenta previa, diabetes gestacional. En definitiva, nos pasamos 9 meses con el alma en vilo y preocupadas porque nuestro bebé esté sano. Contenemos la respiración con cada ecografía hasta que el médico nos dice que todo está bien. Y cuando tuerce el gesto, se nos para el corazón y la preocupación nos acompaña el resto del embarazo.

   Si una embarazada te está contando que lo está pasando mal, no le digas que disfrute de su embarazo. De verdad, no lo hagas. Porque esa mujer no le va contando a todo el mundo que tiene insomnio o que lleva fatal no poder comer un alimento o que el médico le ha dicho que la va a volver a ver en 15 días por un sangrado. Si te dice que vomita 2 veces al día o que la acidez no le deja dormir, escúchala. Y como te hable del miedo a perder a su bebé porque hace una semana tuvo un sangrado o tiene un hematoma, no minimices su miedo. Es muy dura esa batalla interna de la esperanza contra el miedo.

   ¡Llegamos al final del embarazo! Nos hemos convertido en una pelota incapaz de atarnos los zapatos y que es incapaz de estar más de 3 horas sin ir al baño. Por no hablar que la labor de respirar se complica, la postura cómoda para dormir no existe e incluso la acidez y/o los vómitos son diarios. Ahora viene algo divertido. Nos hemos enamorado de nuestro bebé. Ese ser que va a ser futbolista y que le tiene manía a nuestra vejiga, por los golpes que le da. Tenemos ganas de conocerle y de achucharle. Pero esto no es lo divertido, es el parto. Aquí se nos abre un abanico. Nos ponemos de parto o nos lo inducen, vía vaginal o cesárea, cesárea de urgencia o programada. Hay mujeres que tienen un parto bonito y rápido (enhorabuena, chicas) y otras que sufren todo tipo de contratiempos y ese momento se convierte en algo traumático.

   Volvemos a lo que decía al principio. ¿En serio os vais a molestar porque una madre no quiera visitas en el hospital? Yo creo que esa mujer que lleva sufriendo 9 meses de embarazo y varias horas de parto, se merece decidir si quiere tener la habitación llena de gente o no. Igual que si decide dar biberón, pecho o lactancia mixta. No somos nadie para meternos en su decisión.

  Por favor, preguntemos. ¿Necesitas algo? ¿Quieres un tupper de comida casera? ¿Te parece que el próximo día te traiga (inserte aquí cualquier cosa)? No vamos a imponer nuestro criterio. "Qué mala cara tienes" "Trae que te cojo al bebé" "Mañana me quedo a dormir en el hospital" "Deberías darle el pecho/biberón". Venga, que la mamá ya tiene bastante con todo lo que ha pasado y no necesita ese tipo de comentarios. Vamos a respetarla como si acabara de dar vida a un ser humano, que es justo lo que acaba de hacer.

   Del postparto, las molestias y dolores y las noches sin dormir o la casa sin recoger, hablamos otro día. 

   ¡Gracias por tu tiempo!

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